Después de empacar algunas cosas personales más en mi maleta, me pongo mi mejor abrigo, el gorro y otra mascarilla del paquete que Stacy dejó en la mesa. Antes de irme decido tomar una para el señor Elwood. La va a rechazar, yo lo sé, pero debo estar prevenida.—¿Vas a irte? —me pregunta Stacy salie
Alec Sin decir una sola palabra, observo cómo Aria me ayuda a desvestirme para meterme en la bañera que me preparó, así como yo hice con ella. Debería decir que no me siento tan mal como aparento, mucho menos desde que ella llegó, pero no quiero decir absolutamente nada para no arruinar el momento
AriaEl baño se termina cuando noto que la temperatura del señor Elwood ha bajado un poco y que lo veo menos enrojecido. Me alegra mucho verlo mejor y mucho más que, a pesar de sentirse mal, también tiene cuidado conmigo. No nos vamos a la cama hasta que me seca por completo. Esta vez no me he moja
AriaMi jefe se queja demasiado por el libro que le leo, pero termina adormecido y preguntando cosas que no le hacen demasiado sentido. Es bastante divertido verlo así, pero al mismo tiempo me duele demasiado, ya que sé que mi amor es unilateral y que, aunque fuera correspondido, nunca será suficien
AlecCuando Aria se marcha, recojo todas las cosas que me ha dado y las examino. Son objetos comunes, que nunca se me pasaría por la cabeza tomar si las viera en cualquier sitio, pero ahora tienen un significado demasiado profundo para mí. No entiendo del todo por qué ha aceptado dejármelas, pero me
—Sí, de acuerdo.Mi madre jala la silla de ruedas de Natasha y por fin se la lleva. El doctor Blake no tarda en entrar a revisarme, para lo cual me pide que me siente en la cama, la cual ordené sin esperar a que viniera alguna mucama para hacerlo. Odio esperar a que hagan las cosas por mí, menos con
AriaNo despego la mirada de la ventana en todo el camino, pero no estoy consciente de nada de lo que pasa afuera del auto. No dejo de pensar en mi jefe recibiendo a su novia, negando por milésima vez que estuvo con alguien, o sea, conmigo. No es lógico desear que tenga un arranque de locura y les d
—No.—Entonces, déjalo ya. No acudas en su ayuda.—Está bien. El lunes me iré y él no sabrá más de mí, aunque me preocupa que te...—Yo sé bien lo que le voy a decir —gruñe—. Lo voy a mandar a la m****a. Le diré que se olvide de que exististe.—Solo dile que me fui, que no sabes dónde estoy y que te