Cap. 104: CALOR DE HOGARMara conversa con Isabel que va al lado, cuando el avión en el que viajaban surcaba el aire en lo alto del cielo.—Mara, ¿no cree que ha sido muy dura con don Marcos?—Sí, sé que lo debo parecer, pero eso ya no tiene reverso Isabel, yo quiero vivir mis últimos años feliz y con mis nietos… Y no creas que no me importa Marcos y Eneida, claro que si, ahora mismo mi corazón está oprimido por ellos dos…Isabel sonrió cálidamente:—Estás en tu derecho Mara, es justo que escojas el cómo y el con quién quieres ser feliz en la vida.—Exactamente. Es por eso que ahora mismo, ver a mis nietos con sus ocurrencias cada día, verles crecer y sonreír, son las cosas que no me quiero perder más. A esta edad son lo más preciado que tenemos y Marcos significa alejarme de ellos y eso no es lo que quiero. Isabel le tomó la mano para decirle:—Todos tenemos derecho a encontrar nuestra propia felicidad Mara, así que sólo puedo agradecerte por estar aquí, y ser parte de mi familia e
Cap. 105: NO TE ALEJESEsa mañana en la mansión Del Hoyo.Don Marcos recibe una llamada muy temprano.—Don Marcos, lamento comunicarle que después que su hijo Ricardo se marchó de la ciudad, su viaje, fue borrado y todo quedo como si ellos nunca hubiesen despegado de de allí. Tienen un excelente contacto en el aeropuerto. Yo tengo que viajar urgente a Londres. Tengo unos negocios pendientes allá, así que no podré seguir con usted.—¡Donde sea que vayas te voy a encontrar Ricardo, estás prófugo y tu mujer también! Don Marcos entró en cólera.—¡Blanca! ¡Blanca!—Dígame, señor Marcos.—Tráeme una botella de vino tinto en hielo.—No, señor Marcos. Usted no puede tomar.—Entonces tráeme unas pastillas para la tos.—Pero si usted no tiene tos.—No importa, esas me dan sueño y así me olvido de todo.Don Marcos llegó a su punto de desesperación.***Después de un mes en Londres.Ricardo está en su oficina recién adquirida en Londres, la empresa ha comenzado con buen pié, eso lo tiene sa
Cap. 106: ¡SÓLO CON USTED!Después de unas semanas más, Ricardo e Isabel están como un verdadero matrimonio, ella está dedicada a su casa y sus hijos, aunque siente la necesidad de trabajar.Isabel está poniendo el desayuno en la mesa. Ricardo la agarra de la muñeca.—¿Puedes sentarte un momento y desayunar conmigo?Isabel sonrió un poco apenada con Ricardo, a pesar de tener la niñera, a ella le gustaba acompañar a los niños a prepararse cada mañana.Ricardo la miró fijamente, sus ojos estaban tan añiles que ella lo evadió.Se sentó a su lado.—Quiero proponerte que trabajes para la constructora, tendrás un porcentaje de participación como accionista. ¿Aceptas?Isabel abrió su boca y luego puso sus dos manos para cubrirla…—¿En serio, Ricardo? —Sus ojos estaban tan claros y brillantes.—Te he dicho siempre que eres muy buena en tu campo. Hiciste dos excelentes proyectos en A Guarda. Son reconocidos.Isabel tomó la cara de Ricardo entre sus manos y le rozó los labios, Ricardo sonri
Cap. 107: ACOSADOR O ACOSADORAIsabel la abrazó a Maita con fuerzas y pestañando seguido para secar sus ojos ya humedecidos.—Maita, me hace feliz volverte a ver, eres alguien a quien siempre mantengo en mis recuerdos. Maita sonrió.—Y yo, más que feliz de verla de nuevo, señora Isabel y tan hermosa como la recuerdo.—Gracias, ven, que estás en tu casa —Luego caminó hasta donde estaba Brizna y la tomó por el brazo.—Estás diferente hoy —le dijo Isabel.— ¿Cómo diferente? ¿Estoy fea? ¿Rara?—¡No, luces muy linda, pero diferente! —Isabel siguió con ella sonriéndole y sintiendo su corazón llenarse de amor por las dos mujeres que acababa de recibir en su casa, su mejor amiga y su mejor compañera de años en la mansión Del Hoyo.Ricardo vio el rostro de Isabel que por momentos mostraba esa tristeza en su rostro y se sintió complacido de que ahora no se sintiera tan sola. Siguió junto con Guzmán después que las tres mujeres entraran.—Tienes cara de felicidad. A ver, ¿qué buenas nuev
