Ese día después del altercado con Halley se puso a organizar algunos documentos de la empresa, le preocupaba no haber podido encontrar a los cómplices de la mujer y eso la tenía temerosa, Porque no sabía que eran capaces de hacer mientras ella diera a luz o cuando estuviera ausente, porque Marcos a pesar de ser un hombre inteligente, se concentraba tanto en el trabajo que terminaba olvidándose de todo lo demás.
Estaba centrada en sus pensamientos cuando apareció Marcos, la tomó por detrás y la besó en su mejilla.
—¿Dónde está la mujer más hermosa del mundo y los cuatro bebés más amados? —preguntó poniendo sus manos en la cintura y descansando sus brazos en el abultado vientre.
—¿Del mundo? Creo que estás exagerando un poquito ¿Cómo puedo ser la más hermosa, si parezco un barril con patas? —se burló de ella misma con una carcajada.
—¡Amor! Tú no eres ningún barril, eres una mujer hermosa, tanto que deseo capt
Una hora más tarde estaban despidiéndose de los miembros de la familia Estebans Véliz, cuando se le acerca su suegra, a pesar de haberse saludado de lejos, no habían podido intercambiar palabras, la tomó del brazo y la alejó del resto de los presentes.—¡Lía! ¿Cómo están mis pequeños nietos? —interrogó con una expresión de alegría, mientras pasaba su mano por el vientre.—Están muy bien, haciéndome poner cada día más como un globo inflado a punto de explotar. También estoy un poco nerviosa, preocupada por cuando llegue la hora de tenerlos ¿Cómo los cuidaré? ¿Tendré ayuda? —hablaba con un poco de agitación.—No te preocupes, tu suegro y yo estaremos contigo, al igual que Marcos, te aseguro que mi hijo no querrá apartarse de sus fantásticos —agregó sonriendo Eugenia. Él la guió los últimos pasos para llegar a la puerta, tomándola de la cintura mientras ella seguía sin poder pronunciar ninguna palabra, no pudo soportar tantas emociones y empezó a sollozar como si fuera una chiquilla y más porque las hormonas tenían su cuota de responsabilidad en hacerla más temperamental.—Al parecer me equivoqué, pensé que te alegraría mi regalo, pero tuvo el efecto contrario, te hizo llorar —pronunció con tristeza—. Quizás no se me dan bien esto de las sorpresas.—¡Estás loquito! Se te dan demasiado bien, esto es … Simplemente maravilloso ¿Sabes el significado qué tiene esta casa para mí? ¿Sabes el valor emocional de esta casa?» Aquí me crié, viví los momentos más felices de mi vida, está tan llena de hermosos recuerdos, pensé que nunca más tendría la oportunidad de volver a entrar y ahora mi esposo me la ha regalado. Estoy llorando Marcos, pero de absoluta felicidad. Muchas gracias, mi amor —expresó sintiendo su corazón saltar en su pCapítulo 49. De brazos cruzados.
