Se removió en el lecho y se colocó de costado.
Su mano se posó en su vientre pudiendo notar el gorjeo que no paraba de hacer.
Aún no se creía que él, un hombre, pudiera tener un...bebé dentro de él
Llevaba viviendo con ese Ian desde que lograra escapar de su encierro y si bien se había portado como un sol, aún no se fiaba, del todo, de él.
Alguien llamó a la puerta.
Con toques suaves.
Y la puerta cedió dejando entrar al castaño oscuro.
-¿Ángel?-
Jayden se encogió contra la almohada.
Ángel.
No le llamaba por su nombre sino que siempre se refería a él con ese apodo tan...cariñoso.
Notó cómo el colchón se hundió y luego una mano del hombre posarse en su cabeza.
-Angel, el desayuno está listo-
-No...no tengo hambre-
-Tienes que comer-
Sentía como le acariciaba el pelo.
Con mimo.
Con dulzura.
Gestos que había dejado de reconocer desde que ese...Christian lo había sometido, torturado y vejado.
Conteniéndose las lágrimas, se limpió los ojos y preguntó:
-¿Por qué me...tratas tan...bien?-
Ian dejó de acariciarle el pelo.
-¿Acaso no debería?-
-No me...conoces, no sabes nada de míy...me salvaste, me trajiste aquí, a tu casa y...me tienes en un pedestal-
Girándose para mirarle, volvió a preguntar:
-¿Por qué?-
Ian tragó saliva, unió sus manos y respondió:
-Porque...veo en ti el reflejo de lo que una vez fui yo-
Jayden, muy despacio, se aproximó hasta él.
Extendiendo las manos aferró de ambos lados del rostro al mayor para, poco a poco, ir atrayéndoselo hacia el suyo.
Ian moría por saber a qué sabían esos labios.
Desde que lo vio había sentido algo más que un simple sentimiento de protección hacia el chico.
Pero no quería forzar la situación.
Jayden necesitaba, en primer lugar, aceptar al bebé.
Ya después intentaría llegar a su corazón.
Poco a poco.
No tenía prisa.
A punto de tocar los labios del rubio con los suyos, le detuvo.
Jayden se quedó helado.
Acariciándole la mejilla, Ian sonrió con ternura para decirle:
-No es el momento ni el lugar, primero sois tú y tu bebé-
La dulzura del rubio desapareció dando paso al odio.
Propinándole un manotazo y apartándoselo, ladró:
-No quiero éste hijo-
-Jayden él no tiene la culpa de cómo ha...-
-iSoy un hombre!- exclamó enojado.
Saltando al suelo, empezó a romperse el pijama gritando:
-NO PUEDO TENERLO, NO PUEDO, NO PUEDO-
Ian, alarmado, caminó hasta él e intentó calmarlo...
Pero recibió un empujón.
-Jayden, cálmate-
-¿Es que no lo entiendes?- gimoteó el rubio -¡¡No sería ni lógico ni natural!!-
-Angel, por favor calma...-
-¡¡DEJA DE LLAMARME ASÍ!!- gritó.
-Jayden, tranquilízate, respira y...-
-NO SERÍA UN BUEN...PADRE-
-No, no, eso...eso nunca lo digas- aseveró, sin excederse, Ian, que caminando hacia él le agarró de los hombros y le hizo darse la vuelta para mirarle fijamente -Yo pasé por lo mismo y...me arrepiento de no haber sido más...valiente y...perderme toda la vida de Dominic-
Jayden se soltó de sus manos.
-Yo no soy tú- escupió.
-No serás yo pero te ha pasado prácticamente lo mismo- añadió Ian -Y quiero ayudarte-
Mirándole de malos modos, Jayden inquirió:
-¿Por qué?-
-Por qué que-
-Que por qué me quieres ayudar-
El mayor agachó la mirada para rápidamente volver a levantarla.
-Porque...a mí me hubiera gustado que alguien se preocupara por mí cuando me...pasó y...porque sí-
-Nunca hay una sin razón para ayudar- respondió de malas maneras Jayden.
Ian volvió a acercarse a él y agarrándole por los brazos le obligó a enfrentarle:
-Yo no necesito una razón para ayudarte Jayden-
El rubio fijó sus ojos en los del mayor.
-¿A no?-
-No- contestó Ian con voz tenue.
No rompían el contacto entre sus ojos.
Sin darse apenas cuenta, sus rostros empezaron a aproximarse entre ellos.
Despacio.
Cómo si de una extraña fuerza sobrenatural se tratara.
Les hacía romper la distancia entre sus bocas...
Y empezaban a sentir el aliento del contrario contra el suyo...
Más y más cerca...
Hasta que...
Sus labios terminaron por unirse...
Acabando por no simplemente besarse.
Sus bocas se devoraban.
Con ardor.
Con pasión.
Y aunque Jayden tenía un poco de miedo, algo en su interior le decía que Ian no era un mal hombre.
