Cuando termine de recordar todo me levanté para caminar un poco hasta el ventanal de mi oficina, allí me quede observando hacia afuera, cualquier persona diría estas palabras «pero, si solamente es uno de tus amantes, déjalo ir y ya». Sin embargo, para mí Él no era solamente uno de mis amantes, era mi todo, me había apoyado en todo momento, estuvo ahí para mí cuando perdí a Dalila, me acompaño en mis noches de dolor, siempre me aconsejaba, me daba impulso para seguir en la vida para adelante, Reinhart no era “solamente mi amante”

Le daba vueltas a todo para tomar una decisión, estaba consciente que es su vida, algo que debe decidir por Él mismo, pero lo conozco y sé que va a venir a hablar conmigo, a pedirme que yo lo decida y eso me va a doler en el alma, porque internamente yo… no quiero que se vaya de mi lado, seré egoísta, pero, grité allí encerrado agarrándome mi cabeza

—Es mío, yo soy dueño de su cuerpo, de su corazón, de su alma y de su amor, Reinhart me ama, ¡carajo! ¡Maldición