Anoche dormí con mi madre, no sé a qué hora llegó Joan porque no me dejaron verlo, son tradiciones, dice mi suegra, yo que moría de ganas de ver a mi novio. Estoy nerviosa y asustada, en pocas horas seré la nueva señora Salvatore, hace muchos años que no hay una nueva persona en esta familia, no estoy asustada por casarme. Creo que mi miedo es no estar a la altura, no cumplir con lo que se espera de mí, siempre he sido un alma libre, hago las cosas sin tener que preocuparme por nadie, ahora debo de cuidar desde lo que hablo hasta lo que como, mi vida cambiará muy drásticamente a partir de mañana. Ya no podré ser la chica de tenis y Jeans, como me dijo Zafiro, tengo que mostrar que estoy a la altura de su familia, creo que esas palabras me quedaron marcadas y ella llevaba un par de copas cuando me mencionó eso, luego se dio media vuelta y se fue.

—¡Buenos días, hija! ¿Cómo amaneces? ¡Hoy es el gran día! — ¡Buenos días, madre! Voy a decirte que estoy demasiado nerviosa— es normal, ¡si