Lía supo que no podía resistirse, se dejó llevar por ellos, la subieron en la parte trasera del auto, pasaron los seguros para evitar que ella escapara."¡M@lditos idiotas! Soy loca, pero para nada tengo instintos suicidas y tampoco soy una filicida, para lanzarme en un carro en movimiento con tremenda barriga", se dijo mentalmente mientras los hombres se sentaban en la parte delantera del coche, sin revisarla.Metió su mano en el bolsillo de su vestido y sacó el celular cuidadosamente, rogando que no fuera descubierta y envió un mensaje a su esposo."Marcos, ¡Estoy en peligro! Me han secuestrado, no sé dónde me llevan y tampoco el paradero de tus pinches guardaespaldas"Terminando de enviar el mensaje, empezó a escucharse una ráfaga de disparos, se tiró en el asiento porque no quería ser impactada por ninguno, amaba demasiado su vida para terminarla de e
La parte racional de Lía le decía que de nada serviría correr porque igual iban a terminar atrapándola, pero la verdad, en momentos como ese, acabas mandado la racionalidad al carajo y te dejas embargar por ese miedo que penetra como una corriente fría por tus pies y se propaga por todo tu cuerpo de manera desagradable, el estómago se te encoge y tu inteligencia termina anulándose por completo y a pesar de saber todo eso es imposible controlarse.Por eso corrió, con ganas de escapar y salvarse, después de todo es ese un instinto natural de los seres humanos, apenas dio unos pocos pasos aparecieron dos hombres más, uno de ellos quien la secuestró, el otro no lo había visto con anterior, se pararon en la puerta impidiéndole el paso, ya ninguno cargaba la capucha puesta y uno de ellos sonreía con una clara expresión de desprecio.Ella se giró hacia é
Marcos no había dejado de buscarla, estaba haciendo todo lo humanamente posible para encontrarla, pero lamentablemente no daba con ella, tenía desde el día anterior cuando desapareció sin dormir, por esos sus ojos estaban inyectados de sangre, sus ojeras pronunciadas destacaban en su hermoso rostro, sus delgados labios denotaban un evidente rictus de molestia y preocupación.En ese momento, estaba en la sala del departamento que compartía con Lía, pues recibió un mensaje de un número desconocido donde le decían que a las once de la mañana le darían una información importante sobre el paradero de Lía y sus hijos.Paseaba de un lado a otro de la sala, pasándose la mano por la cabeza en un gesto de frustración, su padre y su madre lo observaban sentados en el sofá con inquietud, sus rostros demacrados, dejaban ver cuán difícil era tambi&eacu
Cuando Lía los vio salir, dejó de fingir estar muerta, abrió los ojos y miró a todos lados mientras rogaba en su interior porque no regresaran, se sentía adolorida, como si le hubiesen caído a palazos y quebrado cada hueso de su cuerpo, llevó la mano a su vientre y aún seguía abultado. Vio nacer a tres de los cuatro fantásticos, mas ni siquiera pudo tenerlos en sus brazos, besarlos, demostrarles por lo menos unos segundos su amor, eso le causó un profundo dolor, sobre todo porque no sabía si podía volverse a reunir con ellos, solo pensar en eso la aquejaba una terrible angustia.“No debes quebrarte Lía, aún está una niña en tu vientre, no puedes derrumbarte”, se dijo, acariciándose su panza mientras hablaba “Debes aguantarte un poco más pequeña, no puedes nacer en este momento, porque corremos peligro”, manifest&oa
Los hombres quienes habían secuestrado a Lía estaban muy nerviosos, buscándola afanosamente, mientras lo hacían, vieron las huellas de sangre en el piso y decidieron seguirla, sin embargo, luego de buscarla por un tiempo, no la consiguieron.—Quizás debamos recorrer los hospitales y clínicas cercanas, lo más probable es que esté buscando un centro de salud para ser atendida, después todo aún tiene un niño en su vientre, el cual debe ser expulsado —señaló el hombre.—Me gusta como piensas, ahora vamos a empezar a buscarla por los hospitales cercanos, si la encontramos, regresamos a la niña a su padre y a la mujer la lanzamos al mar como era el plan, sin posibilidades de salir —sonrió Pelón, con una clara expresión de maldad, entretanto subían al automóvil para hacer su recorrido.****Hefesto Ale
Hefesto alimentaba a la pequeña, no sabía cómo llamarla porque hasta ahora su madre no había despertado, por eso no tenía idea del nombre que le pondría, la llamaba bebé o niña, Evan a su lado no dejaba de observar como la alimentaba, con una expresión de alegría.—Es mi bebé —murmuró el niño en tono posesivo, besando la frente de la niña, quien comía con mucho apetito.Era impresionante como en una semana la pequeña burusa en sus brazos, aumentó más de un kilo, sin embargo, era muy inquieta, le costaba dormir si no acostaba a Evan a su lado, es como si le gustara sentirse apretada. Terminó de alimentarla, le sacó los gases, enseguida la nena emitió dos fuertes eructos, para un momento después comenzar a llorar.—¿Por qué lloras pequeña? No me digas ¿Aún tienes hambre? ¡Válgame Dios! Definitivamente, comes más que un remordimiento —expresó sirviéndole otro biberón.Cuando estaba concentrado alimentándola por segunda vez, escuchó un murmullo provenie