Marcos tomó el teléfono y comenzó a hacer llamadas a varios amigos que trabajaban en cuerpos de seguridad, para pedirles que lo ayudaran a buscar a su hijo.
—Marco, ¿Hace cuanto tiempo se extravió? —preguntó el hombre al otro lado de la línea.
—En realidad, hace unas pocas horas, el problema es que se veía alterado cuando salió, presumimos que a enfrentar al padre de la chica de la cual está enamorado.
—Envíame la dirección de donde supones estuvo por última vez, quizás revisando las cámaras de tránsito podemos verificar su paradero. No te preocupes, hermano, que vamos a encontrarlo —señaló el hombre al otro lado de la línea y Marcos sintió un poco de alivio.
Antes de cortar la comunicación, aparecieron las gemelas, Marco y Evan.
—¿Qué ha sucedido,
Miguel Araya tomó el carro de su hijo y se lo llevó a los hombres de Oswaldo, que estaban aproximadamente a tres cuadras de su casa, esas fueron las instrucciones que le dio Oswaldo, después de decirle que su hijo asesinó a Diego, por eso se vio obligado a regresar a pie a la casa, apenas entró, escuchó los pasos de alguien entrando, cuando salió se trataba de Marco, sus hermanas y su hija. Nunca pensó que ese momento terminaría en una disputa, que terminaría haciéndole romper toda relación con los Estebans Ontiveros, retuvo a su hija y esta aceptó quedarse. Eso lo emocionó, porque así podría llevársela a Oswaldo y este le daría una buena recompensa por ella.Después de marcharse Marco con sus hermanas, Anaís se enfrentó a su padre.—¿Lo tienes verdad? ¿Tienen a Diego?¿Qué le hicieron? &md
Miguel fue golpeado, recibía golpe tras golpes, si hubiesen sido dos hasta tres quizás habría podido defenderse, mas en esa desventaja numérica de más de seis hombres contra él, no podía hacer nada y su desespero fue mayor al ver al desgraciado de Oswaldo atrapando a su hermana.—¡Suéltala m4ldito! ¡No la toques! Anaís, hermana, mi princesa, ¡Resiste! No te dejes tocar con ese animó —pronunció desesperado, sintiendo como el miedo atenazaba en su interior, no podía soportar eso, no se creía capaz de vivir con esa culpa de que su hermana fue abusada frente a él y no pudo hacer nada.«¿Cómo mi padre se atrevió a entregársela a Oswaldo? ¿Qué clase de padre hace eso? ¿Qué tipo de ser humano es?» se preguntaba asqueado, sintiendo una profunda tristeza en su interior que lo taladraba cau
Diego no aguantaba más, justo cuando estaba abriendo la bragueta de su pantalón para poseerla, entraron un grupo de hombres con baldes contentivos de hielo y sin siquiera dejarlo reaccionar, los arrojaron en la bañera haciéndolos brincar a los dos, también llegaron los paramédicos y Miguel detrás, tenía sus ojos rojos como si hubiese estado llorando. Se quitó la camisa y se la entregó a Diego.—¡Cúbrela y déjanos a nosotros con ella! A partir de aquí yo me encargo de mi hermana —pronunció con voz fría.—No te voy a dejar solo, voy contigo, porque Anaís es… —la voz severa de Miguel lo detuvo.—¿Qué carajos es para ti? Una vez te fuiste y la dejaste, la vi sufrir por ti y si no es por Marco, ella se habría dejado morir. Y si aceptó casarse con Marco, era para evitar que mi papá
Cuando la familia escuchó esas palabras, sus llantos cesaron de inmediato, y su llanto se convirtió en gozo, todos corrieron a abrazarlo, él los recibió feliz, mientras veía a sus padres mirarse emocionados, con sus rostros mojados por las lágrimas—¡Vaya! Tremendo recibimiento, no creía que me extrañaran tanto… si apenas me perdí tan solo por un par de horas, me recibieron mejor que cuando duré meses sin venir… bueno papá, creo que como estás tan contento es oportuno hacerte una confesión… verás… queme más de cien mil dólares, o mejor dicho la camioneta que me prestaste.Cerró los ojos, esperando que al abrirlo se encontraría con el puño o por lo menos el rostro molesto de su padre, sin embargo, no fue así, este sonreía y besaba su rostro con alegría como si no lo hubie
Lía intentó salir para detenerlos, no quería que le terminaran haciendo daño a Zeus, sin embargo, Diego la detuvo con una fuerte mirada y un gélido tono de voz.—¡No te metas! Es un asunto que debemos hablar con él. Dime algo Lía ¿Zeus por lo menos terminó con su novia antes de venir a tener sex0 contigo? ¿Tú le permitiste eso? —preguntó sin ocultar su rostro de molestia.—Él no lo hizo solo, yo también participé, sabía que estaba prometido y no me importó, aquí no hay un solo culpable, hay dos y yo tengo la misma responsabilidad que Zeus, no pretendan librarme por ser su hija y hermana.—No lo justifiques, no eres tú quien está prometida es él, quien también debe tener fidelidad por la persona con la cual está. Es un compromiso Lía, el paso previo para tomarla como espos
Zeus sintió como si una mano invisible lo estuviera tomando por el cuello y asfixiándole, debió levantarse de la cama porque, si no, terminaría sofocándose.—Esto no puede ser posible ¿Cómo fue? —preguntó y el rostro de Fedora se entristeció.—Voy a pensar… que tu pregunta es producto de la sorpresa de enterarte de que serás padre a temprana edad. Para mí tampoco ha sido fácil, esta noticia me cayó de improviso, porque a pesar de amarte… no pensaba que los hijos llegarían primero, antes de casarnos —refutó la chica tomando asiento en la cama.—Usamos protección —afirmó Zeus.—Lo sé, por eso era más inesperado… se suponía que no había riesgos, sin embargo, al parecer entramos en las estadísticas, somos uno de los tres de cada cien parejas que
—No Lía, por favor no has escuchado del todo bien… déjame explicarte, no tomes decisiones precipitadas… —mencionó Zeus, ella negó con la cabeza.—No vas a convencerme de lo contrario, ¿Cómo voy a privar a un niño de sus padres? Yo viví mis primeros años de vida sin mi madre y fue doloroso, ¿Cómo voy a producir ese dolor en otro niño?—¡No tiene por qué ser así! Yo velaré por mi hijo, le daré todo lo necesario, sin embargo, no puedo casarme con Fedora porque no la amo, te amo a ti… por favor no vuelvas a alejarme —suplicó Zeus, mirándola con tristeza.—Lo siento Zeus, no te voy a escuchar —se giró para irse, no había dado ni siquiera dos pasos cuando volvió a oír la voz molesta del chico.—Ese es tu problema Lía, ¡Eres u
Marcos entró a la casa abrazado de su hija, al llegar a la sala ella subió corriendo a su habitación, mientras él se quedó parado junto a Lía, quien permanecía sentada en el sofá con una expresión inescrutable. El hombre se acercó a ella y se arrodilló frente a sus pies, la mujer lo miró sorprendida cuando lo vio en esa posición, sin embargo, se mantuvo en silencio.—Quizás mis palabras te parezcan vacías, o a lo mejor ni siquiera quieras escucharme… te juro por tu vida y la de mis hijos, que son lo más importante para mí, incluso más que mi propia vida, que jamás quise ofenderte, ni minimizarte, fue solo un comentario casual… no con mala intención, sino con el firme propósito de hacerle ver a Evan que no iba a tomarse a nuestra hija a la ligera… no es que yo haya tomado mi relación contigo a la li