Sentir los labios de Lía recorrer su boca y juguetear con su lengua, era la sensación más excitante que podía haber experimentado Marcos, a pesar de haber desfilado por su vida cualquier cantidad de mujeres hermosas, unas más a otras, entre ellas, modelos, actrices, empresarias, ninguna podía compararse a la mujer frente a él, que temblaba como si fuera una hoja siendo batida por los vientos.
Ella era distinta, una mezcla contradictoria, porque, por una parte, era frágil, aunque a la vez dura para enfrentarse a cualquier vicisitud, suave, pero rebelde para defender con pasión sus ideas, ingenua y ocurrente para exponer en lo que cree, atrevida sin dejar a un lado su timidez.
Lía de pronto se dio cuenta de lo que estaba haciendo y retrocedió un par de pasos temerosa, con su carita sonrojada, como si le avergonzara haber tomado la iniciativa.
—Usted señorita, va a huir, ¿Cómo es eso? ¿Después de haber matado al tigre le tiene miedo al cuero? —expresó s
Lía estaba abrazada del cuerpo de Marcos, después de haber vivido los momentos más emocionantes de su vida, su mente era un torbellino de preguntas revoloteando en busca de respuestas, pese a ello, tenía miedo de hacerlas, no quería dañar esa armonía existente entre ellos.El hombre la abrazó con más fuerza, estaba muy feliz, su Lía era suya, solo suya, porque nunca había estado con más nadie, un sentimiento de posesión lo invadió, sintió los ojos de ella posarse en su rostro y las alarmas encendieron dentro de él, sabía lo que debía enfrentar, por ello, tenía un poco de miedo, ella no era de quienes dejaría pasar una mentira, su carácter era fuerte y explosivo y no le cabía duda de que reclamaría.Cerró los ojos, creyendo de esa forma poder evadir el tema pendiente entre ello
La voz de Lía se escuchó un poco estrangulada, no pudo evitarlo, pero sus ojos terminaron empañados con las lágrimas que estaba tratando de retener.—No entiendo, ¿Qué tengo de malo yo para que tu abuela no me quiera junto a ti? —preguntó en un tono triste.—¿Quién dijo que tienes algo malo Lía Ontiveros? Si tú eres la mujer más maravillosa, hermosa, sincera, leal, única, tu valor es incalculable, ¿Por qué crees que me importó un rábano su amenaza? Mi mayor activo no son las empresas Esteban's, sino tú, eres mi más valioso tesoro y eso lo sabemos mi corazón y yo.La abrazó y ella se dejó consentir, sin embargo, en su rostro se dibujaba una expresión de dolor.—No te quiero con esa cara, la única persona quien de
Lía se reía a carcajadas. —Señor Ontiveros, ¿Cómo haces ese desastre? A mi hombre no le gusta el desorden —expresó coqueta. —Pues no me interesa, su hombre va a tener que aprender, porque a mí, mujer le gusta el desorden y yo la complazco en todo lo que ella quiera, ella es mi reina y yo su fiel lacayo. La tomó por la mejilla y besó sus labios con ternura, mientras la jovencita abría su boca para recibir su lengua cálida, húmeda y juguetona en el interior de su cavidad bucal, por un tiempo no dejaron de besarse, sumidos en ese exquisito sabor, y en ese mar de sensaciones extraordinarias. Por segundos, solo se separaban para poder tomar aliento y seguir dándose las más dulces caricias. La boca de Lía estaba hinchada producto de los besos de Marcos, quien no se cansaba de demostrarle cuán grande era su amor por ella, luego de un momento cuando la dejó de besar le dijo con burla. <
