Amalia se levantó temprano, no fue mucho lo que pudo dormir, no desde el momento cuando Hefesto, por fin le confesó la verdad, precisamente durante su vuelo de regreso, no pudo evitar los recuerdos de ese día.
“—La verdad Amalia, es que no tengo idea si realmente te llamas así, te inventé ese nombre porque perdiste la memoria. El mismo día cuando enterré a mi esposa y a mi hija, quien murió dando a luz junto con mi nena, le dije al chofer que recorriera la ciudad, estaba desolado y no quería llegar a la casa, porque todo me la recordaba. En una de esas calles, saliste corriendo de forma sorpresiva, sin mirar a los lados y él te atropelló, bajé y te cargué, llevabas a la pequeña Bianca en brazos aún con el cordón umbilical, sangrabas y estabas muy débil, te habías golpeado la cabeza y te traje a mi casa, te atendí y a la bebé, cuando despertaste creíste que era tu esposo y no te saque de tu error, solo te llevé la corriente, porque de cierta manera eras como un salvavidas par
El niñ0 a quien había golpeado Bianca, empezó a llorar privado de manera escandalosa, al punto de llamar la atención de la preocupada maestra y del resto de los compañeros de clases, quienes lo rodearon pidiéndoles una explicación. —¿Qué sucedió? ¿Por qué lloras? —lo interrogó la maestra tratando de calmar el llanto desconsolado del chiquillo. —Ella es una niña salvaje, me golpeó ¡Debe ser castigada! —sollozó el niñ0 señalando a la pequeña. La maestra vio a Bianca con una expresión de molestia. —¿Por qué lo golpeaste? —exigió conocer la maestra, aunque claramente parcializada por el otro alumno. Bianca iba a responderle, pero el compañero del niñ0 que estaba con él, la interrumpió y le impidió hablar. —Roberto fue a pedirle el favor de que le prestara los bloques de Lego para jugar y entonces ella le respondió groseramente que no. Ambos le pedimos compartirlos para jugar con ella, se negó —habló el niño maliciosamente. —M
Amalia vio al niño y su corazón comenzó a palpitar con fuerza en su pecho, no pudo evitarlo y terminó acuclillada frente a él. —Hola, siento mucho haberte golpeado, no fue mi intención. Eres un muchachito muy guapo, para tener semejante preciosura seguramente tus padres deben ser tan hermosos como tú. Mucho gusto —extendió su mano—. Me llamo Amalia Corona. —Y-yo soy Marco —respondió el pequeño a su saludo, sintiendo la suavidad de su piel, e inhalando su dulce aroma, era la fragancia más rica que había percibido. Justo en ese momento Diego se paró a un lado y también se quedó mirándola, sorprendido por la paz que ella emanaba, la saludó tímidamente. —Soy D-diego, gemelo de Marco —respondió el niño sin dejar de mirarla. —¡Wow! ¡Son dos gotas de agua! ¿Cómo hacen sus padres para reconocerlos? —preguntó y justo en ese momento vino a su mente una imagen de ella mientras le hacían un eco sonograma “… Tienen suerte, son cuatrillizos, cada par es de
Amalia después de cenar, salió a acostar a los niños, sentía vergüenza con su hija, porque había sufrido maltratos, tal vez sus consejos solo le generaron que los demás se aprovecharan de su pequeña. Bianca estaba silenciosa, reflejando en su rostro una profunda tristeza y eso le dolía el alma. —Mi pequeña niña, siento tanto lo sucedido hoy, no esperaba que tu maestra te tratara de esa manera y que hubieses sido blanco de abuso. » Bianca, hay excepciones para tratar bien a los demás, si no es recíproco, si no recibes un buen trato de los otros, si la gente abusa de ti, no estás obligada a ser bueno con ellos. Debiste llamarme, pedir ayuda a otro maestro…sin embargo, como actuaste grabando a la maestra y al niño comportándose de esa manera, lo hiciste muy bien, porque con eso los vamos a desenmascarar y nosotras obtendremos nuestra… —Venganza —respondió la pequeña antes de que su madre terminara de hablar. —No, eso no se llama venganza mi pequeña Bianc
