Renán cerró la llamada sin esperar respuesta de su abuelo y se adelantó para darle la mano a Maddy y ayudarla a ingresar al vehículo que seleccionó de su lujosa colección para ese día, un Rolls-Royce color beige y vino tinto, conducido por su chofer de siempre, pero que ese día vestía de esmoquin.
–Buenos días –saludó al estar frente a ella–, ¿puedo decirte lo hermosa que luces?
–Sí, puede hacerlo –respondió con frialdad.
–En menos de una hora serás mi esposa, ¿seguirás tratándome así?
–Lo pensaré.
Ren&aacu
El resto del trayecto lo hicieron en silencio, pero, de nuevo, cada uno estaba sintiendo comodidad al lado del otro. Al llegar a la casa del lago se llevaron una grata sorpresa y recibieron una ruidosa bienvenida: –¡Vivan los novios! –gritó Alberto y les lanzó pétalos de flores. –¡Felicidades parejita! –manifestó Román. –¡Felicitaciones hermano, bienvenida cuñada! –expresó Paula Daniela.Renán los miraba a todos interrogantes hasta que lo entendieron. –El abuelo nos invitó –se excusó Alberto. 
Paula Daniela se acercó a Madeleine le dio un estrecho abrazo reconfortante, al mismo tiempo que le ofrecía su apoyo contra su madre y pedía disculpas por su desacertado proceder, tenía lágrimas en sus ojos cuando le dijo que la mejor noticia que había recibido era que los adorables trillizos son hijos de su hermano.A ellas llegaron Sienna y Kelsey para chocar sus copas con ella, también se les unió Deyanira, que le dijo: –Esas palabras del señor Viteri fueron muy emotivas, ¿algo pasó mientras yo llegaba hasta aquí? –Lo que pasó fue que la mamá de Renán se apareció despotricando como siempre, exigió que se anulara el matrimonio y terminó amenazando a su hijo con destituirlo de la empresa porque
Terminaron el baile y seguidamente la banda tocó una muy movida, a la pareja se unieron los trillizos, así que bailaron animadamente los cuatro, Maddy observaba de reojo a Renán ya que, tanto con la canción lenta como en ese momento, estaba demostrando que tenía muy buen ritmo musical y eso le atraía.Por su parte, él tenía la misma buena impresión sobre su esposa, al bailar con ella le resultó muy fácil conducirla, sentir el movimiento de la cintura y caderas de Maddy contra su cuerpo fue una dura prueba de resistencia, su mente se iba a sitios oscuros imaginándose a solas con ella, disfrutando de su vaivén sin que la ropa se interpusiera.Ahora estaban rodeados de los invitados, el abuelo Amadeo bailaba con Deyanira y Ernesto con la pequeña Liseth, Alberto y Román con sus respectivas parejas invitadas, Paula Daniela compartía a su esposo Víctor Hugo
Madeleine lloraba en silencio viendo aún el humo que desprendía su casa y repasaba mentalmente todo lo que había allí adentro y que ahora estaba totalmente quemado.Las llamas se propagaron rápidamente –comentó una persona–, porque yo iba pasando y vi humo saliendo de una ventana, toqué varias veces a la puerta y cuando no me atendieron, llamé al 911, no tardaron mucho tiempo en llegar, sin embargo, ya el fuego había crecido. –¿Usted avisó? –le interrogó Román. –Sí, toqué alarmado porque sabía que en esa casa vivían niños, a veces los veo los domingos en el jardín, yo vivo unas dos cuadras más adelante.
Paula Daniela reconoció el fracaso en su intento de hacer razonar a su madre, así que, luego de mirarla con lástima, giró sobre sus talones y salió del salón, no pudo evitar llorar de decepción y rabia por la intransigencia de Bianca Viteri.Cuando se encontró con su padre en la calle, se arrojó a sus brazos y sollozó: –¿Qué te dijo tu madre mi amor? –Nada nuevo papá, sigue siendo el monstruo de siempre.Víctor Hugo masajeó suavemente su espalda mientras aun estaba abrazada a su padre, él acababa de conversar con su suegro con quien se encontraba algunas veces en secreto para que compartiera con su nieta, ya que tanto Paula Daniela como él evitaban cualquier contacto de la niña con su abu
Madeleine (Maddy) Lawson, corría usando todas sus fuerzas y con la angustia inundando su cuerpo, había recibido la llamada de una vecina a quien le pidió cuidar de su amiga Diane, ya que no se había sentido muy bien y estaba en el último trimestre de su embarazo; lamentaba haber perdido el autobús y no tenía dinero suficiente para un taxi, así que tomó la opción más viable.La acogió en su diminuto apartamento para estar más cerca del hospital; subió los escalones sin detenerse a tomar aliento, llegó jadeando al tercer piso y abrió la puerta bruscamente, encontró a su amiga tendida en el sofá con la vecina colocándole compresas frías en la frente. –Está ardiendo de fiebre –señaló la amable señora. –Llamaré a una ambulancia –anunció Maddy.Los paramédicos le tomaron la temperatura y la presión arterial, antes de colocarla en la camilla para trasladarla al hospital, seguidamente notificaron que llevaban una paciente con 40 grados de temperatura corporal, presión
A continuación, tuvo que encargarse del funeral. Diane nunca mencionó a algún familiar ni siquiera lejano, siempre fue muy hermética en ese aspecto, así que hizo todo sola y al terminar con la funeraria fue a la casa de su amiga para revisar la habitación que había dispuesto para los que creía serían gemelos.Estaban las dos cunitas, de inmediato pensó en que mientras resolvía lo del dinero para los niños, los pondría a dormir de a dos en una de las cunas; sabía que su amiga había contactado a un abogado, pero siempre evitaba esa conversación, ahora lo lamentaba, tendría que revisar sus cosas para ver qué encontraba.Había pasado por alto un sobre que estaba en el piso detrás de la puerta, lo vio justo antes de salir, al revisarlo encontró una notificación del abogado, agradeció mentalmente por eso y tomó nota para ir al siguiente día a su oficina.***Dos meses después, se encontraba Maddy Lawson, una chica de 19 años, frente a los trillizos que tendría a su cargo ya que su mejor ami
No tuvo tiempo de nada, porque una compañera se colocó entre el CEO y ella para saludarlo. –Buenos días señor.Él solo asintió con la cabeza, pero sus ojos estaban siguiendo a Maddy quien, ante la interrupción de la otra asistente de vuelo, se dedicó a colocar bandejas en el mesón para comenzar a preparar bebidas. –¿Viste quién nos acompaña? –preguntó Edison. –¿Quién? –interrogó haciéndose el desentendido. –La asistente más hermosa y esquiva de todo el equipo, quien debe dormir en su casa cada noche, lástima. –Edison, sabes muy bien que es absolutamente inapropiado lo que acabas de insinuar. –Te lo estoy diciendo aquí en nuestro santuario privado, sin testigos. –¿Estás seguro?, yo acababa de abrir el parlante, quería anunciarle a la tripulación que se prepare para el despegue. –¿Qué?, no, ¿estás loco? –cuestionó con los ojos desorbitados.Renán ni siquiera sonrió, solo se limitó a disfrutar