Cuando los niños escucharon llegar a Marcos y a Hefesto salieron corriendo y emocionados pensando que traían consigo a Evan, más cuando se dieron cuenta de que no venía con ellos sus rostros cambiaron a uno de preocupación, la primera en romper el silencio fue la pequeña Bianca.
—¿Y Evan? —interrogó la niña mirando hacia el auto como si tuviera la esperanza de que el niñ0 estuviera escondido para hacerles una broma y fuera a salir en cualquier momento.
Los hombres llegaron a la puerta y terminaron de entrar.
—Solo encontramos un galpón, donde los secuestradores cambiaron de auto, por lo cual estamos en las mismas y no sé qué hacer, temo por la vida de mi hijo, me angustio en pensar si hago lo correcto en no notificar a las autoridades —mencionó el hombre con una mezcla de preocupación y frustración.
—Sabemos q
La pequeña Lía se paró y vio al hombre fijamente, este la tomó por el brazo y la hamaqueó, antes de que Marco pudiera salir en defensa de su hermana, está levantó su pequeña pierna y le propinó una patada con toda su fuerza en su parte noble, y salió corriendo inmediatamente. Miguel se dobló del dolor, su rostro se volvió carmesí y empezó a maldecir a la niña.—¡Maldit@ mocosa! Vas a pagármela —pronunció Miguel con voz estrangulada producto del dolor—¡Detenla! —le gritó a Marco quien lo miró de forma despectiva.—No puedo hacer eso, mi padre me enseñó que a las mujeres no deben tocarse ni con el pétalo de una rosa —mencionó el niño con indiferencia, lo cual hizo molestar más al hombre.—Esa pequeña granuja no es una mujer un engen
Miguel estaba indignado, era verdad que quería vengarse del griego por como lo obligó a pedirle perdón a la mujer, pero no a costa de ganarse la enemistad del hombre más poderoso del país, incluso hasta del continente, se decía que la riqueza de Marcos no estaba centrada en las Empresas Estebans, más bien ese era su negocio para ocultar y simular ante los demás su verdadera riqueza, la cual era incalculable e incomparable, por eso su objetivo era vincular a su familia con los hijos del hombre.Su plan era, lograr que Miguel se hiciera amigo y cercano a los hijos de Marcos y cuando crecieran emparejar a Miguel con la niña y a la tonta de su hija Anaís, quien algún día debía servir para algo, para que al crecer pudiera enamorar al hijo mayor de Marcos quien seguramente lo sustituiría en el poder, ahora por culpa de esa gente, él podría perder todo por lo cual es
Marco y Diego, se giraron un poco para verse, sus corazones palpitaban con fuerza en sus pechos, y un sudor frío recorría sus espaldas, estaban asustados y a pesar de sus ingenios, no sabían qué hacer, estaban a punto de colapsar, hasta escuchar dos leves risitas ahogadas, se giraron y encontraron al par de diablillos de sus hermanas que se burlaban de ellos, mientras cada una de ellas sostenía una pistola paintball.—¡Pequeños demonios! ¿Acaso quieren matarnos de un susto? —reprendió Diego furioso a las gemelas, mientras Marco solo movía la cabeza de forma negativa.—Están de muy buen humor si aún tienen ganas de hacerle bromas pesadas a sus hermanos, después cuando a mí se me ocurran las mías, espero les provoque tanta gracia como esta —expuso con seriedad Marco bastante incómodo, sin embargo, toda rastro de molestia se esfum&oa
