Marco estaba anonadado de la actitud de la chiquilla, no podía creer cómo podía ser tan maquiavélica esa criatura tan pequeña, inofensiva con aspecto de ángel, pero le estaba quedando claro que las apariencias engañan, porque era el demonio personificado. —¡Pequeña demonio! Te voy a agarrar y te voy a nalguear para que aprendas a comportarte y no meter en problemas a los demás —espetó furioso, aunque su rabia se acrecentó cuando la chica con absoluto descaro hizo un gesto haciendo una seña a su trasero, en modo de reto— ¡¿La voy a matar?! Su madre se paró en medio de los dos, miró de uno a otro. —¿Hebe qué sucedió? —inquirió ella preocupada. —Su hijo me bañó de agua helada y luego pretendía quitarme el vestido ¿Puede creer eso? Y yo luchando para que no me lo quitara, él es demasiado persistente —expuso con una expresión de sentirse ofendida. —Mamá ¿Le vas a creer a este demonio? ¿Sabes lo que hizo? Colocó un medicamento para inhibirme el deseo y no conforme con eso me grabó, y ex
Evan la llevó de luna de miel a Liberia, provincia de Guanacaste, una ciudad situada el norte de Costa Rica, cerca de la Península de Nicoya, en un recorrido en el avión privado de cuarenta y dos minutos, se hospedaron en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, el cual a su vez formaba parte de la red de hoteles que habían desarrollado en los últimos años los Estebans Ontiveros. Se hospedaron en una de las villas de dos habitaciones cercana al mar, la más alejada, donde el ruido de las olas, se escuchaban romper suavemente, dándole al lugar dando una sensación de absoluta paz.Luego de dejar su equipaje y cambiarse de ropa por una más cómoda, Evan la invitó a recorrer la playa.—Amada esposa, tengo una sorpresa para ti —expresó con una sonrisa.La tomó de la mano y juntos comenzaron a caminar por playa, en esa silenciosa tarde, sus pies se hundían en la blanca arena, cálida, producto de los rayos del sol que ya cansado, agonizaba en lo profundo del horizonte, un rojo casi naranja
Dos años y dos semanas después Lía terminaba de arreglar las maletas, para el viaje que realizarían al día siguiente en horas de la mañana a Atenas, cuando apareció Marco. —¿Se van todos? —inquirió mientras su madre lo veía con una expresión de molestia. —¿En verdad no piensas ir? ¿Vas a romperle el corazón a esa niña? —No tengo la culpa que se haya enamorado sola de mí, además, si era irritante cuando tenía diez años, y de quince me hizo una travesura que jamás podré olvidar y que me ha costado superar, no quiero ver lo que sea capaz ahora cuando tiene dieciocho años —expuso abriendo los ojos de par en par como si la sola idea lo asustara. —Ella te mandó una invitación especialmente para ti Marco, no deberías hacerle un desplante, anda a Atenas, le presentas tus saludos y te regresas… eso es educación, cordialidad —articuló Lía un poco irritada. —¡No voy a ir mamá! No insistas. Salúdala de mi parte. Le enviaré una caja de chocolates, ya que tanto le gusta —pronunció en un tono
Hebe no podía contener su emoción, el corazón parecía que lanzaba brinco en su pecho. Además, no podía creer la petición de Marco, durante casi toda su vida, soñó y esperó ese momento y en verdad, la realidad estaba superando la imaginación, porque ese encuentro entre ella y Marco, estaba saliendo mucho más hermoso de cómo lo imaginó, el gesto de los chocolates y pedirle matrimonio a través de la nota, le parecía una acción original y romántica, sin embargo, estaba muy nerviosa, se preguntaba si aceptarlo ahora sería lo correcto, o si podía ponerlo a esperar un poco.Entretanto, Marco vio cuando en el rostro de la chica se dibujaban decenas de expresiones, y se acercó con pasos lentos a ella. —Sé que durante este tiempo me he mantenido en apariencia lejos de ti, aunque la realidad es que conozco cada uno de tus pasos, pero no podía estar cerca, necesitaba que crecieras y estuvieras listo para mí —Marco le acarició el rostro con suavidad, mientras el cuerpo de Hebe se estremecía—, ca