Cap. 108: GARRASRicardo se volteó con la mano de la mujer sujeta, con brusquedad la apartó de él.—¿Qué signica esto, Dana?—¡Ricardo, tú me gustas, me gustas mucho! —le respondió.La mujer se acercó a él y hábilmente se asió a su cuello, pegándose a los labios de Ricardo, quien quedó sorprendido por la acción tan repentina de la mujer.Su reacción fue tratar de alejarla pero ella se apretó más a él. Forcejeó, pero las afiladas uñas de ella le rozaron el cuello, entonces él, dejó caer sus manos a sus costados y la dejó hacer. Cuando se soltó, Ricardo sacó una servilleta de uno de los estantes altos y se limpió con rudeza los labios. Después se volvió a ella.—Lo siento Dana, pero no necesito de este tipo de relaciones.Se dio la vuelta limpiándose los labios aún y caminó a la puerta, el gesto de repugnancia en sus ojos y en su boca fue captado por la mujer. —¡Eres un estúpido Ricardo! ¿Cómo te atreves a despreciarme y a mirarme de esa forma? —Masculló Dana, cargada de ira, pero
Cap. 109: CUIDARHerman sale apresurado de la casa y sube al auto. Dana viene detrás de él, este está sentado frente al volante, en cuanto sube Dana, se van. Apenas salen de la villa, Dana le grita:—¡IMBÉCIL! —se encima poniéndole el bolso en la cabeza repetidas veces—. ¡ERES UN INÚTIL! Te digo que entretengas a Isabel y lo que haces es exponerme ante ella. ¡Bueno para nada!El hombre gira el volante para orillarse, ya que Dana esa furiosa y no lo deja conducir.—Dana, no pude hacer nada. Ella es una mujer decente. Ni siquiera me tomó en cuenta, sólo fue cortés y amable conmigo. No esperes nunca que ella caiga en eso. —Tú —le abrió sus ojos como platos —no vas a recibir más dinero de mi hasta que realmente hagas lo que te ordeno —se volvió bruscamente y con el mismo bolso se abalanzó sobre él, dándole en la mitad superior de su rostro, enrojeciéndosele inmediatamente.—¡Dana, Dana! ¡Ya!Ella lo empujó a la puerta.—¡Bájate!¡Sal de mi auto!—¡Dana, por favor, ¿Me vas a deja
Cap. 110: NADA QUE TEMER—Mujer… ¡¿Lo cuidas tanto que lo sigues aquí?! —Dana blanqueó los ojos.Isabel se levantó de inmediato y Ricardo también.—Te lo voy a decir sólo por esta vez —le dijo Isabel, con una amplia sonrisa—, aquí soy la arquitecta encargada. Y con respecto a lo otro, creo que quien debe cuidar a su marido eres tú, así no estaría en ese estado… ¡Permiso! —y acercándose a Herman le susurró:—Creo que se dio fuerte… ¿O le dieron? —Herman bajó la cabeza—. Espero mejores pronto. —Tuvo un accidente esta mañana en la autopista. Eso fue todo —argumentó Dana — luego, apenada agregó—: ¡Sólo bromeaba con ella!Isabel, al entrar en su oficina llamó a Ricardo.—Necesito irme a buscar a Brizna ¿Recuerdas? —Claro, quedaste de acompañarla hoy a la Oxford.—Sí, ¿Puedes llamar a Santiago para que venga por mí?—No, lo tengo en un trabajo hoy. Ven a buscar las llaves del auto, luego me recoges.Isabel fue por las llaves de inmediato, pero para chocar a la fiera, que ahora estab
Cap. 111: OBSESIÓN Ricardo se quedó en su oficina, cuando Isabel lo llamó estaba atendiendo a unos contratistas. —Permiso, es de mi casa y parece ser urgente. Salió al pasillo a atender. —¿Qué sucede? —Ricardo un hombre me arrancó de las manos mi cartera, forcejeó conmigo y se la llevó. —¿Te hizo algo? ¿Estás bien? —Si estoy bien, el centinela lo vio y lo persiguió y el hombre tiro mi bolsa en el camino, pero se llevó las llaves del auto. —¿Pero te atacó a ti? —No, yo estoy bien. —Brizna estaba contigo, ¿ella está bien? —Sí, el hombre vino a mí, no se metió con Brizna, sólo me atacó a mí. —¿Dónde estás ahora? —En el atelier, no tenemos las llaves del auto y está aquí aparcado. —Espérenme allí, salgo para allá en un momento, déjame sacar las llaves de la caja fuerte y te voy a buscar. Espérenme allí. Ricardo llamó a su asistente: —Santiago, ¿Aún estás en mi solicitud? —Sí, señor. En unos instantes me lo entregan. —Me los llevas a mi casa. Ricardo entró a la sala d