RESENTIMIENTOS

Para entender bien el porqué, estas entidades no se llevan bien, hay que relatar un poco la historia de cada uno de ellos, para entenderlos y entender por qué ellos nunca querrán que sus hijos se enamorasen de los hijos de sus peores enemigos.

Tanto los ángeles, los arcángeles, los Dioses del Olimpo, las Ninfas, como los Demonios, las Gorgonas y Hades, han tenido entre ellos, ese punto de fricción de odio y mucho resentimiento, que no se dan la oportunidad de tratarse.

Por ejemplo, Medusa y lo que le pasó, hizo que odiara a Poseidón y a Atenea, con todas sus fuerzas.

    La historia de Medusa, Poseidón y Atenea es la siguiente: Medusa era una hermosa mortal, tanto que se llegó a nombrar como "La celosa aspiración de muchos pretendientes".

También era sacerdotisa en un templo de Atenea, la diosa de la inteligencia y estrategia. Pero lamentable mente su hermosura le jugó una mala pasada, ya que Poseidón, el dios del mar y los desastres naturales, la encontró tan irresistible que decidió violarla ahí mismo, en el templo de Atenea.

Cabe aclarar que esos dos dioses que ya nombré tenían una rivalidad. Entonces, Atenea sitió eso como una ofensa, y castigó a Medusa: transformó el hermoso cabello de la joven en serpientes y, además, cada vez que la mirara un hombre a los ojos, este quedaría petrificado de piedra. Medusa fue desterrada a vivir en las tierras hiperbóreas.

 De aquel encuentro fortuito que hubo entre Poseidón y Medusa, surgió un embarazo, lo que no hizo más que incrementar el rencor de Atenea, que ordena a Perseo que mate a Medusa. Así este héroe hijo de Zeus decapitó a Medusa, y su historia llega a su fin.

Y es por ese motivo que, Medusa, jamás permitiría que le pase lo mismo a su descendencia y ellos tienen prohibido de enamorarse de los Dioses del Olimpo.

Los hombres lobos y los vampiros, nunca pudieron llevarse bien y siempre han tenido fuertes encuentros.

La historia de ambos clanes es la siguiente: “Los vampiros, cansados de patrullar y de cazar sólo de noche, querían que alguien ayude a los vampiros a patrullar y a cazar durante todo el día, hasta la noche.

Un día, al mayor y jefe de los vampiros, se le ocurrió la idea de encarcelar a los hombres lobos y obligarlos a que trabajen para ellos.

Los vampiros, decidieron secuestrar a los hombres lobos (niños), porque son los más indefensos y porque aún no conocían en su totalidad de lo que son capaces de hacer y de lograr.

 Poco a poco, lograron secuestrar a todos los hombres lobos, para que trabajen para ellos e invitaban a los humanos, para obligarlos a que se conviertan en hombres lobos.

Con el ejército armado, los vampiros les dieron órdenes de que van a patrullar, vigilar y cazar todo el día, hasta que sea de noche y si no lo hacían, los azotaban.

Los hombres lobos, al escuchar las amenazas de los vampiros, no tuvieron más opción que hacer lo que ellos deseaban.

Todo marchaba a la perfección; hasta que, Nyssa, quien es vampiro, se enamoró perdidamente de Varkolak, quien es hombre lobo y él, se enamoró perdidamente de Nyssa y fruto de ese amor, Nyssa estaba esperando una hija de Varkolak (Victoria).

Por el otro lado, Nomak, quien es vampiro, se enamoró perdidamente de Angela, quien es mujer lobo y ella se enamoró perdidamente de Nomak y fruto de ese amor, Angela estaba esperando un hijo (James).

Cuando ambos clanes se enteraron de esa terrible verdad, los azotaron, los electrocutaron, los mutilaron, etc., les hicieron de todo, para que aborten y sin resultados.

Satanás, al ver que se estaba a punto de que ambos clanes inicien una guerra, decidió intervenir.

A Nyssa le permitió quedarse con su hija y le dijo a Varkolak, que se olvidase de su hijo, hasta nueva orden y le permitió a Angela, quedarse con su hijo y le dijo a Nomak, que se olvidase de su hijo, hasta nueva orden.   

Aunque a los cuatro les pareció injusto lo que le estaba ofreciendo Satanás, aceptaron su oferta; aunque, por dentro, querían secuestrarlos e ir lejos de ese mundo tóxico para sus hijos.