A Marcos le ardía los lugares de su cuerpo donde impactaron los disparos de sus hijos con el paintball, normalmente no se comportaban de esa manera, solo empezaron a hacerlo desde el momento cuando le declararon la guerra, todo por haberles dicho que se casaría, buscando presionarlos para que cambiaran de actitud frente a los demás, pese a resultarle fácil ceder ante ellos y decir que solo estaba jugando, no podía dejarse dominar por ese trío del mal.—Papá, puedes retractarte de casarte con otra mujer distinta a quienes nosotros escojamos y firmamos un tratado de paz de inmediato —habló Diego con seriedad.—Jamás voy a dejarme manipular por unos pequeños demonios como ustedes —explotó furioso.—¿Demonios? ¿Nos estás llamando demonios? ¿Estás seguro? Si nosotros somos demonios es porque somos hijos de otro demonio o
El silencio era sepulcral, si se lanzaba un alfiler seguramente se escucharía de forma estrepitosa, todos estaban sorprendidos ante la escena desarrollada frente a sus ojos, donde ambos niños fastidiaban a Bianca, y el que estaba más ofendido le tocaba el trasero a la pequeña.Evan apretó las manos, y con un gesto de furia en sus labios, ignorando la presencia de las personas a su alrededor, caminó hacia el niño Miguel Araya, golpeó con violencia las patas de la silla donde estaba sentado y esta se fue hacia atrás, como todos estaban concentrados en el video, nadie pudo evitar que el chico lo tomara del cuello de la camisa y diera un par de fuerte puñetazos en la nariz haciéndole sangrar, después se levantó caminó hacia Bianca, y la estrechó en un abrazo mientras la pequeña se limpiaba las lágrimas conmovida por como su mamá la estaba defendiendo.
Amalia miró desconcertada a Bianca, la niña la observaba con una extraña expresión.—Hija ¿Por qué me ves así como si nunca me hubieses visto antes? —preguntó frunciendo el ceño con preocupación.—N- no pasa nada, v-vamos —la niña se tomó de la mano de Amalia.No podía dejar de observar a la señora frente a ella, enseguida la imagen de la mujer en la computadora de Marco le vino a la mente. "Ella es la misma, Amalia Corona, pero ¿Por qué me están llamando Bianca, hija?" Se preguntó confusa aunque también con una profunda emoción.Bianca salió y vio a su madre caminando con una niña de la mano, iba a seguirla, cuando aparecieron sorpresivamente dos niños un poco más alto que ella exactamente iguales, interponiéndose en su camino.—¿Qu&
Marcos estaba feliz por el cambio de actitud de su hija, de hecho esta nueva versión de Lía le gustaba más, porque era cariñosa y sonreía más, se sentó obedientemente en el asiento trasero sin hacer berrinches por no montarse en el puesto del copiloto. —Papá no te parece que Lía está muy extraña, ¿No será que se golpeó en el baño con el lavabo y ahora se está comportando de forma inusual? Quizás es buena idea llevarla al médico para que le reparen el tornillo que se le zafó —dijo Diego mirándola con sospecha. Bianca le sostuvo la mirada, sabía que sus hermanos la estaban mirando como si tuvieran alguna desconfianza sobre ella, sin embargo, hizo caso omiso de sus palabras y se dedicó a mirar con adoración a su padre. —Pues no, si eso pasó así bendito lavabo, no saben cuánto tiempo he rogado por tener una hija cariñosa, educada, pensé que me moriría sin ver a mi Lía comportarse decentemente —respondió un sonriente y satisfecho Marcos. —Papá ¿Qué harías
Llegaron a la casa y luego de bajarse del auto Amalia muy seria reprendió de nuevo a la pequeña Lia. —Bianca, no sé qué te sucede, pero el comportamiento de hace un momento no tiene ninguna justificación para mí, te desconozco y me siento profundamente decepcionada de tu actitud. Sube a tu habitación y reflexiona, en un momento hablaré contigo. La pequeña Lía vio el rostro severo de quién era su madre y sus ojos se humedecieron, se giró y caminó al interior de la casa, vio la amplia sala y le pareció muy cálida, era familiar, con su toque femenino daba la impresión de ser un hogar y eso hirió su corazón, su mamá jugando a la casita feliz sin pensar en ellos. No tenía idea de dónde quedaba la habitación de Bianca, sin embargo, la lógica le decía que debía estar en el piso superior vio la escalera y comenzó a subirla, Evan se sentía mal por lo sucedido en el restaurante, nunca hasta ahora se enojó con Bianca, porque ella era toda dulzura, era la p