Ludovico detuvo sus pasos sin poder controlar sus nervios, el rostro de Marcos era una máscara de absoluta crueldad, vio a todos lados tratando de pedirle auxilio a alguien, aunque sabía que nadie lo iba a ayudar, porque hasta los guardaespaldas temían a su sobrino, por eso su única salida, era tratar de convencerlo que fue un acto no premeditado, solo así podría evitar ser golpeado, no obstante, su postura no presagiaba nada bueno.
—¡Espera Marcos! Por favor, discúlpame. No puedes golpearme sin conocer mis razones. Tu mujer atacó a mi madre, ¿Cómo crees que se siente un hijo cuando ve esa situación? No pensé en las consecuencias, solo reaccioné por instinto —se justificó el hombre cobardemente.
—¿En serio? ¿Reaccionaste por instinto? —preguntó Marcos arremangándose la camisa a la altura de los codos —. Entonces, voy a dejar que en este mismo momento, mis instintos tomen el control —pronunció con sarcasmo.
Sin esperar un minuto más, agarró a Ludovico po
Marcos vio su expresión de molestia y enseguida se acercó a ella para hacerla cambiar de humor.—No te molestes, es que desde el mismo momento de creación de mi empresa, he preferido trabajarla yo mismo, en algunos casos dependiendo de mi agenda, he trabajado teniendo bajo mi supervisión a algunos stocks brokers, pero tú serías la primera que establecería con contrato, trabajando exclusivamente para mí.» Por otra parte, ya ubiqué varios edificios, los cuales deseo que me acompañes para adquirir uno de ellos y montar la sede de la empresa. Además, vamos a iniciar tu entrenamiento con lo relacionado al mercado de valores, su funcionamiento y productos de inversión que ofrecer, así como lo atinente a los fundamentos bursátiles. Marcos ante su sorpresiva llegada no pudo simular, no podía negar los hechos cuando las evidencias estaban claramente expuestas, la bolsa donde estaba arrojando la comida la tenía en la mano y la otra parte, estaba aún en el plato, no podía alegar algo distinto, así como también era notorio el creciente enfado de Lía.—¡No puedo creerlo Marcos! ¿Cómo te atreves a arrojar a la basura la comida que te preparé con tanto amor y dedicación? ¿Qué te costaba ser sincero conmigo y decirme la verdad, que no te gustaba la comida? Hubiese preferido eso, a sentir como despreciabas mis atenciones, con tu actitud pisoteaste mi buena voluntad, como si yo no tuviera ningún valor para ti, —ante su reclamo, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.Lía, estaba demasiado enojada, además de sensible y no podía detener su lamento, seCapítulo 36. Vertiginosa caída
Escuchar esa voz al otro lado de la línea sorprendió un poco a Marcos, pese a estar seguro de que las empresas Esteban's tarde o temprano terminarían llamándolo, no pensó sería tan pronto, ni su propia abuela quien lo haría, sobre todo porque era una mujer orgullosa, a la cual no le gustaba dar su brazo a torcer.No obstante, cuando escuchó la noticia financiera, sabía que la caída de las empresas de su familia era inminente y aunque aparentemente eso no debía importarle, aunque si le preocupaba, quizás porque se trataba del patrimonio familiar o porque durante toda su vida creció y fue formado para hacerse cargo de ellas, tenía apego especial, porque vio como su abuelo dejó todo por esa empresa su salud, así como también su padre sacrificó sus sueños por la misma.—Señora Estebans, la última vez cuando hablamos me echó de su familia, diciéndome que no era parte de ella, ¿Por qué ahora debería ceder ante su petición? —preguntó