Hebe se miraba al espejo, terminándose de colocar un maquillaje suave, no muy profundo, porque no quería llamar la atención; planchó con la mano su vestido de tirantes, coqueto y sexy, consejo de su mejor amiga. No obstante, al ver el reflejo en el espejo, se dio cuenta de que era demasiado descubierto, pero no creía que le diera tiempo para cambiarlo, por esa razón decidió dejarlo.Hoy sería su primera salida después de haber hecho el trato con Marco, sería un mes en el cual ambos podían salir con otras personas, y el otro no pondría ninguna objeción, sin embargo, ella pensaba mucho en cómo reaccionaría si lo viera con otra, a decir verdad esa idea no era de su agrado, mas estaba dispuesta a tolerarlo, no sabía que esa creencia sería probada dentro de muy poco tiempo.Escuchó los toques en la puerta y dio la voz de pase.—Hola hermanita, ya tu cita te está esperando en la sala, ¡Adivina! Mi papá lo sentó y le está leyendo la cartilla, le contó que andas detrás de un hombre que te du
Marco nunca vio tan enojada a Hebe, y mucho menos la escuchó decir que no quería nada con él, eso hizo que las alarmas en su cabeza se encendieran, se levantó, sacudiéndose la ropa para quitar todo lo que le lanzó encima y para ir corriendo tras de su chica.—Lo siento, debo ir tras de mi novia, discúlpame esa —le dijo a la muchacha que lo acompañó, sacando un dinero y colocándolo en su regazo—. Son para que pagues el taxi de vuelta a tu casa. Dicho eso, corrió como si su vida dependiera de ello, lamentablemente, cuando estaba llegando a la altura de dónde ella se encontraba, esta subió a un taxi sin siquiera dar una mirada atrás, se fue. Se quedó en el estacionamiento, sintiéndose frustrado.—¡Maldición! —exclamó molesto consigo mismo, por llevar a Hebe al límite, solo quería que ella viera la diferencia del trato ofrecido por él, y aquel que le estaba dando su cita.Sin embargo, le salió como dicen, el tiro por la culata, porque ella se enojó tanto, al punto de terminar su relació
Hebe se llevó su auto, un regalo reciente por su cumpleaños de su padre, al llegar a la discoteca, su amiga justo estaba llegando.—Estoy sorprendida de que decidieras venir, de verdad que no me lo esperé… siempre has rechazado las invitaciones porque solo ves por los ojos de Marco —pronunció la muchacha blanqueando los ojos en un gesto de fastidio.—Pues no será así, he terminado con él, no quiero volver a verlo ¡Es un idiota! ¿Puedes creer que saboteó mi salida de anoche? Puso a mi hermanito a darle consejos al chico, diciéndole que no me gustaba que me atendieran, que me gustaba pagar las cuentas, al mismo tiempo se apareció con una chica, dándole todas las atenciones que hizo que me cita no me diera… por eso me molesté y no deseo volverlo a ver, quedamos que dejaríamos al otro estar por un mes con otras compañías, y él se atrevió a sabotear la mía y mientras él si disfrutaba la suya tranquilamente. —No entiendo por qué si se aman hicieron ese trato tan absurdo —replicó la chica
Marco no podía contener la risa, estaba a punto de carcajearse al ver el rostro teñido de carmesí de Hebe y los puños apretados a un lado de su cuerpo, como si estuviera a escasos segundos de atacarlo.—¡Eso es mentira! Yo no tengo hijos trillizos contigo, solo eres un loco que me está acosando y si sigues así voy a llamar a la policía para que te detengan —protestó ella alzando la cabeza en un gesto desafiante, sin embargo, esa actitud poco le importó a Marco, se limitó a hacer un gesto dramático al mismo tiempo que negaba con la cabeza.—Ahora nos estás negando —se puso la mano en el pecho, como si en cualquier momento fuera sufrir un infarto—. Eso en verdad hiere mi corazón ¿Cómo se van a sentir nuestros trillizos siendo despreciados por su propia madre? No miento y voy a demostrárselos —respondió porque la gente empezó a dudar de su palabra y enseguida él dejó roda la voz de Hebe hablando de sus trillizos y la protesta en la gente no se hizo esperar.—¡Eres un patán! ¿Qué estás tr