Cap. 85: VÁLIDO TODO ES – PARTE IIsabel está con Arturo en un lujoso restaurante en las afueras de A Guarda. Después, de pedir el vino espumoso y de que el mesero les sirviera las copas, Arturo toma una mano de Isabel entre las suyas, y se acerca a ella, luego le quita el mechón de cabello que al descuido cayó en su frente y le dice:—Es que es ya es tiempo de que sepas sobre mis sentimientos hacía ti, Isabel.Ella se siente ofuscada en ese breve instante y siente que nunca debió aceptar nada que viniera de ese hombre, pues ahora se daba cuenta de cuál era la verdadera intención de Arturo Cervantes. Recula, pero él se aproxima más.—Ya no sigas, por favor —le dice ella, pero él continúa:—Isabel tu eres una mujer muy especial para mí… Porque tú… Eres mi hija.Isabel desmesura sus ojos y se queda helada, su primera reacción fue…—¿Qué dices, Arturo? ¿De dónde sacas eso?—Es la verdad, yo soy tu padre biológico y tu madre es la hermana de Iker Del Castillo, la difunta Mayra Isabel
Cap. 86: VALIDO TODO ES – PARTE IIRicardo llegó muy temprano al puerto. Su propósito era estar allí con sus hijos y ver a Isabel casarse…Fue hasta la casa de Cervantes y no pudo evitar sonreír al verle la cara con un moretón al lado de su bien cuadrada barba.—Arturo, creo que te afeitaste apresurado o te golpeaste con la ducha… No sé pareces tener un moretón en el labio superior.—Eso es un golpe bien recibido, porque lo lleve por amar a una mujer, y los golpes por amor, siempre son bien recibidos en un hombre como yo…Ricardo enserio su rostro.—En ese caso deberías haberte afeitado todo el bigote y la barba así mostrarías más libremente ese orgullo de llevar golpes por andar con mujeres ajenas… —dicho eso se dio la vuelta y caminó hasta donde estaba Guzmán.—Jefe, dicen que “En la guerra y en el amor”, los golpes no son con cartón —jajaja, sino mire ese moretón”...Guzmán soltó una sonora risotada.—Ni creas, el muy desgraciado tiene la desfachatez de decirme que los lleva con
Cap. 87: MIRADA DE LUZIsabel miraba a Ricardo desde su posición y este apuntaba con sus ojos a su rostro.—Dime de una vez lo que me quieres decir, que me estás mirando como si fuese yo quien cometió el delito.—¡No! Hiciste algo peor que eso, estás incriminando a un inocente, sólo para alejarlo de mi lado. ¿Es eso Ricardo? —Isabel mascullaba las palabras para que no la oyeran. Ricardo oscureció su mirada, y cuando le iba a responder, Iker llegaba al lado de su hija.—¿En qué líos está metido este hombre Isabel? Tú nunca aprendes. Mira a tu hermana Sofía, siempre responsable y respetuosa con nosotros, sus padres, aquí está con Cecilia y conmigo y con su prometido —dijo dándole una mirada reprobatoria a Ricardo, por estar pegado a Isabel toda la noche—, como lo que somos unas personas dignas y decentes.—No te preocupes papá, él no está metido en nada de esas cosas, sólo que la política es así. —Nosotros nos vamos al hotel —dijo Iker mirando a Ricardo—. Espero que pronto se cons
Cap. 88: PROPUESTARicardo se va con Isabel, quien está furiosa. El chofer mira por el retrovisor y Ricardo le vuelve a ordenar con un movimiento de mentón. El chofer los lleva a un tranquilo y acogedor bar en la costa, en Vigo.—¿Por qué me traes aquí? Eres la última persona con quien quiero estar en este momento. Necesito tranquilidad, paz, sosiego y a tu lado sólo tengo todo lo contrario.—Isabel, sé por el momento que estás pasando. Pero por eso que estás pasando es que quiero que estés aquí, conmigo. Porque quiero que acabemos con todos los errores del pasado. Los ojos de Isabel se cristalizaron.—No quiero verte. Quiero tomar a mis hijos y retirarme lo más lejos posible de ti y de los tuyos. No tengo una vida estable ni armoniosa desde que entraste de nuevo en mi vida.Ricardo llamó a un mesero y pidió una botella de vino. Luego que les sirvieron las copas, tomó la de él de un solo sorbo. Isabel tenía la de ella al frente y sólo la alejó de sí.El sonrió al verla hacerlo.
