Todos los presentes se quedaron sorprendidos, cuando vieron a Marcos tomar al médico por el brazo y caminar con él hacia la puerta, ante las protestas del médico.
—¿Cómo se atreve a sacarme de mi propio consultorio? ¡Esto es un atropello! —exclamó el hombre indignado.
—¿Atropello? Atropello para mí es usted aprovechándose de su condición de médico, quiera meterle la varita a mi esposa… —el médico lo miraba como si fuese un bicho raro o como si se hubiesen vuelto loco, pero Marcos permaneció tranquilo—, por eso se encargará la doctora, porque yo me opongo rotundamente a que usted lo haga.
» Ahora siéntense allí en la antesala y espere a que la doctora atienda a mi mujer —y sin dejarlo agregar ninguna palabra adicional, le cerró la puerta en las narice
Lía salió de la habitación cuando escuchó sonar el timbre de la puerta, al llegar a la sala ya Marcos la había abierto y su madre se encontraba allí pidiéndole volver a la empresa, el hombre en vez de responderle extendió su vista hacia ella, como si tan solo con esa mirada, estuviera pidiéndole sin palabras su opinión sobre la petición de su madre.La señora Eugenia siguió la vista de su hijo y la posó en Lía, no pudo evitar sentirse un poco incómoda por estar pidiéndole regresar a las empresas Esteban's, aún sabiendo como su suegra trató a la chica, le preocupaba la idea de que la joven la creyera egoísta, no quería dar una mala impresión de ella.—Por favor Lía, discúlpame por este acto egoísta, solo estoy desesperada, yo amo a mi viejo, sé cuánto estrés y tristeza le
Cuarenta minutos después apareció su abuela, había enviado a Lía a la habitación con su madre por dos razones, una, no quería que la viera y se diera cuenta de su embarazo, dos, ella se estaba dormitando, el embarazo la cansaba, parecía un bebé solo comía y dormía, agradeció que su mujer no le leyera sus pensamientos, porque si no sería un hombre muerto.—Abuela, pasa adelante, por favor siéntate —pidió.La mujer se limpió un par de lágrimas, las cuales empezaron a salir de sus ojos, esa situación molestó a Marcos, porque eso no era, sino un intento de manipulación de su parte, respiró profundo y se lo hizo saber.—Abuela, ¿Por qué lloras? Deberías estar feliz porque regresaré a las empresas Esteban's, ¿Acaso no era eso lo qu
Mientras las dos más jóvenes se miraban sin hablar, doña Emilia siguió interrogando.—¿Cuánto tiempo de embarazo tienes? ¿Estás seguro de que mi nieto es el padre? ¿Por qué no me lo habían dicho? Eso explica…En ese momento entró Marcos y vio la palidez de su abuela y el rostro de preocupación de Lía y su madre.—¿Qué haces abuela? ¿Estás intimidando a Lía y ni siquiera hemos firmado el contrato? —inquirió molesto.La abuela negó repetidamente con la cabeza, y enseguida intentó defenderse.—No la estoy intimidando, solo me di cuenta de que está embarazada y estoy preguntándole por qué me lo han ocultado, ¿Acaso no confían en mí? —preguntó ofend
Halley, no solo marcó al piloto, sino también a Emilia, mientras esbozaba una media sonrisa. —Hola, señora Emilia. —Halley querida, ¿Cómo estás? ¿Aún trabajando? Definitivamente, mi nieto es un explotador— expuso la mujer sin dejar de sonreír agradada. —Eso no me molesta, me encanta trabajar y más cuando es junto a un hombre tan brillante y guapo como él —expresó con coquetería. —Es una lástima que esté casado con esa buena para nada, al parecer solo sabe dormir y comer como una pereza —pronunció con evidente enfado. —No pasa mucho tiempo con ella, tampoco han tenido intimidad. —¿Cómo lo sabes? —preguntó sorprendida la mujer. —Soy una mujer brillante señora Emilia, tengo mis métodos, por ahora le informo que en menos de una hora salimos al hangar de la empresa, viajo a Houston con su nieto, lo dejo todo en sus manos. —Y yo complacida de poder ayudarte, no quiero esa mujer en la vida de mi nieto. En menos de una
Marcos la conocía lo suficiente para saber que ella estaba fingiendo tener miedo, solo quería vengarse de él, y tratar de hundir a las empresas Esteban's, porque lo creía infiel, no pudo evitar esbozar una sonrisa."Ay mi Lía eres una cabra loca, y yo más porque voy a inventarme una a tu propio estilo, pero te amo y por nada del mundo voy a perderte".Los periodistas lo rodearon de inmediato haciéndoles preguntas.—¿Qué puede decir respecto a las declaraciones de su esposa?—¿Son verdad sus declaraciones? ¿La usó para tener hijos y ahora anda con la gerente de relaciones públicas de las Empresas Esteban's?—¿Viene a llevársela por las malas?—¿La va a encerrar?—¿Se va a casar con
La doctora los vio y se cubrió la boca y después emitió su opinión.—Lo siento, al parecer no son gemelos, ya va déjenme revisar bien.—¿Desapareció un bebé? —inquirió Marcos con tristeza, mientras unas lágrimas caían de sus ojos.—El otro bebé… Se evaporó por mi culpa —sollozó con tanto sentimiento que hasta doña Emilia no pudo evitar sentirse conmovida.—¡No llores! Eso le hace daño a los otros tres niños… Nadie es culpable de eso, así es la vida, a veces se pierde otras se gana —trató de consolarla la mujer, pues le dolía verlos de esa manera.—¿Quién les ha dicho que desapareció un bebé y quedan tres? —preguntó la doctora alz
Marcos abrió las piernas de su esposa, tomó una de ellas, le quitó el zapato, con suavidad comenzó a recorrerle primero en el exterior, para momentos después cambiar su dirección hacia el interior del muslo, sacándole un lento y sonoro jadeo.—Quiero hacerte el amor, hasta hacerte gritar mi nombre, te he extrañado muchísimo ...no tienes idea de cuántas veces me masturb3 en tu nombre. Eres la única mujer capaz de llenar por completo mis sentidos y despertar un caudal de emociones.Le tomó la mano y se la llevó a su pecho para hacerla sentir el palpitar de su corazón.—¿Ves como se acelera con tu contacto? Tus manos son como brasas de fuego que me encienden.Unió sus labios con los de ella, recorriendo cada recóndito espacio de su interior, al mismo tiempo con sus manos le desabrochaba la blusa, descendió lentamente de su
El alboroto causado por la caída estrepitosa de Halley retumbó en el piso de abajo de presidencia y el ruido realizado mientras rodaba, se escuchó en presidencia, aunque no en el despacho donde una inocente Lía, mantenía sus ojos cerrados hasta de repente escuchar el sonido del intercomunicador, lo miró con molestia, por haber interrumpido su sueño. —¡Qué fastidiosos! ¿Por qué no pueden dejarme durmiendo? ¿Acaso creen que es fácil cargar una barriga de siete kilos de peso? ¡Desconsiderados! Se paró perezosamente del sofá y atendió el teléfono, antes de poder hablar, lo hizo la secretaria. —Señora Estebans, se cayó la señorita Halley, ya la están atendiendo los paramédicos, al parecer alguien arrojó aceite a las escaleras. —Gracias por la información —respondió Lía, para luego caminar hacia la puerta. Vio a la gente aglomerada mirando hacia las escaleras y caminó hasta allí, se asomó con cautela y vio el aceite regado. Agarró el pasamano