Ethan está decidido a cortar de tajo todo... ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
AriaApenas y puedo creer que todo esto esté pasando, pero de todos modos me dirijo hacia el despacho para hablar con Julia, cosa que veo más que necesaria para poder entender el comportamiento de mi hermano, el cual no quiso desayunar con nosotros cuando lo que más ama es compartir con la familia.—Natasha técnicamente perdió un embarazo, solo que no había un bebé —me informa—. Alisson va a publicar que ella perdió un hijo para intentar herirte, pero no es así. —¿Un embarazo sin bebé? ¿Tan solo el saco o algo así? —pregunto, sintiendo pena por ella.—No, lo que ella tiene se le conoce como embarazo molar. Es un tumor a causa de un embarazo que no se dio. En fin, no vamos a ponernos técnicas.—Ese bebé era de Alec, ¿cierto? —pregunto nerviosa. —Podría ser de Ethan. Natasha llevaba meses sin periodo menstrual, querida. El médico me tiene bien informada. Pero no te puedo mentir, el embarazo pudo haber sido a causa de cualquiera de los dos. Bajo la cabeza, asintiendo. Me encantaría que
AriaViajar tantas horas por carretera y luego en avión me tiene agotada, pero al mismo tiempo no creo ser capaz de dormir. La idea de volver a ver a mi madre, y en circunstancias lamentables, me tiene con los nervios destrozados y con ideas bastante retorcidas sobre no querer vivir esto. Amo a mi madre, daría lo que fuera para que estuviera bien, pero odio sentir este dolor, odio saber que voy a perderla otra vez.—Aria, ¿estás bien? —me pregunta Ethan cuando estamos en camino a aquel hospital.La ciudad es bastante gris y con poca población. Esta es la clase de lugar en donde no pareciera poder florecer nada, ni siquiera el buen humor.Es como un mundo paralelo a Ravenswood.—No, ¿y tú? —le digo en voz baja para no despertar a mi padre, quien está durmiendo por lo agotado que está.Durante estos días no solo ha tenido que venir aquí, sino que está cumpliendo a cabalidad con su papel de abuelo. Los niños, incluso hasta Alec, lo han aceptado demasiado bien y les agradan todas las histo
Alec La semana que debo esperar es completamente espantosa y durante el transcurso de esta me pregunto muchas veces si voy a poder sobrevivir. La primera cosa que descubro cuando puedo librarme un poco de Natasha para irme a «descansar», es que Jackson ni su familia están en casa. Cuando voy en busca de sus familiares, estos están reacios a decirme a dónde se fueron, y me echan ofendidos de aquella tienda cuando les ofrezco dinero para que me faciliten la información. Todo esto me confirma de nueva cuenta que Jackson y su mujer siempre lo supieron todo y solo fueron los malditos cómplices de Aria. Mi propia familia también lo supo siempre y, aunque nadie tenía por qué ayudarme porque siempre negué a Aria, me siento traicionado. Parte de mí se cuestiona si habría hecho algo para ayudar a la abuela o a Ethan, y me desespera pensar que no es así y que yo me he labrado de una forma espantosa mi destino. No soy dado a asumir mis culpas, pero las circunstancias y todo mi dolor me est
EthanCuando veo que Aria se tarda más de lo normal en salir, comienzo a preocuparme, sobre todo al verla salir a ella y ver entrar al personal médico. —¿Qué fue lo que pasó? —le pregunto a Aria, quien está llorando y no puede hablar—. Aria, ¿le pasó algo a nuestra madre? —Ella… Ella… Aria se echa a llorar de nuevo y me abraza, lo que no me da buena espina y hace que mi corazón se acelere tanto que me arde el pecho. ¿Mi madre ha muerto sin que yo pueda entrar a verla? No me extrañaría, mi vida siempre ha sido una mierda en ese sentido, se lleva todo lo bueno que me puede suceder. Es por eso que cuido de la abuela y de Aria y a mis sobrinos con mi vida, también procuro la relación con Jackson. Ellos son lo único bueno que tengo y no los quiero perder. La familia Mills es la mía, por fin me siento parte de algo, aunque legalmente no sea así. —Aria, por favor, dime lo que ha pasado —insisto sin soltarme de su abrazo. —Mamá se despertó —me suelta—. Los doctores la quieren revisar, p
