Cap. 102: CONFÍA EN MIPARTE IRicardo está sobrevolando el cielo pontevedrés cuando Guzmán se le acerca, su rostro denota gran preocupación.—Ricardo, tu Aita viene en camino a Pontevedra, y trae una orden de aprehensión en contra de la señora Isabel.— ¿Dé qué hablas?—Hermano, la está acusando de haberle robado un sinfín de joyas de su caja fuerte.—¡Maldita sea! Marcos es... —negó—. Ahora entiendo su jugada. No hay en quien confiar ya…—¿Qué vamos a hacer, jefe?—Mueve tus contactos en el aeropuerto de Barajas y cambiemos a plan B.—Ricardo, recuerda que tenemos con nosotros a los niños, a Mara y finalmente a Isabel, que tampoco está bien del todo, ni siquiera emocionalmente ha sanado. Además, su propia reputación está en juego nuevamente. ¿No es mejor darle la cara a Marcos? Sabes que los estaré apoyando incondicionalmente, pase lo que pase. Me conoces y sabes que no me importa enfrentarme a él abiertamente.—Cuando salí de las empresas del Hoyo sabía lo que ponía en juego, y
Cap. 103: CONFÍA EN MI PARTE IIMarcos regresa a Barajas, insultando y atropellando a todo el que se encuentra a su paso.Llama a su contacto.—¿Sabes a dónde fue?—En pocas horas se lo diré.—Pues haz que esas pocas horas sean pocos segundos, necesito tener la ubicación exacta de esos desgraciados. Ese Guzmán y Ricardo no me verán la cara.Llega a la mansión y entra pegándole gritos a Blanca.—¡Blanca, Blanca!La mujer sale azarosa de la cocina.—Dígame don Marcos, dígame que es lo que está pasando, porque viene así, usted tiene que cuidar su presión.—¡Qué presión ni qué carajo! ¡Prepáreme la tina ya que necesito darme un baño bien caliente!—¡Enseguida señor!—¡Vaya a despertar a Mara, que la necesito aquí! —le ordena con altanería, pero la queda mirando con el rabo del ojo y se da cuenta que Blanca no se mueve…—. O sea que tú sabías lo que pensaba hacer Mara y no me dijiste nada.—¿Cómo yo voy a saber lo que iba a hacer la señora Mara? Ella no me dijo nada, sólo que…—¿Qué, po
Cap. 104: CALOR DE HOGARMara conversa con Isabel que va al lado, cuando el avión en el que viajaban surcaba el aire en lo alto del cielo.—Mara, ¿no cree que ha sido muy dura con don Marcos?—Sí, sé que lo debo parecer, pero eso ya no tiene reverso Isabel, yo quiero vivir mis últimos años feliz y con mis nietos… Y no creas que no me importa Marcos y Eneida, claro que si, ahora mismo mi corazón está oprimido por ellos dos…Isabel sonrió cálidamente:—Estás en tu derecho Mara, es justo que escojas el cómo y el con quién quieres ser feliz en la vida.—Exactamente. Es por eso que ahora mismo, ver a mis nietos con sus ocurrencias cada día, verles crecer y sonreír, son las cosas que no me quiero perder más. A esta edad son lo más preciado que tenemos y Marcos significa alejarme de ellos y eso no es lo que quiero. Isabel le tomó la mano para decirle:—Todos tenemos derecho a encontrar nuestra propia felicidad Mara, así que sólo puedo agradecerte por estar aquí, y ser parte de mi familia e
Cap. 105: NO TE ALEJESEsa mañana en la mansión Del Hoyo.Don Marcos recibe una llamada muy temprano.—Don Marcos, lamento comunicarle que después que su hijo Ricardo se marchó de la ciudad, su viaje, fue borrado y todo quedo como si ellos nunca hubiesen despegado de de allí. Tienen un excelente contacto en el aeropuerto. Yo tengo que viajar urgente a Londres. Tengo unos negocios pendientes allá, así que no podré seguir con usted.—¡Donde sea que vayas te voy a encontrar Ricardo, estás prófugo y tu mujer también! Don Marcos entró en cólera.—¡Blanca! ¡Blanca!—Dígame, señor Marcos.—Tráeme una botella de vino tinto en hielo.—No, señor Marcos. Usted no puede tomar.—Entonces tráeme unas pastillas para la tos.—Pero si usted no tiene tos.—No importa, esas me dan sueño y así me olvido de todo.Don Marcos llegó a su punto de desesperación.***Después de un mes en Londres.Ricardo está en su oficina recién adquirida en Londres, la empresa ha comenzado con buen pié, eso lo tiene sa
