Su noche tierna antes de que ella decida partir, esos recuerdos van a doler... ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar votar y dejar tu reseña
AriaMi jefe se queja demasiado por el libro que le leo, pero termina adormecido y preguntando cosas que no le hacen demasiado sentido. Es bastante divertido verlo así, pero al mismo tiempo me duele demasiado, ya que sé que mi amor es unilateral y que, aunque fuera correspondido, nunca será suficien
AlecCuando Aria se marcha, recojo todas las cosas que me ha dado y las examino. Son objetos comunes, que nunca se me pasaría por la cabeza tomar si las viera en cualquier sitio, pero ahora tienen un significado demasiado profundo para mí. No entiendo del todo por qué ha aceptado dejármelas, pero me
—Sí, de acuerdo.Mi madre jala la silla de ruedas de Natasha y por fin se la lleva. El doctor Blake no tarda en entrar a revisarme, para lo cual me pide que me siente en la cama, la cual ordené sin esperar a que viniera alguna mucama para hacerlo. Odio esperar a que hagan las cosas por mí, menos con
AriaNo despego la mirada de la ventana en todo el camino, pero no estoy consciente de nada de lo que pasa afuera del auto. No dejo de pensar en mi jefe recibiendo a su novia, negando por milésima vez que estuvo con alguien, o sea, conmigo. No es lógico desear que tenga un arranque de locura y les d
—No.—Entonces, déjalo ya. No acudas en su ayuda.—Está bien. El lunes me iré y él no sabrá más de mí, aunque me preocupa que te...—Yo sé bien lo que le voy a decir —gruñe—. Lo voy a mandar a la m****a. Le diré que se olvide de que exististe.—Solo dile que me fui, que no sabes dónde estoy y que te
AriaDurante el resto del sábado y el domingo no hice otra cosa más que elegir muy bien lo que me llevaría, y ahora estoy aquí, a punto de cerrar mi maleta con todas las cosas que me costó elegir. Tengo tal vez un apego demasiado fuerte con mi ropa, pues algunas cosas las he tomado del clóset de mam
—Está bien. Me voy a mantener fuerte por ti y esos trillizos sorpresa que tienes dentro. Pero tienes que decirles que soy su tío favorito.—Por supuesto que sí.—Y si son niños, diles que heredaron su gran tamaño de mí —añade—. Y no me refiero a la altura.—Eres un asqueroso —gruño, pero al instante
AlecAria entra en la oficina después de unos cuantos minutos, pues ha acomodado sus cosas sobre el escritorio. Aquella espera me vuelve loco, pero resisto todo lo que puedo. No voy a tardar en hacerle saber cuán molesto estoy por sus equivocaciones recién iniciada la mañana; la mañana del día en qu