—Mi madre y él se conocieron cuando a ella y a mi tía el padre de Gerónimo las compró—comenzó a contarle—eran muy jóvenes en aquella época, me cuenta mi tía que desde que Gerónimo vió a mi madre se deslumbró con ella.—¿Y ella?, digo porque me resulta difícil imaginar que una mujer se enamore de Gerónimo.—Pues si, por esas raras cosas que tiene la vida mi madre también se enamoró de él, su relación no fue de esas tantas obligadas entre amo y esclavo.—Tal vez en aquella época él no era lo que hoy en día es.—Puede ser, no sé, solo sé que el padre de Gerónimo lo descubrió y fue cuando arregló el matrimonio con tu abuelo y lo casó con tu madre.—Por eso siempre la odió tanto— pensó en voz alta Ale—estaba enamorado de otra mujer.—A mi madre y a mi tia la vendieron inmediatamente y a los pocos días fue cuando mi madre se dió cuenta que estaba embarazada de mi.Diego sonrió— dice mi tía que se puso muy contenta, a pesar de todo seguía amando a Gerónimo. Mi madre jamás dijo que estaba emb
Ale estaba a la orilla del rio vomitando hasta las ganas de vivir.—¿¡Amor, que pasa, porqué estas así!?—le preguntó Diego preocupado.—Tranquilo, no te preocupes, es solo que la comida me cayó mal.—¿Estás segura?—Si, es solo eso, ya me siento mejor, solo ayúdame a levantarme.Alejandra si te sientes mal dímelo por favor, yo retraso el viaje si es necesario pero no te voy a dejar enferma.—Te lo juro, yo estoy bien, solo fue dolor de panza, nada más.Ale realmente no se sentía bien, pero tampoco quería preocuparlo porque en realidad ni ella misma sabia que era lo que tenia.—Bueno, entonces si es así me voy más tranquilo.Ambos se abrazaron por un rato hasta que llegó la hora de partir.—Amor, ya tengo que irme.Ale lo apretó más.—Alejandra, tengo que irme.Ale lo soltó a regañadientes.—No te pongas así, ya verás como los días se van volando ¿si?—Diego, cuídate por favor.—No te preocupes, todo va a estar bien.Le dio un abrazo y un beso, recogió las cosas y salió caminando sin m
Al igual que se iban desvaneciendo las marcas en el cuerpo de Ale hechas por Diego en su última noche de pasión se iban desvaneciendo los días, Ale contaba cada uno con extrema ansiedad, sabía que cada uno que se fuera la acercaba al regreso de Diego, eso que ella tanto anhelaba.Llevaba días sin sentir mareos pero las revolturas de estómago persistían, no le había dicho nada a Juliana para no preocuparla pero realmente no se sentía muy bien.La hacienda marchaba a buen ritmo, ya se estaba notando el cambio, tenían buenos compradores y estaban produciendo cada día más. Gerónimo estaba tranquilo, llevaba tiempo que no se metía en nada de lo de la hacienda, prácticamente ni aparecía por ahí, lo de él era recibir su dinero y nada más.—Ale, hija, ¿dónde estás? Juliana andaba buscando a Ale por toda la casa, era la hora de cenar y no aparecía. —Hija, dónde andabas, llevo rato buscándote ven, siéntate a cenar ya me tenías preocupada.—Mima, es que no me siento bien, tengo el estómago rev
—La insípida está embarazada.—¿¡Qué!?Estaba Gerónimo y Rómulo encerrados en la oficina de este último. Estaban cuadrando los detalles para guardar en la hacienda un próximo cargamento.—Como lo oyes, está preñada de Diego, así que hay que guardar el cargamento lo antes posible, estoy seguro que cuando ese vire y se entere se van a arreglar y volverá para la casa.—Hoy es la fiesta de bienvenida del nuevo Alcalde, así que vamos a tener un poco de más libertad para hacer las cosas, ese es un aliado, pero no me convendría que Diego regresara a la hacienda, si descubre que guardamos opio ahi, todo se va a ir a la mierda.—¿Qué vas hacer entonces?— preguntó Gerónimo un poco que preocupado, sabía que Rómulo era un tipo temerario, sobre todo cuando estaban sus negocios de por medio.—No sé, pero algo se me tiene que ocurrir, ahora mismo no voy a pensar en eso, todo a su paso.—Hablando de otro tema. ¿Crees que podría llevar a Laura hoy a la bienvenida del Alcalde?—Claro hombre, claro que
