Uy, lo sospecha... ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar votar y dejar tu reseña
AriaNo despego la mirada de la ventana en todo el camino, pero no estoy consciente de nada de lo que pasa afuera del auto. No dejo de pensar en mi jefe recibiendo a su novia, negando por milésima vez que estuvo con alguien, o sea, conmigo. No es lógico desear que tenga un arranque de locura y les d
—No.—Entonces, déjalo ya. No acudas en su ayuda.—Está bien. El lunes me iré y él no sabrá más de mí, aunque me preocupa que te...—Yo sé bien lo que le voy a decir —gruñe—. Lo voy a mandar a la m****a. Le diré que se olvide de que exististe.—Solo dile que me fui, que no sabes dónde estoy y que te
AriaDurante el resto del sábado y el domingo no hice otra cosa más que elegir muy bien lo que me llevaría, y ahora estoy aquí, a punto de cerrar mi maleta con todas las cosas que me costó elegir. Tengo tal vez un apego demasiado fuerte con mi ropa, pues algunas cosas las he tomado del clóset de mam
—Está bien. Me voy a mantener fuerte por ti y esos trillizos sorpresa que tienes dentro. Pero tienes que decirles que soy su tío favorito.—Por supuesto que sí.—Y si son niños, diles que heredaron su gran tamaño de mí —añade—. Y no me refiero a la altura.—Eres un asqueroso —gruño, pero al instante
AlecAria entra en la oficina después de unos cuantos minutos, pues ha acomodado sus cosas sobre el escritorio. Aquella espera me vuelve loco, pero resisto todo lo que puedo. No voy a tardar en hacerle saber cuán molesto estoy por sus equivocaciones recién iniciada la mañana; la mañana del día en qu
—Ven aquí —le digo mientras le subo la falda para que pueda subirse a mí.Aria entiende mis intenciones y da un salto para subirse. Lo hace de una forma tan hábil que me excita aún más. Ella es demasiado flexible y ligera, lo cual me facilita cualquier posición sexual que se me ocurra.Al llegar al
Aria Cuando salgo de la oficina, todavía me tiemblan las piernas y tengo el sabor del señor Elwood en mis labios y su olor en toda mi piel. Este encuentro ha sido uno de los más calientes y apasionados que hemos tenido y me confunde como nunca, al grado de que me planteo si irme es lo mejor que pue
Las náuseas se apoderan de mí en cierto momento, pero lo disimulo bajando la mirada. Empiezo a sospechar que el señor Elwood tiene cámaras por todos lados, ya que de otro modo no me explico cómo es que supo de mi conversación con Harry.—Necesito que pida el almuerzo, Mills —me dice el señor Elwood