Marcos la vio y la mujer temblaba como si estuviese muy aterrada con su presencia, no obstante, las alarmas en el hombre se encendieron, si tanto miedo le tuviera no estaría ante su presencia “¿Qué buscaba Halley?”, pensó. Ya todo ese suceso había sido suficientemente traumático. Luego de haber recuperado el sentido por la pérdida de Lía, cayó enfermo por más de dos semanas, todo lo que comía lo vomitaba, por lo cual sus planes de atender a los pequeños, debieron suspenderse, mientras estaba convaleciente siendo medicado y con hidratación.
En ese tiempo, la policía por su parte llegó a una pista para descubrir los acontecimientos tras la muerte de Lía, sin embargo, al final no llegó a ningún lado, cuando encontraron asesinados con dos tiros en la frente a los hombres involucrados en el secuestro, de allí todo el proceso se volvHefesto sintió como su frente comenzó a perlarse de sudor, a pesar de estar en un espacio donde funcionaba un aire acondicionado, no podía controlar el avasallante calor, no le quedaría más alternativa que decir la verdad. Justo cuando iba a empezar hablar, su teléfono celular comenzó a sonar, fue salvado por la campana o mejor dicho por el timbre del celular. —Espera un momento, ahorita te atiendo, es de Atenas —atendió la llamada de inmediato, sintiendo un poco de temor al hacerlo, el único que conocía de su paradero era su hermano menor y con quien siempre tenía contacto. “Hermano, soy yo, Poseidón, debes venir con urgencia Ha ocurrido una emergencia familiar, Basha se ha suicidad0.” Al escuchar esas palabras, Hefesto sintió que todo le daba vuelta, se dejó caer en el sofá como si le hubieran dado una patada en el estómago sacándole todo el aire. Más que una sobrina, era como una hermana, con quien se crió, su compañera de travesuras, de andanzas,
Cuatro años después Amalia estaba nerviosa, por fin después de tanto tiempo regresaría a San José, fueron cuatro años dedicados no solo a acompañar y a ayudar a Hefesto a luchar contra esa m*****a enfermedad. Para alivio de todos, pese a los momentos difíciles, con el apoyo de los seres queridos más el avance de la medicina logró superarlos, también cuidó de Evan y por supuesto de Bianca, y hacía un arduo trabajo para hacer crecer a MAH Vanguardia Investments, , abrió sucursales en Grecia, España, Italia y Rusia, reactivaría su sede en su ciudad natal apenas visitara suelo costarricense y tenía planes de esparcimiento a Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, e incluso al gigante asiático, tuvo asesoría de varios de los hermanos Kyriakidis. Mientras se despedía, observó a Ares el hermano de Hefesto, sentado en el jardín, sin moverse, no pudo evitar sentir tristeza en su corazón. Lo conoció cuando llegó a Atenas, era soberbio, arrogante, de cierta man
Doña Emilia estaba muy contenta, en su interior pensaba que por fin había podido convencer a su nieto y a los niñ0s de aceptar una nueva señora Estebans, le preocupaba la posición de la matriarca de la familia, además quería tener más bisnietos, porque los hijos de Marcos eran como muy salvajes, su hijo, su nuera y su nieto prácticamente los dejaron hacer y deshacer, no cumplían normas, y eran difíciles de controlar, solo Diego era un encanto de niño.Tomó el celular y le envió un mensaje a Diego, donde le indicaba las cosas que le agradaban y desagradaban a América Picado, después organizó con su madre la visita de la joven y la familia para cenar a las ocho de la noche, no escatimó esfuerzo y encargó los mejores platos de comida, pescados y mariscos los preferidos de la mujer y su familia.*****Entretanto Diego escuchó el
La mujer se sorprendió ante sus palabras, no se esperaba la reacción del hombre, había estado apacible durante la comida y de repente se convirtió en una fiera irreconocible defendiendo a sus hijos.—Yo... lo siento mucho, porque esto que acaban de hacer los niños están fuera de los límites, sobrepasan el nivel tolerable de travesuras… deben ser corregidos —pronunció la mujer en tono titubeante—. Necesitan educación, una persona...Marcos hizo un gesto despectivo en su rostro y lo interrumpió.—¿Según quien sobrepasan los niveles de travesura? ¿Pretendes educarlos tú? No eres nadie para ellos, hoy sales por esa puerta y en unos días ni siquiera de tu rostro nos acordaremos.La abuela de Marcos estaba preocupada, no quería que la cena preparada por ella con tanto esmero, terminara convertida en ese desastre, orden&o