Rómulo se echó a reír.—Eres perro viejo ¿eh? Está bien, eso me gusta, gente precavida y directa.—Es mejor ser así— contestó el alcalde—si nos vamos a morir es mejor hacerlo a conciencia ¿no crees?Después de unos minutos de silencio Rómulo dijo: —opio, nuestro…—refiriéndose a él y su cuñado— negocio es el opio, solo necesitamos que estés enajenado, que no te enteres de nada, de lo demás nos encargamos nosotros.—Así que opio— meditó por unos segundos el alcalde—estoy seguro que eres el dueño de todo el tráfico de esta zona, pero tranquilo, no me interesa que me digas más, soy feliz con lo que me acabas de confesar, eso significa que confías en mi y por lo tanto yo voy a confiar en ti, tienes banderín abierto a partir de hoy.—Muchas gracias—contestó Rómulo— de más está decirte que serás muy bien recompensado.—No espero menos de ti—le contestó el alcalde extendiendo su vaso para hacer un brindis.Los tres chocaron sus vasos celebrando la alianza que acababan de establecer.***—Eres
Alejandra cayó al piso, se retorcía por el dolor.—¡Mima!—gritaba con todas sus escasas fuerzas para ver si Juliana la escuchaba. No pudo aguantar más y tuvo que vomitar ahi mismo cuando las gamas fueron incontrolables.—¡Mima por favor!—volvió a gritar entre lágrimas.—Ale por casualidad tú me andas lla… ¡ay por Dios Alejandra que tienes hija!— gritó azorada Juliana cuando abrió la puerta y se encontró con Ale tirada en el piso retorciéndose del dolor y llena de vómito.—Ven, vamos, ayúdame a levantarte—poco a poco Ale con la ayuda de Juliana logró levantarte del piso.—Siéntate en la cama, eso y ahora dime que tienes— le dijo Juliana.—No sé mima, no sé yo estaba bien y de momento me empezaron los retortijones en la panza y por último los vómitos.—¿Pero qué comiste que te puso así?—Solo me tomé un poco del jugo que me dejaste.—Yo no te dejé nada—le responde Juliana un poco asustada.—Entonces quien me dejó esa bandeja con comi…—Ale abrió los ojos enormemente — Fátima, fue Fátima
—Amor, despierta.Ale estaba como endrogada, abrió los ojos lentamente y ahí estaba él, el amor de su vida, Diego.—Todos los días sueño contigo—le sonrió— te lo prometí y lo cumplí, lo cuidé, no le pasó nada, está bien.—Alejandra no es un sueño, estoy aquí, ya regresé.Ale se quedó mirándolo fijo por un rato, hasta que con un poco de trabajo levantó la mano y le tocó el rostro. Ahí fue dónde se dio cuenta que esta vez no estaba soñando, era él, de carne y hueso, había regresado. Se sentó en la cama un tanto lenta y lo abrazó muy fuerte.—No es un sueño, estás aquí realmente—decía entre lágrimas y sollozos.—Alejandra amor, cálmate, no llores así, no me gusta verte así.Diego la separó de él y le limpió la cara, la tenía roja de tanto llorar.—Lo logré—le dijo sonriendo— ya todo el ganado es tuyo, ya Gerónimo no tiene nada, puedes correrlo de aquí cuando gustes. —Ya lograste tu venganza— le dijo ella un poco triste— ¿eso significa que me vas a dejar?Él la miró serio— esa era mi ide
-Espera—le dijo Diego llegando apurado al portal de la casa— ¿en qué te vas a ir?—No sé, supongo que al menos puedo llevarme mi caballo ¿verdad?—Si claro y llévate también uno de los coches.—Gracias, estás siendo más generoso conmigo que lo que alguna vez fui yo contigo—le dijo sinceramente Gerónimo.—¿Puedo darte un consejo?—Claro.—Aléjate de Rómulo, no es buena compañía para nadie y el día que para salvarse él, tenga que hundirte a ti, no lo va a pensar dos veces para hacerlo.Gerónimo le sonrió— yo lo sé, pero no me queda más remedio que seguir a su lado, es por una buena causa, por primera vez estoy tratando de hacer algo bueno en mi vida por alguien— hizo una pausa Gerónimo antes de seguir hablando— ¿puedo… puedo antes de irme darte un abrazo?Diego tragó en seco, nunca se imaginó que Gerónimo le fuera a pedir algo por el estilo.—Si- dijo sin estar muy convencido.Gerónimo soltó la maleta en el piso y le dió un abrazo. Ambos lo sintieron raro, cada quien a su manera pero in