Cap. 88: PROPUESTARicardo se va con Isabel, quien está furiosa. El chofer mira por el retrovisor y Ricardo le vuelve a ordenar con un movimiento de mentón. El chofer los lleva a un tranquilo y acogedor bar en la costa, en Vigo.—¿Por qué me traes aquí? Eres la última persona con quien quiero estar en este momento. Necesito tranquilidad, paz, sosiego y a tu lado sólo tengo todo lo contrario.—Isabel, sé por el momento que estás pasando. Pero por eso que estás pasando es que quiero que estés aquí, conmigo. Porque quiero que acabemos con todos los errores del pasado. Los ojos de Isabel se cristalizaron.—No quiero verte. Quiero tomar a mis hijos y retirarme lo más lejos posible de ti y de los tuyos. No tengo una vida estable ni armoniosa desde que entraste de nuevo en mi vida.Ricardo llamó a un mesero y pidió una botella de vino. Luego que les sirvieron las copas, tomó la de él de un solo sorbo. Isabel tenía la de ella al frente y sólo la alejó de sí.El sonrió al verla hacerlo.
Cap. 89: ¡PARA CUIDARTE!Isabel llegó a la mansión de su padre Cervantes, su corazón estaba abatido, sus fuerzas comenzaban a agotarse. Se miró al espejo. Ya su vientre comenzaba a abultarse, quizás poco perceptible para algunos, pero ya Ricardo había notado que sus senos estaban más llenos, entonces pronto tendría que dar la noticia y ahora su matrimonio con Alberto era… Era nada.«Por lo que oí del abogado, no hay dudas de que Alberto está metido hasta el cuello en ese lio, y es bien difícil sacarlo de allí. Sólo él puede hacerlo, por el camino que plantea Ricardo. Me siento tan culpable de todo lo que hizo Alberto por mí, para mis hijos… Él no merece estar en prisión »Brizna la sintió caminar inquieta en su dormitorio, tocó a la puerta suavemente y le susurró:—¡Isabel, Isabel! —ella abrió, cuidando no hacer ruidos.—Pasa.—¿Qué está pasando? ¿Qué ha sucedido con Alberto? ¿A dónde te llevó el animal de Ricardo? —Brizna preguntaba expectante.Isabel contó todo y al terminar
Cap. 90: ¡ROMPISTE TU SILENCIO!Guzmán llegó al bar donde estaba Ricardo, pero para su sorpresa, él no estaba allí. —¡Mierda! Este hombre se me fue al coño, pero con quién.Estuvo llamándole, pero el teléfono estaba inalcanzable. A la mañana siguiente, Guzmán, que no ha logrado pegar un ojo en toda la noche y sigue insistiendo con el teléfono de su jefe, pero no logra contactarle.«Bueno, ya debo irme a la oficina, cuando despierte que me llame, seguramente está dormido en el hotel…»***Ricardo despierta en su habitación del hotel.—¡Mierda, ¿cómo llegué aquí? —toma su celular y esta descargado, mira su reloj y son las 7 de la mañana… Sacude su cabeza mientras ordena sus pensamientos que llegan todos a la vez…—Tengo que irme al registro matrimonial de inmediato…Antes de meterse al baño pone su celular a cargar la batería y al salir ve que tiene llamadas perdidas de su padre, de Guzmán y de Isabel.Llama a Isabel pero esta, no le contesta, recibe una respuesta de ella en un mensa
Cap. 91: NOTICIARicardo se queda mirando, en silencio, el rostro de su bella Isabel, quien en un entallado vestido de tenues hilos rosados con fondo blanco y unas sandalias muy altas, llega al Registro Matrimonial, asida al brazo de Arturo. Su cabello recogido en un moño alto muestra su elegante y estirado cuello.«Cuando por fin creo que me libre de un idiota, entonces llega otro» Piensa Ricardo disgustado y celoso.Mira a Cervantes con cierto desdén…—Ricardo, ahora quizás lleguemos a ser socios —Cervantes aprovechó, esa mirada que emanaba chispas de odio en los ojos de Ricardo, para molestarlo más.—Lo veo difícil, porque yo sólo quiero mantener a mi familia lejos de usted, que no me inspira confianza.Isabel bajó la vista para sonreír discretamente y de reojo miró a Ricardo y por la misma anticipación de que volverían a ser marido y mujer, lo ansió más que nunca, sin embargo pensó:«Estaba tan seguro de que vendría para salvar a Alberto, que ahora mismo su mirada y su forma de
