Rómulo se echó a reír.—Eres perro viejo ¿eh? Está bien, eso me gusta, gente precavida y directa.—Es mejor ser así— contestó el alcalde—si nos vamos a morir es mejor hacerlo a conciencia ¿no crees?Después de unos minutos de silencio Rómulo dijo: —opio, nuestro…—refiriéndose a él y su cuñado— negocio es el opio, solo necesitamos que estés enajenado, que no te enteres de nada, de lo demás nos encargamos nosotros.—Así que opio— meditó por unos segundos el alcalde—estoy seguro que eres el dueño de todo el tráfico de esta zona, pero tranquilo, no me interesa que me digas más, soy feliz con lo que me acabas de confesar, eso significa que confías en mi y por lo tanto yo voy a confiar en ti, tienes banderín abierto a partir de hoy.—Muchas gracias—contestó Rómulo— de más está decirte que serás muy bien recompensado.—No espero menos de ti—le contestó el alcalde extendiendo su vaso para hacer un brindis.Los tres chocaron sus vasos celebrando la alianza que acababan de establecer.***—Eres
Alejandra cayó al piso, se retorcía por el dolor.—¡Mima!—gritaba con todas sus escasas fuerzas para ver si Juliana la escuchaba. No pudo aguantar más y tuvo que vomitar ahi mismo cuando las gamas fueron incontrolables.—¡Mima por favor!—volvió a gritar entre lágrimas.—Ale por casualidad tú me andas lla… ¡ay por Dios Alejandra que tienes hija!— gritó azorada Juliana cuando abrió la puerta y se encontró con Ale tirada en el piso retorciéndose del dolor y llena de vómito.—Ven, vamos, ayúdame a levantarte—poco a poco Ale con la ayuda de Juliana logró levantarte del piso.—Siéntate en la cama, eso y ahora dime que tienes— le dijo Juliana.—No sé mima, no sé yo estaba bien y de momento me empezaron los retortijones en la panza y por último los vómitos.—¿Pero qué comiste que te puso así?—Solo me tomé un poco del jugo que me dejaste.—Yo no te dejé nada—le responde Juliana un poco asustada.—Entonces quien me dejó esa bandeja con comi…—Ale abrió los ojos enormemente — Fátima, fue Fátima
—Amor, despierta.Ale estaba como endrogada, abrió los ojos lentamente y ahí estaba él, el amor de su vida, Diego.—Todos los días sueño contigo—le sonrió— te lo prometí y lo cumplí, lo cuidé, no le pasó nada, está bien.—Alejandra no es un sueño, estoy aquí, ya regresé.Ale se quedó mirándolo fijo por un rato, hasta que con un poco de trabajo levantó la mano y le tocó el rostro. Ahí fue dónde se dio cuenta que esta vez no estaba soñando, era él, de carne y hueso, había regresado. Se sentó en la cama un tanto lenta y lo abrazó muy fuerte.—No es un sueño, estás aquí realmente—decía entre lágrimas y sollozos.—Alejandra amor, cálmate, no llores así, no me gusta verte así.Diego la separó de él y le limpió la cara, la tenía roja de tanto llorar.—Lo logré—le dijo sonriendo— ya todo el ganado es tuyo, ya Gerónimo no tiene nada, puedes correrlo de aquí cuando gustes. —Ya lograste tu venganza— le dijo ella un poco triste— ¿eso significa que me vas a dejar?Él la miró serio— esa era mi ide
-Espera—le dijo Diego llegando apurado al portal de la casa— ¿en qué te vas a ir?—No sé, supongo que al menos puedo llevarme mi caballo ¿verdad?—Si claro y llévate también uno de los coches.—Gracias, estás siendo más generoso conmigo que lo que alguna vez fui yo contigo—le dijo sinceramente Gerónimo.—¿Puedo darte un consejo?—Claro.—Aléjate de Rómulo, no es buena compañía para nadie y el día que para salvarse él, tenga que hundirte a ti, no lo va a pensar dos veces para hacerlo.Gerónimo le sonrió— yo lo sé, pero no me queda más remedio que seguir a su lado, es por una buena causa, por primera vez estoy tratando de hacer algo bueno en mi vida por alguien— hizo una pausa Gerónimo antes de seguir hablando— ¿puedo… puedo antes de irme darte un abrazo?Diego tragó en seco, nunca se imaginó que Gerónimo le fuera a pedir algo por el estilo.—Si- dijo sin estar muy convencido.Gerónimo soltó la maleta en el piso y le dió un abrazo. Ambos lo sintieron raro, cada quien a su manera pero in
