—Johnny lo es todo para ti. Pero tú lo eres todo para mí. Te he amado desde el momento en qué te conocí y te dejé ir porque lo miraste a él como el hombre de tu vida. Verte feliz era mi felicidad. —Por Dios… —Pero para mí él no existe. Te hizo daño. A los dos. No le importó qué tanto daño sufrir
Tantas veces había soñado con el día en el que estuviera abrazando a su esposa y estuviese abrazando su vientre, porque ella estaría esperando un hijo suyo. Se volvió un sueño. Luego, con la amargura apoderándose de su vida y de sus sueños, se resignó a perder la esperanza, pese a sufrir en silencio
—¡Prepararé una cena especial! ¡Esto merece una celebración! —Roxxie se da la vuelta. Sale a la cocina al instante.Es Maylene quien, aún sin dejar de sonreír, alza el rostro hacia su esposo.—Quiero quedarme así. Justo así. Con ellas y contigo. Son mi mundo entero —toma la mejilla de Declan—, eres
Declan la abraza por detrás, colocando las manos en su vientre.—Cielo, has llorado todo el día por nuestras bebés.—Es qué me acuerdo cuando eran tan pequeñas —Maylene se limpia la lágrima con el pulgar—, y no puedo creer qué van a cumplir dos años muy pronto, y van a ser hermanas mayores.Ver a su
Las gemelas están vestidas iguales, y sólo sus padres distinguen quien es quien. La pequeña Hannah va de la mano de Amy. Sus medias blancas y su gorro rojo junto a su hermoso cabello la vuelven la niña más hermosa del planeta, junto a su hermana. Edison, su gran amigo a la hora del caso de Madeleine
Maylene ya tiene 13 semanas de embarazo. Es febrero en Nueva York, y para su desgracia, Declan tiene qué viajar a Londres para el juicio final de Kieran Morgan. Le dijo qué estaría dispuesta en a compañarlo para no dejarlo solo. Pero Declan se va vuelto demasiado sobreprotector por el embarazo y c
Es una charla pendiente qué tendrán antes de que el bebé nazca. —Hola, mi amor —le habla a su vientre—, me tienes muerta por tu espera. Tu padre y yo queremos conocerte pronto —está caminando hacia la cocina—, así que dile hola a mamá. —Señora Maylene —llama Roxxie. Está en el pasillo hacia la p
Maylene sonríe. Se pone de pie tomando las manos del señor William, sonriendo debido al contento que le produce la idea de que el deseo de su padre no fue dañado en su totalidad. —¡Dios Mio! ¡Eso es increíble! —Maylene se limpia una lágrima—, William, muchas gracias por todo esto. ¡No puedo creerl