Amalia se levantó temprano, no fue mucho lo que pudo dormir, no desde el momento cuando Hefesto, por fin le confesó la verdad, precisamente durante su vuelo de regreso, no pudo evitar los recuerdos de ese día. “—La verdad Amalia, es que no tengo idea si realmente te llamas así, te inventé ese nombre porque perdiste la memoria. El mismo día cuando enterré a mi esposa y a mi hija, quien murió dando a luz junto con mi nena, le dije al chofer que recorriera la ciudad, estaba desolado y no quería llegar a la casa, porque todo me la recordaba. En una de esas calles, saliste corriendo de forma sorpresiva, sin mirar a los lados y él te atropelló, bajé y te cargué, llevabas a la pequeña Bianca en brazos aún con el cordón umbilical, sangrabas y estabas muy débil, te habías golpeado la cabeza y te traje a mi casa, te atendí y a la bebé, cuando despertaste creíste que era tu esposo y no te saque de tu error, solo te llevé la corriente, porque de cierta manera eras como un salvavidas par
El niñ0 a quien había golpeado Bianca, empezó a llorar privado de manera escandalosa, al punto de llamar la atención de la preocupada maestra y del resto de los compañeros de clases, quienes lo rodearon pidiéndoles una explicación. —¿Qué sucedió? ¿Por qué lloras? —lo interrogó la maestra tratando de calmar el llanto desconsolado del chiquillo. —Ella es una niña salvaje, me golpeó ¡Debe ser castigada! —sollozó el niñ0 señalando a la pequeña. La maestra vio a Bianca con una expresión de molestia. —¿Por qué lo golpeaste? —exigió conocer la maestra, aunque claramente parcializada por el otro alumno. Bianca iba a responderle, pero el compañero del niñ0 que estaba con él, la interrumpió y le impidió hablar. —Roberto fue a pedirle el favor de que le prestara los bloques de Lego para jugar y entonces ella le respondió groseramente que no. Ambos le pedimos compartirlos para jugar con ella, se negó —habló el niño maliciosamente. —M
Amalia vio al niño y su corazón comenzó a palpitar con fuerza en su pecho, no pudo evitarlo y terminó acuclillada frente a él. —Hola, siento mucho haberte golpeado, no fue mi intención. Eres un muchachito muy guapo, para tener semejante preciosura seguramente tus padres deben ser tan hermosos como tú. Mucho gusto —extendió su mano—. Me llamo Amalia Corona. —Y-yo soy Marco —respondió el pequeño a su saludo, sintiendo la suavidad de su piel, e inhalando su dulce aroma, era la fragancia más rica que había percibido. Justo en ese momento Diego se paró a un lado y también se quedó mirándola, sorprendido por la paz que ella emanaba, la saludó tímidamente. —Soy D-diego, gemelo de Marco —respondió el niño sin dejar de mirarla. —¡Wow! ¡Son dos gotas de agua! ¿Cómo hacen sus padres para reconocerlos? —preguntó y justo en ese momento vino a su mente una imagen de ella mientras le hacían un eco sonograma “… Tienen suerte, son cuatrillizos, cada par es de
Amalia después de cenar, salió a acostar a los niños, sentía vergüenza con su hija, porque había sufrido maltratos, tal vez sus consejos solo le generaron que los demás se aprovecharan de su pequeña. Bianca estaba silenciosa, reflejando en su rostro una profunda tristeza y eso le dolía el alma. —Mi pequeña niña, siento tanto lo sucedido hoy, no esperaba que tu maestra te tratara de esa manera y que hubieses sido blanco de abuso. » Bianca, hay excepciones para tratar bien a los demás, si no es recíproco, si no recibes un buen trato de los otros, si la gente abusa de ti, no estás obligada a ser bueno con ellos. Debiste llamarme, pedir ayuda a otro maestro…sin embargo, como actuaste grabando a la maestra y al niño comportándose de esa manera, lo hiciste muy bien, porque con eso los vamos a desenmascarar y nosotras obtendremos nuestra… —Venganza —respondió la pequeña antes de que su madre terminara de hablar. —No, eso no se llama venganza mi pequeña Bianc