Doña Emilia, miró a Lía por unos segundos más y luego fijó su atención en su nieto.—Hazme el favor, gírate y pide de una vez echar para atrás todos esos papeles, aún tenemos tiempo para anular este absurdo matrimonio —expuso con firmeza la mujer sin dejar de observar a su nieto.Por un momento, Marcos permaneció en silencio, su abuela tomó eso como un titubeo de su parte y se sonrió.—Si te da vergüenza hacerlo tú mismo, lo haré yo por ti, después de todo soy tu abuela y tengo derecho a velar por tus intereses y los de nuestra familia —expuso complacida, mientras veía a Lía con una mal simulada expresión de burla.La joven sentía como su corazón golpeaba con fuerza en su pecho al escuchar las palabras de la señora, y sobre tod
La señora Eugenia luego de recorrerla de pies a cabeza, fijó su vista en el rostro de Lía.—Me saldrán raíces, esperando que me hagas pasar —expresó con un aire de dignidad.—¿Quién es usted? —preguntó aunque sabía perfectamente de quién se trataba.—¿Vas a fingir que no me conoces? —respondió con otra pregunta.—Así como usted está fingiendo venir a socializar —respondió la chica de manera sarcástica.—Punto para ti señorita, ¿Me dejarás pasar? —volvió a preguntar.— Yo no la invité a venir y creo que su hijo tampoco ¿Por qué debería dejarla pasar? —interrogó.—Porque necesito tener
Después de la partida de su suegra, Lía estaba intranquila, un creciente miedo se había apoderado de su ser, recorriéndola de pies a cabeza como una especie de corriente fría, era inevitable temer a lo desconocido, se preguntaba cómo iba a poder darse cuenta de las conspiraciones, si toda esa gente parecían buenos actores.En un principio, estuvo engañada porque creyó que la actitud de la abuela de Marcos no era sino un berrinche y un hecho aislado, mas cuando la señora Eugenia la puso sobre aviso de toda la situación, le costaba procesar de cómo podía haber gente tan intrigante y todo por el amor al dinero, por eso decían el amor al dinero es la raíz de todos los males, aunque bastante falta que hace el desgraciado, se dijo.Estaba muy distraída, al punto de no poder dejar de mover los engranajes de su cerebro, tratando de pensar en las posibles trampas que podían tenderle.—Lía... mi amor… ¡Bebé! —exclamó, fue allí cuando gi
Lía no podía creer el grado de maldad de la vieja cacatúa, ¿Cómo podía tratarla de esa manera, tan inhumana? ¿Qué mal tan grande le había hecho para hacerla blanco de su venganza?, se decía mientras la indignación crecía dentro de ella. Pero no estaba dispuesta a dejar eso así, no se iba a ir lisa, porque le iba a cantar sus verdades en la cara, poco le importaba que en ese momento todo el mundo hubiese salido y estuviera presenciando el espectáculo, hasta grabación estaban haciendo de lo ocurrido. —¡Suéltenme! ¡Brutos! ¿Acaso no saben tratar a una dama? —pronunció indignada. Empezó a moverse con fuerza hasta lograr liberarse de los hombres y caminó corriendo hacia doña Emilia para enfrentarla. —¡Vieja cacatúa! Atorrante, babosa, cretina, déspota, energúmena, Farisea, garrapata, hija del diablo, inhumana, Jalufa y no te sigo diciendo más, porque me da flojera desperdiciar mis insultos en gente como tú, solo respiras por la heri
Lía vio la expresión corporal y de enfado de Marcos y retrocedió, por un momento sintió como su corazón saltó en su pecho y una sensación fría la recorrió, se abrazó a sí misma, le dolía el rostro, tenía hambre y la actitud de su esposo no ayudaba nada, haciéndola sentir más miserable.Quizás se pasó de la raya, no debió haber actuado de esa manera al atacar a la señora y hacerle tragar el cheque, pero no pudo evitarlo, odiaba tanto las injusticias y le indignó mucho que ella quisiera comprarla, minimizando sus sentimientos por Marcos y haciéndola ver cómo una trepadora a quien solo le importaba el dinero.Ahora, allí estaba el hombre con una expresión férrea, apretando la mandíbula en un acto de completa fiereza, sintió miedo de ser echada de su vida, no