Aria Mientras me estoy lavando los dientes, el corazón me palpita con fuerza. Voy a volver a verlo, en la oficina, pero lo voy a volver a ver. Y el hecho de estar en mi casa antigua es lo que me pone más nerviosa y tengo una sensación desagradable de déjà vu. La situación no es igual a hace dos años, desde luego, pero la inquietud en mi pecho es más fuerte. Me he puesto este vestido para darme seguridad, pero lo único que consigo es sentir que las piernas me tiemblan. —Tengo que hacerlo por mamá —susurro cuando termino de cepillarme los dientes—. Sé fuerte, Aria, tienes que ser fuerte.Luego de guardar mi cepillo en la bolsa, me retoco el maquillaje, el cual no es exagerado, aunque sí algo más cargado que el que usaba para ir a trabajar en el pasado. Recuerdo que a Alec le gusta más que sea sencilla, así que esto es lo contrario y lo que me hace sentir mejor a mí. Salgo de la habitación y todavía noto el aroma del rico tocino que mi hermano me dio para el desayuno. Hemos tenido q
AriaEl silencio que sigue a mis palabras es aterrador, pero me mantengo serena y me siento de forma propia. Al voltear a ver a Ethan, este me está sonriendo con orgullo y me acaricia la cabeza de manera cariñosa.—Oye, me despeinas —me quejo riendo.Dejo de hacerlo cuando escuchamos el golpe que le da Alec a la mesa. Este ha pasado de estar pálido a estar enrojecido. La ira en sus ojos me hace pensar que de un momento a otro le saldrá humo por las orejas.Creo que no le ha gustado la propuesta. —¿Cómo se te ocurre proponer a esta mujer? —dice Alisson, incrédula—. Está de más decir que yo voy a votar en contra.—Lo que yo creo es que la señorita Mills debería sentarse en otro sitio si tiene tantos deseos de formar parte de la empresa y ocupar un cargo tan importante —dice Alec, mirándome con tanto odio que, si las miradas mataran, ya estaría pulverizada. —Señora Elwood —le aclara Ethan.Esta vez Natasha aprieta los puños y ya no disimula sus malas miradas hacia Ethan. Ella luce tan
Alec En cuanto Garrison entra en la oficina, le pido que cierre la puerta. Él, solicito, lo hace, y entonces me acerco a él para tenerlo frente a frente. El hombre de mediana edad se pone nervioso y traga saliva. —¿Cuánto quiere para marcharse de aquí y desaparecer después de la reunión? —le pregunto.—S-Señor Elwood, ¿de qué habla? —Dígame qué cantidad quiere —insisto—. Dígalo y la tendrá, pero usted va a irse y a renunciar a ser el asesor financiero de mi madre después de esto. No quiero correr riesgos. —Señor Elwood, no estoy entendiendo nada, ¿no se supone que…? —Usted elija: o una vida bien acomodada o quedarse sin la vicepresidencia y ser un simple asesor financiero —contesto—. Piénselo muy bien, porque esta oferta no se repetirá. Él traga saliva de nuevo, haciendo un desagradable sonido. Aun así, espero paciente a su respuesta. Necesito que se largue para que mi madre no insista en que lo reconsidere cuando tome mi decisión. —Me está ofendiendo, señor. —En ese caso… —C
AriaAlec intenta detenerme, pero al verme asesinarlo con la mirada él se aleja, frustrado.—Tú y yo vamos a terminar esta conversación —me advierte Alec.Yo solo asiento, sin prestar realmente atención a sus palabras. Estoy en shock, sintiendo una mezcla de culpa, enfado conmigo misma y una frustración sexual que es difícil de describir.Estuve a punto de dejarme llevar y tener sexo con Alec.Me acomodo la ropa y camino hacia la puerta sin importarme mucho el que mi maquillaje esté mal. Julia hace una mueca al verme, pero su mirada la siento cómplice, por lo que la dejo pasar con tranquilidad, pues sé que no va a decir nada al respecto.—Estaba hablando con Aria —dice Alec desde el asiento principal del escritorio—. ¿Por qué vienes a interrumpir?—Lo siento —se disculpa Julia, quien va a sentarse en la silla en donde momentos antes Alec estaba dándome sexo oral.El asco que siento por mí misma es enorme, pero decido mantener mis emociones a raya e ignorar el temblor que me recorre el