Alejandra se quedó fría, sabia que Rómulo era un tipo de cuidado, pero nunca se imaginó que podia llegar a ser un asesino.—Diego, amor, ¿tú estás seguro que fue él?—No fue él directamente pero fue el que dió la orden, el mismo hombre que me apuñaló me lo dijo, que eso me pasaba por meterme con Rómulo Garcia ¡ah!—¿Te duele mucho?—preguntó Ale al ver que él se quejaba —Si, ahora mismo me está doliendo bastante.—Bueno, espera un poquito que voy a llamar a tu tía para que te vea y a que vayan por el médico.Antes de salir del cuarto Ale le dio un beso a su esposo en los labios, fue algo suave pero con todo el cariño del mundo.—Sabes que eres mi vida, ¿verdad?, nuestro hijo y tú son lo más grande que tengo, no sé que haría en este mundo sin ustedes, quiero que nunca dudes eso.Diego le sonrió y le acarició el rostro —ustedes también lo son para mi, es increíble que ese bichito que ni ha nacido y ya nos tiene como que locos a los dos.—Es cierto —respondió Ale riéndose— bueno voy a bu
—Está vivo y muy recuperado señor, lo acabo de ver salir de casa del abogado.—¡El muy hijo de su madre tiene más vidas que un gato!—le dijo Roman al otro hombre—puedes irte.Rómulo solo estaba en silencio, el tercer hombre se marchó y solo quedaron él y Roman en la oficina.—¿Que sigue ahora?—preguntó Roman—¿ataco la hacienda?—No, eso sería una locura, ahora está sobre aviso y no creo que se mueva sin protección así vaya al baño. Nada, que nos toca esperar, pero tranquilo, en algún momento va a resbalar y ahí estaremos nosotros esperándolo con los brazos abiertos.Fátima estaba detrás de la puerta escuchando toda la conversación, ya sospechaba que Diego estaba vivo pero con lo que acababa de oír lo estaba confirmando. Salió para su cuarto y se encerró, estaba feliz, era una maravillosa noticia de la que se había enterado, no iba a permitir que Rómulo volviera a atentar contra la vida de Diego bajo ningún concepto.***—Diego muchacho, que alegría tan grande volver a verte—le comentó
Gerónimo se quedó impresionado, no esperaba que de tantos lugares que habían en ese pueblo Hortensia fuera a parar justo a su antigua casa.—Si, es verdad—dijo sonriendo—la vida es impredecible, ahora soy yo el que vive en el pueblo y tú en la hacienda, quien lo iba a decir.—Em.. mejor nos vamos, le prometí a Diego que no nos demoraríamos— comentó Ale tratando de salir del incómodo momento.—Ale, por favor, dile a Diego que se cuide, Rómulo no es un tipo fácil y se la tiene jurada—suspiró Gerónimo— yo sé que no he sido el mejor con ustedes pero el muchacho me cae bien, no quisiera que le pasara nada malo.—Gracias, yo le digo—le respondió Ale.—Bueno, las dejo ir—dijo Gerónimo.Hortensia solo lo miró en silencio y caminó en dirección al coche.—¡Hortensia!— le gritó Gerónimo en lo que la alcanzaba—yo no pierdo la esperanza de que algún día me digas dónde está enterrada— después de eso, siguió su camino.—¿Alguien me puede explicar que fue todo eso?—preguntó Fer asombrada.Ya estaban
—Esteban, un gusto tenerte por aquí—le dijo Rafael estrechándole la mano.—A mi también, ya es hora de acabar con todo esto— le respondió a Rafael—Muchacho, usted tiene más vidas que un gato—saludó a Diego riéndose—me alegro que estés bien.—Gracias, muchas gracias—le contestó Diego— ¿crees que esta vez si se pueda salir de Gerónimo de una vez y por todas?—Si, al menos que se escape y ya para evitar eso le tengo puesta vigilancia, en unos días ya lo vamos a encerrar, es una lástima que no sepamos dónde tiene el depósito, pero en algún momento tiene que aparecer.—¿Pero eso no afectará a la hora del juicio?, digo cómo no hay muchas pruebas—preguntó Rafael.—Tenemos un testigo muy importante, además por supuesto de un excelente abogado—dijo Esteban refiriéndose a Rafael, él es el que se haría cargo del caso una vez llegara a los tribunales.—Bueno pues nada—comentó Rafael poniéndose de pie, cuando todo esté listo me avisas.—Si, por supuesto, te mando a buscar con uno de los muchachos,