“En cuanto a cada uno de ustedes, no crean que, con esto, queda todo olvidado, porque no es así.  Yo estaré vigilándolos de cerca y el mínimo error que cometan, aténganse a las consecuencias”, les dijo Satanás, mirándolos fijamente, para que vean y notasen cuan molesto estaba con cada uno de ellos, por obligarlo a tomar este tipo de decisiones.

“Algún día, yo tendré mi descendencia y ella o él, decidirá la suerte de cada uno de ustedes, eso se los prometo”

Desde ese momento, ambos clanes, no pueden verse bajo ningún motivo; ni mucho menos, estar cerca el uno del otro.

La ninfa Dafne y Apolo, no se pueden ver bajo ningún motivo y se odian tanto que, no quieren que sus descendencias se enamoren entre ellos.

La historia de los dos es la siguiente: Cada vez que hay una competición deportiva, o simplemente observando antiguas representaciones de ganadores, siempre hay algo en común: una corona de laurel en la cabeza del vencedor. La mitología griega tiene una explicación para este hecho. Curiosamente, tiene su origen en una desdichada historia de amor.

Apolo, hijo de Zeus y Leto, era considerado como el dios de la música, de la poesía, de la luz e incluso de las artes adivinatorias. A lo largo de su existencia había tenido numerosos romances tanto con mortales como con ninfas y diosas.

Un día se atrevió a reírse de Eros, más conocido como Cupido, que se encontraba practicando con su arco. Éste, al sentirse humillado por el arrogante dios, decidió darle una lección. Cuando Apolo se encontraba en el bosque cazando, vio a lo lejos una hermosa joven llamada Dafne, que en realidad era una ninfa.

Eros decidió aprovechar el momento y disparó dos flechas. La que disparó a Apolo era de oro, lo que producía un apasionado amor. Sin embargo, a Dafne le disparó una flecha de plomo, cuyo efecto era exactamente el contrario, sentir odio y repulsión hacia el dios que se había enamorado de ella.

Apolo entonces decidió perseguir a Dafne allá donde fuera hasta conseguir su amor, pero Dafne, bajo los efectos de la flecha de plomo, huía como podía de él. Al llegar al río Peneo, Dafne, cansada de tanta huida y justo cuando ya Apolo lograba alcanzarla, pidió ayuda a su padre, que no era otro que el dios del río. Éste, teniendo compasión por su hija, decidió hacer lo único que podía salvarla: la convirtió en un árbol, el laurel.

Cuando Apolo al fin la alcanzaba, vio cómo los miembros de su amada iban quedándose rígidos, sus brazos se convertían en ramas, sus pies echaban raíces y sus cabellos se iban convirtiendo poco a poco en hojas hasta que su cabeza se convirtió en la copa de un precioso árbol.

Afectado por lo que acababa de suceder y pensando en cuánto la amaba, prometió que ella sería su árbol, el que le representara siempre. De esa manera, sus hojas adornarían su cabeza y la de aquellos guerreros, atletas, poetas o cantores que triunfaran, convirtiéndose en símbolo de triunfo y victoria.

Otros de los que han prohibido a sus hijos enamorarse entre ellos son: Zeus, Poseidón y Hades.

La historia de más fuertes de los Dioses del Olimpo es la siguiente: “Los tres hermanos, tras derrotar a su padre, Cronos, pudieron estar tranquilos, sin la constante amenaza de que Cronos, los coman, como ha comido al resto de sus hijos.

Pero, las cosas empeoraron, cuando Zeus, decidió donde iban a gobernar cada uno de ellos.

Zeus, gobernaría el cielo y desde allí, vería detenidamente lo que ocurriría en la Tierra, a Poseidón, lo dejó gobernar en el mar; pero, no pasaría lo mismo con Hades, porque a él, lo enviaron al infierno a gobernar el tártaro.

A Hades, no le gustó para nada, que lo peor le diesen a él y lo mejor, se quede los dos.

Hades, se sintió desplazado por sus hermanos y por consiguiente, les declaró la guerra a sus hermanos, haciéndolos sufrir donde más les duelen, para que ellos sientan, lo que él ha estado sintiendo durante estos largos siglos.

Desde ese momento, Hades se alejó de sus dos hermanos y les ha prohibido a sus hijos que, se acerquen a los Dioses del Olimpo”

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