Marcos entró a la casa abrazado de su hija, al llegar a la sala ella subió corriendo a su habitación, mientras él se quedó parado junto a Lía, quien permanecía sentada en el sofá con una expresión inescrutable. El hombre se acercó a ella y se arrodilló frente a sus pies, la mujer lo miró sorprendida cuando lo vio en esa posición, sin embargo, se mantuvo en silencio.
—Quizás mis palabras te parezcan vacías, o a lo mejor ni siquiera quieras escucharme… te juro por tu vida y la de mis hijos, que son lo más importante para mí, incluso más que mi propia vida, que jamás quise ofenderte, ni minimizarte, fue solo un comentario casual… no con mala intención, sino con el firme propósito de hacerle ver a Evan que no iba a tomarse a nuestra hija a la ligera… no es que yo haya tomado mi relación contigo a la li
Todos se fueron a acostar en la mansión de los Estebans, menos dos personas, ella se levantó sigilosamente y caminó hasta el balcón, el hombre le lanzó un beso y le hizo señas de que subiría por la columna. La mujer lo observaba trepar sin poder contener sus nervios, sintiendo que su corazón palpitaba con mayor fuerza, creía que en cualquier momento podía salírsele por la boca.—No era más fácil para ti que yo bajara —expresó ella acercándose a besarlo.—No, te puedes lastimar, no podría perdonármelo, si algo te lastimara.La agarró por la cintura y la atrajo hacia su cuerpo, la presionó contra su humanidad mientras la atraía por la nuca. Devoró su boca con una desbordante pasión, mientras sentía como su cuerpo vibraba con el solo contacto entre sus cuerpos.—Te he extra&nt
Antes que Marco pudiera reaccionar la chica con la que estaba, comenzó a caerle a carterazos.—¡Si serás descarado!, ¿Cómo te atreves a buscarme si estás casado y con hijos? —expuso la mujer furiosa.—Es demasiado descarado… no lo conmueve que le acabo de parir tres muchachitos… ni comida a la casa lleva… mire lo flaca que estoy ya parezco un carapacho… dándole puro pecho a los bebés, aunque sin comer nada, ya no me sale leche… y él se va todas las noches y que a trabajar y es andar con mujeres, gastarse el dinero de la semana… me sacó de la casa de mis papás donde vivía feliz… para darme esta vida miserable… y uno acepta todo como tonta enamorada —terminó sollozando en tono dramático, poniéndose el antebrazo en la frente.Marco estaba indignado, nunca nadie en la vida lo hab&iacut
Por un momento Lía se quedó en blanco, pocas cosas la hacían temer en la vida, decir que no le temía a lo que pudiera depararle el futuro con Zeus, sería mentir, porque estaba aterrada, no darle una oportunidad para poder vivir ese amor, sería también un acto de agresión contra sí misma, enseguida las palabras de su hermano Marco vinieron a su mente «Quien no lucha por su amor no merece la felicidad» y ella estaba dispuesta a poner de su parte y luchar por ese amor.Puso una mano en su mentón de manera pensativa, colocó su índice en la mejilla y se dio pequeños golpecitos.—Bueno, lamento decirte… —el rostro del chico palideció, al escuchar la primera parte de su respuesta—… que tendrás que cargar conmigo por toda la vida entera —el semblante del hombre cambió a uno de emoción—. Porque s&iac
El chico entendió que quizás para ella esa no fuera una mala noticia, sino un alivio, después de todo nunca recibió amor de su padre, solo maltratos de su parte, no podía dar lo que no había recibido, por eso no le dolía su muerte.Anaís se mantuvo sin reaccionar, sin embargo, en su mente no dejaba de transmitirse como una especie de película, los maltratos, los insultos, las humillaciones a las cuales fue sometida por Miguel Araya, desde que tuvo uso de conciencia, pero por esta vez supo cuáles eran las razones.—¡Él nunca me quiso! Aunque ahora lo entendí… por mucho tiempo me pregunté las razones por las cuales me trataba de manera tan cruel, nunca tuvo ni un ápice de piedad hacia mi, por fin me lo confesó momentos antes de llevarme para venderme a Oswaldo… me dijo que mis verdaderos padres murieron en un accidente, mi madre era la
Anaís llevó su mano a su boca en un gesto de sorpresa, mientras sus hermosos ojos comenzaron a humedecerse producto de las lágrimas de emoción que estaba reteniendo.—¿Es para mí? ¿Tú quieres que sea tu esposa? —interrogó con incredulidad.—Si mi duendecillo, sabes que te amo y que te extrañé cada segundo que estuve lejos de ti y si ahora estoy de nuevo a tu lado, no pienso alejarme nunca más —se levantó e iba a ponerle el anillo y ella recogió la mano.—No puedo aceptar ese anillo… por ahora no es posible aceptar ser tu prometida —declaró con una expresión de tristeza.El rostro de Diego palideció, no entendía por qué Anaís le decía que no, movió su cabeza de manera negativa con incredulidad y confusión, de pronto recordó la pregunta que le
Anaís vio salir a Marco con Miguel, dejándola sola con la persona que hasta hace pocas horas pensó que era su madre, y resultó ser su tía, la observa, y se da cuenta del nerviosismo de la mujer, a pesar de que pretende estar tranquila, la ve frotarse una mano con otra, ambas se quedan en silencio, transcurren los segundos y ya no puede soportar la tensión existente y rompe el silencio.—¿Por qué nunca me contaste la verdad? ¿Por qué siempre viví engañada? —interrogó sin dejar de mirarla con dolor, porque después de todo seguía siendo parte de su familia.Antes de responder la mujer dio un suspiro, y por lo menos tuvo la escrúpulo de sentirse apenada.—Por miedo a Miguel, por egoísmo… quizás por cobarde, no lo sé… también sé que no escapaste por estar cerca de mí, por proteg
Diego subió al auto, mientras Marco empezaba a conducir, veía la carta con miedo, su hermano por milésimas de segundos dirigió su vista hacia él.—¿Tienes miedo de abrir esa carta? No te creí un cobarde Diego —preguntó Marco con una tenue sonrisa de burla—. Si la lees lo haces en voz alta que yo también quiero oírla.—¿Por qué eres tan chismoso? ¡Métete en tus propios asuntos!—Es que si me metiera en mis propios asuntos tu vida sería un desastre, eres muy explosivo, aparte de terco.—¡Ya! ¿No te cansas de criticarme? ¡Ahora cállate que voy a leer mi carta!.«Querido Diego,El motivo de escribirte esta carta, es para poder explicarte en estas letras, lo que no puedo o me cuesta decirte con palabras verbales. Lamentablemente, me acostumbré así, a
Dos días despuésEn el comedor de la casa, Lía madre protestaba porque no entendía por qué sus hijos querían seguir adelante con todos los preparativos previos a la boda.—No entiendo chicos, ¿Por qué quieren seguir adelante con todo? ¿No es un gasto innecesario? ¿Y si no va a ver boda porque corrieron la fecha? —inquirió con preocupación.—Mamá es que sí habrá boda, la verdad es que nada ha cambiado, yo nunca pensé en casarme con Anaís, todo era un plan para que apareciera el cabezota de mi hermano —explicó Marco mientras Diego lo veía con los ojos entrecerrados.—Eres tan manipulador como tu hermanita, aunque me alegro —giró la vista hacia un lado y besó a su novia, la buscó temprano ese día para que desayunara con su familia.&md