—Si , yo—le dijo con una gran sonrisa— ¿acaso pensaste que yo era corrupto?—dijo tomando asiento— pues te equivocaste grandemente, no soy más que un policía con ganas de atraparte.Rómulo no sabía ni qué contestarle, realmente lo tomó por sorpresa, una cosa era que lo presionaran y él hablara y otra muy distinta era que él fuera un policía encubierto.—Tú no tienes nada contra mi, solo es tu palabra contra la mía.—¿Y te parece poco la palabra de un policía?—intervino Esteban— déjame decirte que aquí mi amigo Eduardo Alfonso no es un mero policía, no, para nada, es uno de los más importantes y reconocidos, ¿o tú crees que te íbamos a mandar un cualquiera? —Además, te equivocas al decir que no tengo nada contra ti—le comentó—¿que crees que hice con todo el dinero que me pagabas por hacerme el ciego?Rómulo se quedó completamente callado y ecuánime, no podía perder la calma, si lo hacía iba a estar completamente perdido.—No sé de que me hablas, yo jamás te he dado dinero por nada ni p
El momento era tenso, los soldados estaban apuntando a los forajidos y viceversa. Estaban en un camino en el medio de la nada. Eran varios los soldados que custodiaban a Rómulo y a Joaquin pero los misteriosos hombres sin duda alguna los superaban numéricamente.—Entonces señor policía ¿que decidió?—volvió a preguntarle el mismo hombre del caballo blanco.Dicho esto uno de los guardias que estaba cerca de Alfonso dejó de apuntarle a los hombres misteriosos y le puso el arma en la cabeza a él.—Suéltalos—dijo el soldado—evita una masacre, somos mayoría.—Ya sabía yo que habían infiltrados—le dijo Alfonso al soldado— ¿en serio estás dispuesto a disparar?—Yo que usted no provocaba señor— le respondió este sin chistar.Se miraron fijo por unos segundos hasta que Alfonso habló.—Esta bien, como ustedes quieran—miró a Rómulo antes de seguir hablando—pero déjame decirte que te voy a perseguir hasta el último de mis días, ya esto se ha convertido en algo personal.Rómulo le sonrió muy cínica
—¿¡Como que se escapó!?— le preguntó Diego a su cuñado muy asombrado.—Los hombres de Rómulo prepararon una emboscada y los esperaron a medio camino—explicó Rafael— hubo muertos en ambos bandos uno de ellos fue Joaquin.—Dios mío—dijo Fer.—Bueno, yo la verdad que no soy capaz de desearle la muerte a nadie pero la realidad es que no se perdió mucho— comentó Ale.Estaban todos reunidos en la sala de casa de Rafael y Fer, él había acaba de llegar del pueblo con las últimas noticias de lo acontecido y los había reunido a todos para hacer el cuento una solo vez.—Donde crees que puede estar escondido?— le preguntó Rafael a Diego.—Donde mismo tienen el opio, estoy seguro que ahí deben estar escondidos, la pregunta del millón es, dónde tienen el opio.—Si, yo pienso lo mismo deben estar en el depósito de opio—le respondió Rafael—es tan buen lugar que nadie ha dado con él.—Debe estar bien oculto—dijo Fer.—O quizás no—intervino Diego—los mejores lugares son los más visibles, justo por eso,
Diego tuvo que sentarse, no podia creer lo que acababa de escuchar, Alejandra desaparecida , no era posible, no, eso no podia estar pasado.—Fer pero como que desaparecida, como es eso posible, ¿a dónde salió?— le preguntó a su cuñada después de estar unos segundos tratando de analizar lo que estaba pasando.—No lo sabemos—le respondió Fer sentándose frente a él.—Ella me dijo que iba a buscar unas cosas del bebé que se le había quedado ayer en casa de Fer—explicó Juliana—pero Fer dice que a su casa nunca llego.—Buenas noches—dijo Hortensia entrando a la casa—¿y esas caras, pasa algo?—Alejandra tía, nadie sabe donde está.—¿¡Como que nadie sabe de la niña Ale!?— preguntó Paco que venía con Hortensia.—Salió de aquí supuestamente para mi casa Paco, pero nunca llegó— le explicó Fer.—Ahora mismo voy a reunir unos cuantos muchachos y vamos a peinar toda la hacienda, tiene que aparecer— dijo Paco, dio media vuelta y salió de la casa.—Pues tenemos que buscarla porque está en sus últimos