Bajo el estrellado cielo, sintiendo la suave brisa sobre su cuerpo junto a las caricias de su esposo, Joel dejaba entrever una gustosa sonrisa.

Dominic solo se centraba en su vientre, entretenido en dibujar multitud de filigranas imaginarias, percibiendo el tenue movimiento que provenía de su interior.

Arrimando sus labios a la barriga del castaño, besó ésta pudiendo notar la típica agitación que sus hijos sufrían cuando él besaba o tocaba aquella zona.

-No los actives- increpó Joel aunque con voz dulce -O tendrás que pasarte casi toda la noche dándoles mimos-

Dominic sonrió contra el vientre del castaño.

Luego, elevándose sobre sus manos, se movió como un lobo y quedó cara a cara con él.

Joel le miró a los ojos.

-Pues les doy mimos- respondió el moreno.

-Los vas a malcriar y eso que aún no han nacido- se burló Joel.

Dominic se situó justo encima suya pero con cuidado de no dejar caer su cuerpo sobre e