Ambos terminaron cayendo en el lecho.
Engulléndose mutuamente.
Ian ya no podía ni quería evitarlo más.
Años solo, deseoso de poder amar como amó hace tiempo.
Y Jayden necesitaba de ese amor.
Un amor sincero...
Sano...
Y de verdad.
Casi sin darse cuenta, acabaron tal y como sus madres los trajeron al mundo.
Jayden notó cómo Ian recorría su cuello con la boca...
Cómo descendía a través de su pecho...
Hasta que se detuvo en su vientre.
Alzando la mirada, Ian buscó su permiso...
Y cuál no fue su sorpresa al oír al rubio decir:
-No...no me hagas...daño, por...por favor-
Regresando ante su rostro, Ian lo acarició suavemente susurrándole:
-Nunca podría hacerte daño...ángel-
Y selló sus labios con los suyos.
Las piernas de Jayden se cerraron en torno al cuerpo de Ian quien, cuidadosamente, preparó la entrada del chico.
Después, comenzó a deslizarse a través de ella hasta que...
Ocupó el interior del joven.
Jayden emitió un leve quejido que fue silenciado por los labios del castaño oscuro.
Despacio, Ian se mecía.
Dentro y fuera.
Entraba y salía.
Era dulce y tierno.
Y Jayden lo agradeció.
Cinco años siendo torturado...
Privandole de saber qué era realmente hacer el amor...
Y ahora no sabía ubicar bien que era lo que su cuerpo sufría con el mayor.
¿Le gustaba?
iPor Dios, sí!
¿Lo deseaba?
iSí!
Echándole los brazos alrededor del cuello y con su boca ocupada por la de Ian le dejó transportarlo hacia aquel extraño y placentero abismo del cual él desconocía que existía...
Y por primera vez conoció lo que era un orgasmo...
De verdad.
Aunque...
No bastaría para hacerle recuperar su seguridad...
Ni su capacidad de volver a amar.
Dándole la espalda, el rubio notaba los labios del mayor sembrar de besos dulces la parte posterior de su cuello.-¿Te encuentras bien?- le oyó preguntar cogiéndole por sorpresa.Él nunca había tenido que responder a dicha cuestión.Con Christian solo tenía que someterse y dejarle hacer.Después ni besos ni caricias como en ese momento recibía por parte de éste.Apartando el brazo donde Ian le acariciaba, se alejó de él.-¿Ángel?--Estoy bien- contestó para hacerse un ovillo.Irguiéndose, Ian intentó tocarle pero Jayden lo esquivó.-No, no estás bien-Peor que una mierda y culpándose, volvió a intentar tocarle pero otra vez el joven lo evitó.-¿Por qué no quieres que te toque?--Ya...ya tienes lo que...querías-Maldiciéndose, Ian se salió de entre las sábanas y comenzó a vestirse.La había jodido.Había metido la pata hasta el fondo.Sin abrocharse la camisa rodeó la cama y
-Las vas a quemar- Dominic enarcó una ceja y apagó el fuego.-Ya te dije que no sabía cocinar- Joel solo sonrió.Acercándose hasta él le hizo echarse a un lado.-Anda quita, yo lo hago señorito--¿Señorito?- se contrarió Dominic.-Sí, señorito- repitió Joel volviendo a prender el fuego -Las tortitas hay que tener mucho cuidado con ellas o entonces te las vas a comer quemadas, tú ve sirviendo el café que creo que eso sí sabrás hacerlo--No te cueles- señaló Dominic.Joel rodó los ojos, a posta.-¿Has...rodado los ojos?- sonrió travieso el moreno.Colocando las tortitas en un plato, el castaño agarró el paño de cocina para limpiarse las manos pero no lo soltó después de hacerlo.Despacio, sin romper el contacto visual con su esposo y con pasos decididos, se le iba aproximando mientras iba enrollando el paño con ambas manos.-¿Qué haces?- rió calmado Dominic.Joel no r
El toma y daca entre ellos empezaba a tocar más de la cuenta los huevos a Dominic.Eso de solo azotar y no llegar a donde él quería...A punto de estampar la mano en el trasero de su sexy esposo, por millonésima vez del día, Dominic lo percibió e...Interceptó su mano.Ágilmente, el moreno atrapó con ambas manos las muñecas del castaño y se lo presionó contra su ser.-Ya, vale ya, nene- medio mandó medio pidió clavando sus ojos en los suyos.-Mmm, voy a tener que recordarte que aún sigo mandando yo, señor Bale- rezongó Joel con una sonrisa un tanto perversa.-Si quieres mandar, por mí estupendo...pero deja ya de solo azotarme el culo y da el siguiente paso- alegó Dominic con expresión de autosuficiencia.-Oommm, eso...¿Quiere decir que quieres que lo sigamos en el dormitorio?--Bien, creí que habías perdido tu capacidad intelectual- se mofó Dominic.Joel achicó los ojos, como si lo estuviera retando.Acorta
