En un abrir y cerrar de ojos, llegó el jueves, los días anteriores la comunicación entre Madeleine y Renán fue mínima, realmente él estuvo muy ocupado y ella se mantenía distante, respondiendo escuetamente a sus llamadas o mensajes, sin embargo, el Día de las Profesiones, estuvo frente a la casa de Maddy media hora antes de iniciar las clases.
Inexplicablemente Liseth amaneció con un poco de fiebre y malestar de estómago, aunque ya los niños le habían dicho que Renán también la representaría, tanto Maddy como Deyanira entendieron lo que le pasaba y aceptaron que se quedara en cama ese día, decidieron consentirla para hacerla sentir mejor.
Renán se acercó hasta la puerta, Deyanira le abrió y Maddy ya venía bajando las escaleras con los trillizos:
–Buenos
Renán se había perdido en sus pensamientos por unos instantes, cuando volvió en sí tenía tres rostros muy atentos a sus expresiones y en espera de respuesta. –Le cuesta responder y eso me preocupa –señaló Justin. –No campeón, no te preocupes, solo me perdí un poco en mis pensamientos respecto a tu madre –confesó Renán–. Les puedo asegurar que también estaré pendiente de su madre, la apoyaré y protegeré. –¿Por qué? –indagó Bayron cruzando sus bracitos y mirándolo con los ojitos entrecerrados. –Porque es su madre y s
Echó la cabeza hacia atrás apoyándose en el espaldar del asiento, esperando a que su corazón retomara un ritmo normal, no le fue posible formarse una imagen de Diane Stuart, aun cuando había visto su foto detenidamente, no estaba registrada en su mente, trataba de justificar su olvido con el hecho de que había sido sexo de una noche.Con el terrible descuido de no haber usado protección, tal vez por el hecho de que nunca se imaginó que la iba a necesitar justo el día de su boda, también la influencia del alcohol en su sistema aunado al dolor que atenazaba su cerebro contribuyó a que sus acciones no estuvieran revestidas de su habitual conducta cuidadosa, precavida y razonable.Pensó en Madeleine Lawson, una joven menor de veinte años con semejante responsabilidad, criar tres niños, sola, sin apoyo económico ni emocional; eso sí lo hacía sentir mal, a e
Renán cerró la llamada sin esperar respuesta de su abuelo y se adelantó para darle la mano a Maddy y ayudarla a ingresar al vehículo que seleccionó de su lujosa colección para ese día, un Rolls-Royce color beige y vino tinto, conducido por su chofer de siempre, pero que ese día vestía de esmoquin. –Buenos días –saludó al estar frente a ella–, ¿puedo decirte lo hermosa que luces? –Sí, puede hacerlo –respondió con frialdad. –En menos de una hora serás mi esposa, ¿seguirás tratándome así? –Lo pensaré.Ren&aacu
El resto del trayecto lo hicieron en silencio, pero, de nuevo, cada uno estaba sintiendo comodidad al lado del otro. Al llegar a la casa del lago se llevaron una grata sorpresa y recibieron una ruidosa bienvenida: –¡Vivan los novios! –gritó Alberto y les lanzó pétalos de flores. –¡Felicidades parejita! –manifestó Román. –¡Felicitaciones hermano, bienvenida cuñada! –expresó Paula Daniela.Renán los miraba a todos interrogantes hasta que lo entendieron. –El abuelo nos invitó –se excusó Alberto. 
Paula Daniela se acercó a Madeleine le dio un estrecho abrazo reconfortante, al mismo tiempo que le ofrecía su apoyo contra su madre y pedía disculpas por su desacertado proceder, tenía lágrimas en sus ojos cuando le dijo que la mejor noticia que había recibido era que los adorables trillizos son hijos de su hermano.A ellas llegaron Sienna y Kelsey para chocar sus copas con ella, también se les unió Deyanira, que le dijo: –Esas palabras del señor Viteri fueron muy emotivas, ¿algo pasó mientras yo llegaba hasta aquí? –Lo que pasó fue que la mamá de Renán se apareció despotricando como siempre, exigió que se anulara el matrimonio y terminó amenazando a su hijo con destituirlo de la empresa porque
Terminaron el baile y seguidamente la banda tocó una muy movida, a la pareja se unieron los trillizos, así que bailaron animadamente los cuatro, Maddy observaba de reojo a Renán ya que, tanto con la canción lenta como en ese momento, estaba demostrando que tenía muy buen ritmo musical y eso le atraía.Por su parte, él tenía la misma buena impresión sobre su esposa, al bailar con ella le resultó muy fácil conducirla, sentir el movimiento de la cintura y caderas de Maddy contra su cuerpo fue una dura prueba de resistencia, su mente se iba a sitios oscuros imaginándose a solas con ella, disfrutando de su vaivén sin que la ropa se interpusiera.Ahora estaban rodeados de los invitados, el abuelo Amadeo bailaba con Deyanira y Ernesto con la pequeña Liseth, Alberto y Román con sus respectivas parejas invitadas, Paula Daniela compartía a su esposo Víctor Hugo
Madeleine lloraba en silencio viendo aún el humo que desprendía su casa y repasaba mentalmente todo lo que había allí adentro y que ahora estaba totalmente quemado.Las llamas se propagaron rápidamente –comentó una persona–, porque yo iba pasando y vi humo saliendo de una ventana, toqué varias veces a la puerta y cuando no me atendieron, llamé al 911, no tardaron mucho tiempo en llegar, sin embargo, ya el fuego había crecido. –¿Usted avisó? –le interrogó Román. –Sí, toqué alarmado porque sabía que en esa casa vivían niños, a veces los veo los domingos en el jardín, yo vivo unas dos cuadras más adelante.
Paula Daniela reconoció el fracaso en su intento de hacer razonar a su madre, así que, luego de mirarla con lástima, giró sobre sus talones y salió del salón, no pudo evitar llorar de decepción y rabia por la intransigencia de Bianca Viteri.Cuando se encontró con su padre en la calle, se arrojó a sus brazos y sollozó: –¿Qué te dijo tu madre mi amor? –Nada nuevo papá, sigue siendo el monstruo de siempre.Víctor Hugo masajeó suavemente su espalda mientras aun estaba abrazada a su padre, él acababa de conversar con su suegro con quien se encontraba algunas veces en secreto para que compartiera con su nieta, ya que tanto Paula Daniela como él evitaban cualquier contacto de la niña con su abu