Cap. 92: TUS TRES MUJERES—Ricardo vamos a mi despacho, quiero que hablemos un momento.Al entrar en el despacho don Marcos aguó sus ojos.—Tú mejor que nadie sabes lo dolido que estoy con todo esto de Eneida. Nunca pensé que su regreso a esta casa fuese de esa manera, pero mi forma de llevar la cosas con ella no fueron las correctas por eso estoy recibiendo estas consecuencias.—Ni tú ni Mara son culpables de que ella tuviera ese tipo de sentimientos. Y mucho menos de que nos hiciera daño con ellos. A veces las personas somos tan egoístas con los seres que amamos.—Esa noche en el bar me dijiste que volverías a esta casa con Isabel. ¿Recuerdas lo que te dije en ese entonces?—Cada palabra… Dijiste que Isabel jamás borrará la deshonra de su vida ni con millones de comunicados a los medios. Dijiste que la sociedad no perdona. —“A Isabel nadie tiene nada que perdonarle”, eso dijiste tú, hijo. Y cerraste los ojos para casarte con ella.—Estás equivocado, ahora los tengo más abiertos
Cap. 93: LA VERDADRicardo se volvió a Isabel con extrañeza en su rostro…—A ver Ricardito muéstrame que es lo que dice tu table…—Mira papi —Ricardo lee:—“Mujer: Está es la posible causa de tus vómitos matutinos” —se vuelve a Isabel que está tiesa y sigue leyendo—: ¿Has notado algo más que tus vómitos al levantarte? ¿Palpitaciones aceleradas? ¿Mareos inusuales? ¿Desagrado al sentir el olor de tu café matutino? ¿Tus senos están más llenos? —Ricardo vuelve a mirarla fijándose en sus senos, y continúa en voz alta:—Ve directo a practicarte una prueba de embarazo… Y luego habla con ese hombre con quién tuviste un apasionado momento y con una gran sonrisa dile ¡Vamos a tener un bebé!Ricardo enseria su rostro. Sus ojos se oscurecen y con inexpresiva mirada se vuelve a Ricardito…—Toma hijo, saldremos de dudas ahora mismo —se asoma a la puerta y le ordena a la niñera—. Póngales zapatos que vamos a salir todos. Ellos corren a su habitación seguidos de la señora... Ricardo se acerca a
Cap. 94: POR ELLA—Espera Isabel, dile a Ricardo de una vez por todas, de quien es esa niña, creo que se merece saberlo…Ricardo se quedó helado, mirando fijamente a Marcos, sus pupilas se enrojecieron, su mirada era chispeante. Se levantó lentamente de la silla, mientras esta rodaba ruidosamente.—Eres un idiota papá… ¿No sabes que hablas con un hombre? —Le dijo—. ¿O es que crees que por qué te respeto te tengo miedo?—¡Cuida tus palabras Ricardo! Recuerda con quien hablas.—¿Y tú? ¿Tú si puedes ofender y gritar a los demás? ¿Entonces quién eres tú? ¿Eres más hombre que yo? ¡No me jorobes!…—Esta mujer se fue de tu lado hace mucho tiempo, hizo una vida de la cual tú no tienes pruebas de que hizo y que no hizo, apareció aquí con otro hombre bajo su sombra, ese que hundiste en la cárcel para luego obligarla a ella a casarse contigo de nuevo.Isabel se volvió a Ricardo y resopló…Marcos los veía a los dos.—No seas ridículo, tú sólo buscas jodernos la relación que de nuevo estamos em
Cap. 95: SANGRERicardo entró a la clínica con Isabel aún en brazos, hasta que la colocó en una camilla.—Todo estará bien, eres fuerte e Isabelita también lo es, es tu hija, nuestra hija —Isabel hizo una mueca de dolor en su rostro y al sacar sus manos del cuello de Ricardo, las colocó en su rostro para luego mirarse en sus ojos hasta que la alejaron en la camilla. Ricardo frunció el ceño y dándose la vuelta llamó al detective que tiene en A Guarda.—¿Puedes decirme quien coño merodea la casa de Isabel además de ti?—Nadie, cuando su esposa está en su casa los únicos que entran y salen de ahí son usted, el jefe Guzmán, la señorita Arruti y Alberto Gómez y a este último, a pesar de ser el prometido de la señora Isabel, ella generalmente no se queda a solas con él, y si lo hace lo saca enseguida, además, cuando él esta ella deja las puertas abiertas, aunque siempre están los niños y una niñera.—Me refiero a otras personas, yo sé muy bien lo que hay con ese imbécil de Gómez. Me refi