Dios santoooo... los dos sienten una gran atracción. ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
Alec Al regresar a mi asiento, la impotencia me aplasta como si fuese una pesada roca. Se supone que debí mantener las distancias al menos algunos días y sorprenderla con la guardia baja, pero lo único que conseguí al verla marcharse fue desesperarme y reiterarle que ella es mía, que nunca va a dej
Aria Los proyectos que Alec me presenta me parecen muy buenos, pero no me convencen del todo. No obstante, no se lo hago saber de inmediato, sino que sigo inmersa en la lectura de los documentos hasta que llego a un centro de educación para niños de cualquier clase social y en donde puedan explotar
Ethan Por más que intento explicarle a Juliett, que fue la pobre desdichada que escuchó el grito de Alec, no puedo convencerla de que su madre no trabaja para un señor monstruo. ¿Cómo hacer entender a una pequeña de dos años eso? Es imposible. —Quiero a mami —solloza, todavía asustada. Jack y Al
No puedo evitar sonreír. Yo sé que tanto él como Aria me aceptan por completo como soy y que me aman, pero escucharlo siempre me pone de buenas. Al fin tengo una familia y no puedo perderla. —Tú también eres mi hermano, completo, ricitos de oro. —¡Imbécil! —me grita y me da un puñetazo leve en el
Aria Después de aquel desagradable momento, intento salir corriendo de la oficina, pero Alec me detiene por el brazo. —Vamos a almorzar juntos hoy —me advierte. —No, preferiría que no —contesto—. Esto…—¿Te asusta que todavía lo tenga? —me pregunta con una tranquilidad abrumadora. —He de admitir
Natasha Al pasar la puerta de aquel hotel de paso, la ropa comienza a salir disparada hacia cualquier sitio de la habitación. Los dos somos conscientes de que no puede haber penetración, pero para mí no es necesario, solo quiero sentirlo. Ethan me besa como nunca, completamente feliz por lo que aca
Aria Cuando por fin llega la hora de la salida, siento un alivio en todo mi ser, el cual rápidamente se ve ensombrecido por el hecho de que debo llevar mi contrato firmado. Por la cabeza se me pasa la idea de llevarlo al departamento jurídico, que es donde debí haber firmado esto, pero tengo el pre
Alec —Se han dirigido a un pueblo llamado Ravenswood —me informa John, horas después de que mandó a seguir a Aria—. Pero no he podido avanzar hacia la zona de la propiedad en la que vive, ya que es privada. —Pero te dijeron que los Elwood viven ahí —insisto. —Sí, señor. Son una familia querida en