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Capítulo 4

Annie

—Gabriel Montgomery y su bella esposa Analí de Montgomery—saluda el príncipe con una radiante sonrisa. 

Analí se ve bellísima, radiante, el vestido que luce es precioso, se ve tan bien, que es envidiable, viviendo alrededor de riqueza, lujos, ¿Y mamá? Muriendo de preocupaciones. 

—Su majestad, es honor verlo de nuevo, Gabriel y yo estamos agradecidos por el nuevo cargo que le ha dado junto a la guardia real de Stontalin y Biancolé—habla Analí. 

—No es nada, señora Montgomery. 

—Oh no, dígame Analí señora me hace sentir demasiado vieja—ríe. 

¿Tan insignificante soy que no se han dado cuenta que estoy detrás del príncipe? Solo quiero huir, no quiero verla. 

Pero parece que el príncipe lee mis pensamientos que se gira para verme. 

—Les presento a mi acompañante Ann...—pero la voz de Analí lo interrumpe. 

—¿Annie? ¿Qué rayos haces aquí? tienes que lárgate ya. — me mira con enojo.

—¿Disculpa? ¿Quién te crees para decir que me largue?—ataco. 

—Tengo un título, el cual tú no tienes, estoy en una jerarquía en la cual tú no estás, mi esposo es guardia real, así que lárgate—me mira totalmente furiosa. 

—Annie—me mira Gabriel y suspira—por favor retírate, es muy bajo el que te hayas atrevido a venir aquí.

—¡Por Dios! ¿Se están escuchando? Solo estoy aquí por ser quien provee los alimentos los cuales están consumiendo. 

—Aún más bajo, retírate—dice Analí, tomando mi brazo. 

—Sueltala—habla el príncipe con voz firme. 

—Alteza sentimos mucho que—Anali me mira con desdén—esta cualquiera se acercará a usted, nos aseguraremos que se marche. 

—¿Quién crees para estar corriendo a los invitados de los próximos reyes?—la mira con enojo.

—Alteza—interviene Gabriel.

—Tú cállate—dice el príncipe. 

—Creo que será mejor que me retire—giro con el príncipe—una disculpa por el inconveniente que estoy causando, fue un placer conocerlo.

Giro para ver a Anali.

 »Señora Montgomery lamento que sea una víbora, y olvide que es su madre, quien fue su padre, con quién lloraba cuando no podía ver a quien en aquel tiempo era su novio, Lucrecia ha crecido y es una hermosa niña, lastima que se pierda de eso, nunca olvide que ser una Lewistter no es una vergüenza, es un honor.

—Eres una buscona—ataca Analí.

—Su alteza hora buena para su hermana y cuñado, insisto fue un placer conocerlo—giro y camino a la entrada. 

No puedo creer que después de ocho años al fin ví a Anali, mi hermana, hermana con la cual jugaba cuando éramos pequeñas, a quien le confiaba el más mínimo secreto, a quien abrazaba cuando tenía miedo. 

Es triste ver cómo las personas cambian solo por el hecho de tener dinero, una gran riqueza o joyas únicas, al fin de cuentas al momento de morir no llevamos nada a la tumba, la ropa con la que somos sepultados con el tiempo se corrompe, en fin no nos llevamos nada, solo las cosas buenas o malas hechas en vida. 

No es necesario creer si hay un Dios, un ser celestial,si existe o no existe,  solo es preferible ser buena persona.

Anali lo era, hasta que conoció a Gabriel un atractivo caballero de la guardia real, quien comenzó con el cortejo, él iba a nuestro hogar, comía en nuestra mesa, cuando se comprometió con Anali, todos festejamos no por su título o riqueza si no porque Analí estaría bien, sería feliz, hasta que un día escapó de nuestro hogar, la buscamos, Gabriel desapareció, hasta que un día en el mercado del pueblo, las campanas de la iglesia del palacio sonaron, mis padres, Lucrecia y yo nos acercamos para ver quiénes serían los afortunados, para nuestra sorpresa, quien iba bajando del carruaje era nada más y nada menos que Analí.

Quien la llevó al altar fue el capitán de la guardia real, los reyes estuvieron presentes como la mayor parte de la nobleza de Stontalin, eso rompió el corazón de papá, ver a su primogénita caminar al altar en brazo de otro hombre, mamá lloraba y yo solo estaba decepcionada, Lucrecia no entendía que pasaba tan solo tenía cuatro años. 

Anali nos golpeó, humilló y pisoteó como ella quiso, papá antes de morir solo quería verla, escucharla, ella se negó ya que no podía verse alrededor del pueblo y visitando un hogar así con el título que cargaba «Lady Montgomery»  papá murió sin verla.

Anali la aborrezco, es el claro ejemplo de cómo el dinero cambia a las personas, como las hacen sentirse superiores cuando por dentro son tan inferiores que el más pobre de la calle. 

(***)

Al llegar a casa, me adentro y sigo el camino a mi alcoba, retiro mi vestido «tanto esmero para nada»

El estar con Anali me decepcionó ¿Por qué siente tanta vergüenza de nosotros? somos humildes, pero buenas personas, pero al parecer es más importante un título noble o de la guardia. 

Demasiado superficial y podrida que si llega a tocar a otra persona tan podrida, es como la fruta y verdura no puedes dejar una en mal estado cerca porque después echa a perder a las demás. 

Es lo que hicieron con ella y ahora es lo que hace, que triste vivir así. 

Me recuesto junto a Lucrecia y me dispongo de cerrar los ojos, pero un grito aterrador y desgarrador hace que los abra.

De pronto afuera todo el mundo grita.

—¿Annie?—dice Lucrecia mientras frota sus ojos—¿Qué pasa, que son esos gritos? 

Estoy apunto de responder pero aumentos más los gritos y estruendos. 

—¡Corran!

—¡Huye! 

—¡No te detengas! 

—¡Esto es guerra! 

—¡Thirwall viene por nosotros! 

Me levanto de la cama, salgo de la habitación, camino a la puerta pero no una voz me detiene. 

—¿A dónde vas?—pregunta mamá rápidamente. 

—Quiero ver qué está sucediendo—respondo. 

—Annie, no…

Salgo de la casa y las familias cargan a sus hijos, huyen, todos vienen de la plaza central, comienzo a caminar esquivando a las personas.

—¡Niña huye!—grita una anciana mientras corre.

Hago caso omiso y sigo caminando, al llegar me asqueo, quiero salir de aquí, ¿Dónde está la guardia real? ¿Los reyes? ¿Los próximos reyes? Porque no impidieron algo así.

Tres caballeros de la guardia real decapitados, con sus cuerpos colgando, la escena es perturbadora y escalofriante.

La plaza central arde en fuego y cuelga una manta, la cual en letras rojas hace claro el mensaje: 

EL LEGADO PREVALECERÁ y DOMINARÁ,  CON EL LA GUERRA VENDRÁ. 

No entiendo que pasa, solo salgo corriendo rumbo a mi hogar para proteger a mamá y Lucrecia, tenemos que huir de aquí, no quiero estar presente cuando esto se vuelva una guerra y nos masacre a todos. 

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