Diego y el misterio hombre empezaron a forcejear, Diego era un hombre grande y corpulento pero aquel hombre no se quedaba atrás , más delgado que él si, pero igual de alto y sabia pelear muy bien.Ambos se propinaron varios golpes.—¿Quien te mandó?—le preguntaba Diego al misterioso hombre—¿quien eres, quien me quiere muerto?—Haces demasiadas preguntas—le dijo aquel hombre cambiando de mano el cuchillo constantemente.Mientras tanto Hortensia aprovechando que el hombre estaba concentrado en Diego fue poco a poco alejándose a ver si lograba salir por la puerta del fondo de la casa para pedir ayuda.—¿Sabes lo que pasa Diego?, es que eres muy metido en todo, todo lo tocas todo lo averiguas ¡todo lo jodes! Y jodiste a las personas equivocadas.Aquel extraño hombre se abalanzó sobre Diego una vez más, ya Hortensia había logrado salir y andaba como loca pidiendo ayuda en la calle.Ambos seguían enredados forcejeando, Diego logró tumbarle el cuchillo al hombre.—¡Fájate como los hombres, a
-Ale la miró asombrada—¡¿culpa mía?!—Si, por tu culpa, si no se hubiesen casado, si tú no hubieras aparecido en la vida de Diego ahora mismo ya estuviéramos bien lejos de aquí, nuestro objetivo era solamente vengarnos de Gerónimo, hasta que apareciste tú y él cambió por completo— le respondió Hortensia muy molesta.Ale sonrió—me alegra que para él las cosas también hayan cambiado, porque para mi igual lo hicieron, mi único objetivo al principio era no perder mi hacienda, por eso me casé, pero ahora mismo si tengo que perder la hacienda por él no lo pensaría ni un segundo, ese hombre es mi vida, él y nuestro hijo—se tocó su vientre— son todo para mi y si tengo que pasar por encima de quien tenga que hacerlo para que esté bien no lo voy a dudar un segundo para hacerlo así que usted escoge, o viene con nosotros o se queda aquí sola, porque a mi marido de que me lo llevo me lo llevo.Ambas se miraron como desafiándose una a la otra con la mirada, pero ninguna fue capaz de hablar.—¡Rafae
Ale salió corriendo hacia el cuarto, cuándo tocó a Diego efectivamente este estaba hirviendo. Juliana y Hortensia entraron detrás de ella.—Mima, está hirviendo— comentó Ale asustada.—Voy a decirte a Rafael que salga a buscar al médico, mientras tanto déjalo con Hortensia y ve a la cocina por agua fresca para compresas y trae el sumo que hicimos.Salieron ambas del cuarto, cada una a su destino, unos minutos después Ale estaba de regreso en el cuarto con todo lo que le dijo Juliana, entre ella y Hortensia le pusieron las compresas.—Ya Rafael salió por el médico—comentó Juliana al entrar en la habitación.—Mima, ¿cómo le vamos a dar el zumo de las hierbas si está inconsciente?—Lo más probable es que empiece a delirar, tiene una fiebre alta, ahí aprovechamos y se lo damos.—¿Como sigue?—preguntó Fer entrando al cuarto.—Tiene mucha fiebre—le respondió su hermana.—Ya Rafael debe estar de vuelta, la casa del médico no queda tan distante de aquí.***—¡Gerónimo, Gerónimo!—entró Laura s
Alejandra se quedó fría, sabia que Rómulo era un tipo de cuidado, pero nunca se imaginó que podia llegar a ser un asesino.—Diego, amor, ¿tú estás seguro que fue él?—No fue él directamente pero fue el que dió la orden, el mismo hombre que me apuñaló me lo dijo, que eso me pasaba por meterme con Rómulo Garcia ¡ah!—¿Te duele mucho?—preguntó Ale al ver que él se quejaba —Si, ahora mismo me está doliendo bastante.—Bueno, espera un poquito que voy a llamar a tu tía para que te vea y a que vayan por el médico.Antes de salir del cuarto Ale le dio un beso a su esposo en los labios, fue algo suave pero con todo el cariño del mundo.—Sabes que eres mi vida, ¿verdad?, nuestro hijo y tú son lo más grande que tengo, no sé que haría en este mundo sin ustedes, quiero que nunca dudes eso.Diego le sonrió y le acarició el rostro —ustedes también lo son para mi, es increíble que ese bichito que ni ha nacido y ya nos tiene como que locos a los dos.—Es cierto —respondió Ale riéndose— bueno voy a bu