Cap. 89: ¡PARA CUIDARTE!Isabel llegó a la mansión de su padre Cervantes, su corazón estaba abatido, sus fuerzas comenzaban a agotarse. Se miró al espejo. Ya su vientre comenzaba a abultarse, quizás poco perceptible para algunos, pero ya Ricardo había notado que sus senos estaban más llenos, entonces pronto tendría que dar la noticia y ahora su matrimonio con Alberto era… Era nada.«Por lo que oí del abogado, no hay dudas de que Alberto está metido hasta el cuello en ese lio, y es bien difícil sacarlo de allí. Sólo él puede hacerlo, por el camino que plantea Ricardo. Me siento tan culpable de todo lo que hizo Alberto por mí, para mis hijos… Él no merece estar en prisión »Brizna la sintió caminar inquieta en su dormitorio, tocó a la puerta suavemente y le susurró:—¡Isabel, Isabel! —ella abrió, cuidando no hacer ruidos.—Pasa.—¿Qué está pasando? ¿Qué ha sucedido con Alberto? ¿A dónde te llevó el animal de Ricardo? —Brizna preguntaba expectante.Isabel contó todo y al terminar
Cap. 90: ¡ROMPISTE TU SILENCIO!Guzmán llegó al bar donde estaba Ricardo, pero para su sorpresa, él no estaba allí. —¡Mierda! Este hombre se me fue al coño, pero con quién.Estuvo llamándole, pero el teléfono estaba inalcanzable. A la mañana siguiente, Guzmán, que no ha logrado pegar un ojo en toda la noche y sigue insistiendo con el teléfono de su jefe, pero no logra contactarle.«Bueno, ya debo irme a la oficina, cuando despierte que me llame, seguramente está dormido en el hotel…»***Ricardo despierta en su habitación del hotel.—¡Mierda, ¿cómo llegué aquí? —toma su celular y esta descargado, mira su reloj y son las 7 de la mañana… Sacude su cabeza mientras ordena sus pensamientos que llegan todos a la vez…—Tengo que irme al registro matrimonial de inmediato…Antes de meterse al baño pone su celular a cargar la batería y al salir ve que tiene llamadas perdidas de su padre, de Guzmán y de Isabel.Llama a Isabel pero esta, no le contesta, recibe una respuesta de ella en un mensa
Cap. 91: NOTICIARicardo se queda mirando, en silencio, el rostro de su bella Isabel, quien en un entallado vestido de tenues hilos rosados con fondo blanco y unas sandalias muy altas, llega al Registro Matrimonial, asida al brazo de Arturo. Su cabello recogido en un moño alto muestra su elegante y estirado cuello.«Cuando por fin creo que me libre de un idiota, entonces llega otro» Piensa Ricardo disgustado y celoso.Mira a Cervantes con cierto desdén…—Ricardo, ahora quizás lleguemos a ser socios —Cervantes aprovechó, esa mirada que emanaba chispas de odio en los ojos de Ricardo, para molestarlo más.—Lo veo difícil, porque yo sólo quiero mantener a mi familia lejos de usted, que no me inspira confianza.Isabel bajó la vista para sonreír discretamente y de reojo miró a Ricardo y por la misma anticipación de que volverían a ser marido y mujer, lo ansió más que nunca, sin embargo pensó:«Estaba tan seguro de que vendría para salvar a Alberto, que ahora mismo su mirada y su forma de
Cap. 92: TUS TRES MUJERES—Ricardo vamos a mi despacho, quiero que hablemos un momento.Al entrar en el despacho don Marcos aguó sus ojos.—Tú mejor que nadie sabes lo dolido que estoy con todo esto de Eneida. Nunca pensé que su regreso a esta casa fuese de esa manera, pero mi forma de llevar la cosas con ella no fueron las correctas por eso estoy recibiendo estas consecuencias.—Ni tú ni Mara son culpables de que ella tuviera ese tipo de sentimientos. Y mucho menos de que nos hiciera daño con ellos. A veces las personas somos tan egoístas con los seres que amamos.—Esa noche en el bar me dijiste que volverías a esta casa con Isabel. ¿Recuerdas lo que te dije en ese entonces?—Cada palabra… Dijiste que Isabel jamás borrará la deshonra de su vida ni con millones de comunicados a los medios. Dijiste que la sociedad no perdona. —“A Isabel nadie tiene nada que perdonarle”, eso dijiste tú, hijo. Y cerraste los ojos para casarte con ella.—Estás equivocado, ahora los tengo más abiertos