Cap. 106: ¡SÓLO CON USTED!Después de unas semanas más, Ricardo e Isabel están como un verdadero matrimonio, ella está dedicada a su casa y sus hijos, aunque siente la necesidad de trabajar.Isabel está poniendo el desayuno en la mesa. Ricardo la agarra de la muñeca.—¿Puedes sentarte un momento y desayunar conmigo?Isabel sonrió un poco apenada con Ricardo, a pesar de tener la niñera, a ella le gustaba acompañar a los niños a prepararse cada mañana.Ricardo la miró fijamente, sus ojos estaban tan añiles que ella lo evadió.Se sentó a su lado.—Quiero proponerte que trabajes para la constructora, tendrás un porcentaje de participación como accionista. ¿Aceptas?Isabel abrió su boca y luego puso sus dos manos para cubrirla…—¿En serio, Ricardo? —Sus ojos estaban tan claros y brillantes.—Te he dicho siempre que eres muy buena en tu campo. Hiciste dos excelentes proyectos en A Guarda. Son reconocidos.Isabel tomó la cara de Ricardo entre sus manos y le rozó los labios, Ricardo sonri
Cap. 107: ACOSADOR O ACOSADORAIsabel la abrazó a Maita con fuerzas y pestañando seguido para secar sus ojos ya humedecidos.—Maita, me hace feliz volverte a ver, eres alguien a quien siempre mantengo en mis recuerdos. Maita sonrió.—Y yo, más que feliz de verla de nuevo, señora Isabel y tan hermosa como la recuerdo.—Gracias, ven, que estás en tu casa —Luego caminó hasta donde estaba Brizna y la tomó por el brazo.—Estás diferente hoy —le dijo Isabel.— ¿Cómo diferente? ¿Estoy fea? ¿Rara?—¡No, luces muy linda, pero diferente! —Isabel siguió con ella sonriéndole y sintiendo su corazón llenarse de amor por las dos mujeres que acababa de recibir en su casa, su mejor amiga y su mejor compañera de años en la mansión Del Hoyo.Ricardo vio el rostro de Isabel que por momentos mostraba esa tristeza en su rostro y se sintió complacido de que ahora no se sintiera tan sola. Siguió junto con Guzmán después que las tres mujeres entraran.—Tienes cara de felicidad. A ver, ¿qué buenas nuev
Cap. 108: GARRASRicardo se volteó con la mano de la mujer sujeta, con brusquedad la apartó de él.—¿Qué signica esto, Dana?—¡Ricardo, tú me gustas, me gustas mucho! —le respondió.La mujer se acercó a él y hábilmente se asió a su cuello, pegándose a los labios de Ricardo, quien quedó sorprendido por la acción tan repentina de la mujer.Su reacción fue tratar de alejarla pero ella se apretó más a él. Forcejeó, pero las afiladas uñas de ella le rozaron el cuello, entonces él, dejó caer sus manos a sus costados y la dejó hacer. Cuando se soltó, Ricardo sacó una servilleta de uno de los estantes altos y se limpió con rudeza los labios. Después se volvió a ella.—Lo siento Dana, pero no necesito de este tipo de relaciones.Se dio la vuelta limpiándose los labios aún y caminó a la puerta, el gesto de repugnancia en sus ojos y en su boca fue captado por la mujer. —¡Eres un estúpido Ricardo! ¿Cómo te atreves a despreciarme y a mirarme de esa forma? —Masculló Dana, cargada de ira, pero
Cap. 109: CUIDARHerman sale apresurado de la casa y sube al auto. Dana viene detrás de él, este está sentado frente al volante, en cuanto sube Dana, se van. Apenas salen de la villa, Dana le grita:—¡IMBÉCIL! —se encima poniéndole el bolso en la cabeza repetidas veces—. ¡ERES UN INÚTIL! Te digo que entretengas a Isabel y lo que haces es exponerme ante ella. ¡Bueno para nada!El hombre gira el volante para orillarse, ya que Dana esa furiosa y no lo deja conducir.—Dana, no pude hacer nada. Ella es una mujer decente. Ni siquiera me tomó en cuenta, sólo fue cortés y amable conmigo. No esperes nunca que ella caiga en eso. —Tú —le abrió sus ojos como platos —no vas a recibir más dinero de mi hasta que realmente hagas lo que te ordeno —se volvió bruscamente y con el mismo bolso se abalanzó sobre él, dándole en la mitad superior de su rostro, enrojeciéndosele inmediatamente.—¡Dana, Dana! ¡Ya!Ella lo empujó a la puerta.—¡Bájate!¡Sal de mi auto!—¡Dana, por favor, ¿Me vas a deja