-XIII-

Con la respiración agitada, ambos se recomponían.

Dominic, necesitado de verse libre de sus "ataduras" resopló:

-Ne...nene, de...desátame las...ma...manos-

-Es...espera que...pueda ponerme...de...de pie, dame unos...mi... minutitos y... estaré encantado de...soltarte- jadeó Joel.

Aún podía notar el pene de su esposo dentro de él y latiendo.

Joel rió contra el pecho sudado y firme del moreno y una idea se le pasó por la cabeza.

Abriendo la boca, sacó la lengua y comenzó a pasearla por el torso del hombre.

Éste lanzó un gruñido de placer.

-Neneee, desátame las manosss-

Joel no hizo caso y siguió lamiendo el pecho de su esposo.

Su lengua llegó a uno de sus pezones para, travieso, torturarlo tanto con los dientes como con los labios.

Dominic empezaba a sufrir descarga tras descarga que le recorrían, el cuerpo, de los pies a la cabeza.

-Neneee- volvió a gruñir.

Joel dejó olvidado el pezón de su es

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