Los niños dejaron de celebrar, Marco se sintió culpable por dejarse llevar de la emoción a pesar de ser muy cerebral y ahora por culpa de eso, todos sus esfuerzos habían sido en vano, estaban a punto de ser sometidos por esos delincuentes.—Acérquense aquí pequeños demonios—, ordenó ayudando a liberar a uno de los hombres a quien cubrieron con el saco, sin embargo, unos segundos después, se escuchó un impacto y el hombre cayó juntó con su arma al suelo mientras emitía un alarido de dolor.Los niños se sorprendieron, al darse la vuelta estaba frente a ellos Hefesto, con una expresión fiera que ninguno había visto en el hombre ni siquiera Evan y Bianca quienes solo conocían de él esa faceta dulce, juguetona y amorosa, pero el aspecto de ahorita era indómita, despiadada.—¡Miserable! Ni se te ocurra hacerles da
Hefesto vio la expresión de Lía y Marcos y ambos echaban chispas, no era conveniente dejar a los niños allí, porque dentro de poco se armaría la guerra entre estos dos y no quería convertirse en daño colateral.—Niños, vayamos a la sala de juegos, tenemos unos entretenimientos espectaculares, pueden ver cualquier película que deseen. ¡Vamos! —los invitó al mismo tiempo de tomarlos de la mano para agilizar su salida.Por un breve momento los niños dirigieron sus miradas hacia sus padres, sin embargo, terminaron marchándose con Hefesto porque fueron ignorados por estos, pues estaban sumidos en una discusión.—No puedes obligarme a permanecer casada contigo, tenemos más de cuatro años separados. Entonces ¿Cuál es tu interés de estar conmigo? Tú tranquilamente puedes divorciarte y buscarte otra mujer en quien co
Ella pensó por un momento su respuesta, de repente luego del golpe fue como si le hubiesen quitado una venda de los ojos. Todos los recuerdos vinieron a su mente, sin embargo, no iba a confesar esa verdad, necesitaba acercarse a los Estebans, porque tenía que descubrir quien le quiso hacer daño y la separó por tanto tiempo de sus hijos, mientras más ajenas de todo la creyeran, obligaría a los responsables a intentar una nueva acción en contra de ellos y allí estaría esperándolos para atraparlos.“Prepárense familia Estebans, porque Lía Ontiveros ha regresado y alguno de ustedes tienen una deuda conmigo la cual estoy dispuesta a cobrar y con intereses, no les voy a perdonar haberme mantenido alejada de mis hijos por más de cuatro años y que los hayan puesto en riesgo”—Mi amor, bebé por favor dime ¿Recordaste todo tu pasado? — pre
Los niños fijaron su atención unos a otros, temían ser descubiertos porque después todo decían que las madres conocían muy bien a sus hijos.—No mamita, no nos atreveríamos estamos muy felices de tenerte con nosotros —declaró Diego besando en la mejilla a su madre, seguidamente los otros tres siguieron su ejemplo.Lía no estaba convencida de los besos de Judas de sus hijos, pensó, pese a ello, decidió dejarlos quietos por los momentos, sin embargo, estaría pendiente de ellos, ya sabía cuan conspiradores podían ser.Unos veinte minutos después llegaron a la mansión de Marcos, quien como un caballero se bajó corriendo y se acercó a abrirle la puerta, ella no pudo evitar una sonrisa al ver las atenciones de ese hombre.“Vamos Lía, debes ponerte más dura que sancocho e pato, porque si no el resbaloso este
Lía tragó grueso, ni en sus mejores sueños su esposo se veía tan hermoso, quería enojarse, gritarle, echarlo, sin embargo, su fuerza de voluntad no daba para tanto.—¿Qué hago aquí? —alzó las cejas con una expresión de burla —. Esta es mi habitación y mi baño, la pregunta sería ¿Qué haces tú aquí? ¿Estás tratando de seducirme? —sonrió con una media sonrisa y un dejo de picardía en su rostro que encogió el estómago de Lía y le envió un cosquilleo por todo el cuerpo.—¿Yo seducirte? —interrogó con incredulidad, tragando grueso y tratando de simular el mar de sensaciones agitadas en su interior—. No era yo quien estaba rogando porque no quería divorciarse —declaró muy digna.—¿Entonces qué hac