CAPITULO 24
En la mañana los rayos del sol iluminaron tres cuerpos cansados de tanto sexo, Rosario observaba a sus amantes rusos, les acariciaba sus pollas sonriendo y diciendo.

—Estos rusos de m****a saben follar rico, mejor voy a tenerlos a los dos juntos, es mejor así, pero debo irme, adiós

Se fue dejando una misiva que decía que cuando la deseen la llamen y ella irá donde ellos quieran, pero juntos.

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Me desperté toda cansada, creo que es por estar usando a mi Robert personalizado, m****a que amo a ese hombre, pero todavía recuerdo como titubeo para contestar si se casaba conmigo y eso de estar preocupándose de que no tiene el suficiente dinero para llevarme a esos sitios caros, nunca me había fijado en eso.

Me vestí para desayunar cuando pase por la habitación de mi papá, vi la puerta semiabierta y entre allí estaban los dos dormidos desnudos, les puse una sabana tapándolos, ella no estaba supuse que se fue, salí
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