Todos los presentes se quedaron sorprendidos, cuando vieron a Marcos tomar al médico por el brazo y caminar con él hacia la puerta, ante las protestas del médico.—¿Cómo se atreve a sacarme de mi propio consultorio? ¡Esto es un atropello! —exclamó el hombre indignado.—¿Atropello? Atropello para mí es usted aprovechándose de su condición de médico, quiera meterle la varita a mi esposa… —el médico lo miraba como si fuese un bicho raro o como si se hubiesen vuelto loco, pero Marcos permaneció tranquilo—, por eso se encargará la doctora, porque yo me opongo rotundamente a que usted lo haga.» Ahora siéntense allí en la antesala y espere a que la doctora atienda a mi mujer —y sin dejarlo agregar ninguna palabra adicional, le cerró la puerta en las narice
Lía salió de la habitación cuando escuchó sonar el timbre de la puerta, al llegar a la sala ya Marcos la había abierto y su madre se encontraba allí pidiéndole volver a la empresa, el hombre en vez de responderle extendió su vista hacia ella, como si tan solo con esa mirada, estuviera pidiéndole sin palabras su opinión sobre la petición de su madre.La señora Eugenia siguió la vista de su hijo y la posó en Lía, no pudo evitar sentirse un poco incómoda por estar pidiéndole regresar a las empresas Esteban's, aún sabiendo como su suegra trató a la chica, le preocupaba la idea de que la joven la creyera egoísta, no quería dar una mala impresión de ella.—Por favor Lía, discúlpame por este acto egoísta, solo estoy desesperada, yo amo a mi viejo, sé cuánto estrés y tristeza le
Cuarenta minutos después apareció su abuela, había enviado a Lía a la habitación con su madre por dos razones, una, no quería que la viera y se diera cuenta de su embarazo, dos, ella se estaba dormitando, el embarazo la cansaba, parecía un bebé solo comía y dormía, agradeció que su mujer no le leyera sus pensamientos, porque si no sería un hombre muerto.—Abuela, pasa adelante, por favor siéntate —pidió.La mujer se limpió un par de lágrimas, las cuales empezaron a salir de sus ojos, esa situación molestó a Marcos, porque eso no era, sino un intento de manipulación de su parte, respiró profundo y se lo hizo saber.—Abuela, ¿Por qué lloras? Deberías estar feliz porque regresaré a las empresas Esteban's, ¿Acaso no era eso lo qu
Mientras las dos más jóvenes se miraban sin hablar, doña Emilia siguió interrogando.—¿Cuánto tiempo de embarazo tienes? ¿Estás seguro de que mi nieto es el padre? ¿Por qué no me lo habían dicho? Eso explica…En ese momento entró Marcos y vio la palidez de su abuela y el rostro de preocupación de Lía y su madre.—¿Qué haces abuela? ¿Estás intimidando a Lía y ni siquiera hemos firmado el contrato? —inquirió molesto.La abuela negó repetidamente con la cabeza, y enseguida intentó defenderse.—No la estoy intimidando, solo me di cuenta de que está embarazada y estoy preguntándole por qué me lo han ocultado, ¿Acaso no confían en mí? —preguntó ofend
Halley, no solo marcó al piloto, sino también a Emilia, mientras esbozaba una media sonrisa. —Hola, señora Emilia. —Halley querida, ¿Cómo estás? ¿Aún trabajando? Definitivamente, mi nieto es un explotador— expuso la mujer sin dejar de sonreír agradada. —Eso no me molesta, me encanta trabajar y más cuando es junto a un hombre tan brillante y guapo como él —expresó con coquetería. —Es una lástima que esté casado con esa buena para nada, al parecer solo sabe dormir y comer como una pereza —pronunció con evidente enfado. —No pasa mucho tiempo con ella, tampoco han tenido intimidad. —¿Cómo lo sabes? —preguntó sorprendida la mujer. —Soy una mujer brillante señora Emilia, tengo mis métodos, por ahora le informo que en menos de una hora salimos al hangar de la empresa, viajo a Houston con su nieto, lo dejo todo en sus manos. —Y yo complacida de poder ayudarte, no quiero esa mujer en la vida de mi nieto. En menos de una