Dominic empezó a tirar y forcejear intentando liberarse de la jodida corbata...¡Pero le resultaba imposible!-¿Se puede saber cómo demonios has atado la corbatita de los cojones?- increpó al castaño.De forma insinuante, Joel caminó hacia él.-Anda, yo te ayudo- dijo.Inclinándose hacia Dominic, le agarró por un brazo y le ayudó a levantarse.-Vale, ya me has atado y has sentido en tus carnes lo que yo sentía haciéndote lo mismo así que ya puedes desatarme-Joel le hizo callar posándole su índice sobre los labios.Y entonces arrimó su boca a la suya para decir, con voz tenue:-Arrodillate-Atónito, Dominic espetó con voz grave:-No me estás diciendo lo que me estás diciendo-Joel repitió, con un tono un poco más autoritario:-De rodillas, Dominic--Ja, ni lo sueñes- -¿Perdona?- preguntó Joel poniendo cara de no entender.-Digo que no pienso arrodillarme- dando un paso ad
-¿Ian?- Alice se quedó sorprendida al abrir la puerta de casa y toparse con el hombre.-Yo...necesito...necesito hablar contigo- La morena denotó tanto un tono de voz plagado de preocupación además de un aroma mezclado entre dulzón y amargo.Olía al chico y a culpa.-Pasa- invitó ella.Cabizbajo, Ian se adentró en la casa.-Sientate por favor- invitó amablemente Alice al hombre.Ian obedeció.-¿Qué sucede?- preguntó la mujer.Tragando saliva y frotandose las manos, Ian miró, pudoroso, a la morena.-No...no sé cómo...llegar a su... corazón-Alice achicó los ojos.-¿Del chico?- Ian asintió con la cabeza.-Solo...solo ve...sexo y...se denigra hasta el punto de...comportarse como...como...- bajó la mirada.-Como un cualquiera- dijo ella.-Sí- respondió en un hilo de voz Ian.Alice dejó escapar un suspiro para después alargar una mano y posarla en una del hombr
"-Aliceee, espérameeee--Ja, no me pillas, no me pillas, baaa, eres muy lentorro pequeño Ian-La niña morena de piel tostada y seis años huía de un niño de no más de tres, también de piel tostada, pero cabello castaño oscuro y orbes azul cielo.-Aliceeeee, no corras tantoooo- lloriqueaba el pequeño.De pronto, no vio una piedra en mitad del jardín y tropezó con ella yendo a caer de bruces a la tierra.El llanto del niño hizo detenerse a la niña, quien al darse la vuelta y verlo tirado en el suelo, llorando, corrió hacia él...-¡Ian, Ian!- Tirándose de rodillas ante éste, vio horrorizada que las rodillas del pequeño estaban heridas.-No llores, no llores Ian, mira, yo te curo-Alice posó sus manos en las rodillas del pequeño...Y como por arte de magia, las heridas se cerraron.-¿Lo ves? Te he curado- sonrió ella.Ian se lanzó al cuello de l
-¡Ian, Ian, respira, respira, Ian respira!-Le había golpeado demasiado fuerte.Los recuerdos se le agolpaban unos sobre otros.Sin poder procesarlos de poco en poco.-¡Alex, Alex, necesito que me ayudes, Alex!-No veía bien las figuras.Únicamente diferenciaba que eran dos...Hasta que notó cómo un par de manos se posaron en su pecho y una voz masculina pero suave le decía:-Tranquilo Ian, tranquilo, tu hermana está contigo...y yo también-Lentamente, Ian fue cayendo en un extraño estado de letargo...Y cerró los ojos.Alexander se incorporó y se volvió a su esposa.-Un ataque de ansiedad-Alice se mantenía cruzada de brazos.-Creo que...le devolví los recuerdos demasiado rápido al...llamar al lobo- se lamentó.Alexander se aproximó hasta ella.Alzándole el rostro por el mentón, le besó candorosamente para después musitarle sobre los labios:-Intenta ser más...suti
Con la respiración agitada, ambos se recomponían.Dominic, necesitado de verse libre de sus "ataduras" resopló:-Ne...nene, de...desátame las...ma...manos--Es...espera que...pueda ponerme...de...de pie, dame unos...mi... minutitos y... estaré encantado de...soltarte- jadeó Joel.Aún podía notar el pene de su esposo dentro de él y latiendo. Joel rió contra el pecho sudado y firme del moreno y una idea se le pasó por la cabeza.Abriendo la boca, sacó la lengua y comenzó a pasearla por el torso del hombre.Éste lanzó un gruñido de placer.-Neneee, desátame las manosss-Joel no hizo caso y siguió lamiendo el pecho de su esposo.Su lengua llegó a uno de sus pezones para, travieso, torturarlo tanto con los dientes como con los labios.Dominic empezaba a sufrir descarga tras descarga que le recorrían, el cuerpo, de los pies a la cabeza.-Neneee- volvió a gruñir.Joel dejó olvidado el pezón de su es