—Ya revisé lo qué me mandaste. Te enviaré la recolección de datos por correo porque sólo duré dos días en Suramérica. Aumentos en las temperaturas de los reactores, el gerente encargado de la sala control se encargaría de eso y los datos ya los tengo; te los enviaré. Al parece Shannon se olvidó por
—Eso es, mi amor. Vamos a comer —Maylene juega con las mejillas de su hija—, qué enamorada estoy de ti, mi amor.Reconoce el llamado de Hannah; su niña lleva coletas en su cabello rubio, con Roxxie tras ella. La vistió luego de bañarla.También la coloca al lado de su hermana.—¡Qué hermosas son ést
No quiere volver a Londres. Ha tenido dos semanas de paz, y regresar a ese lugar será totalmente lo contrario. Tampoco puede permitir qué la rabia y la incomodidad de estar al lado de Madeleine la afecten.Sólo recuerda la vez que la separó de sus hijas y ya tiene razones para enojarse y perder la r
—¿Falta mucho para irnos?—Me temo qué debemos salir ahora —Declan sostiene a sus hijas en sus piernas.Maylene se muere de ternura al observar esa hermosa imagen. Las gemelas tratando de hablarle a su padre y éste contestándole de manera suave y llena de amor.—¿Estás lista?Maylene tarda en respon
—Madeleine Dodson presenta cargo de secuestro, intento de homicidio y suplantación de identidad —son las primeras palabras del fiscal.El tribunal continúa silencioso, y no se ha visto nada más tenso qué éstos últimos minutos decisivos en el caso de su hermana. Una vez escucha su propio nombre, Mayl
Kieran Morgan, esposado de manos y tobillos, con el uniforme de prisión, es guiado hacia el estrado.Maylene se paraliza de pies a cabeza. Es la primera vez que lo ve luego de aquel horrible momento. Observa el parche negro en su ojo, y el escalofrío la recorre de pies a cabeza.Aún más cuando sus m
—No, no. Madeleine, ella…¡Ella tiene qué estar en prisión! —desesperada, Maylene expresa al fiscal—, debió haber manipulado todo esto. ¡Créame!—Es la decisión del juez, señora Morgan —el fiscal guarda los papeles—, confíe que estará vigilada las 24 horas, y lo qué necesita esperar son los exámenes
—Vaya, ¿Lo qué quieres hacer aquí?—Bésame, Declan. Deja de hablar —y se sienta en sus piernas. Un beso, otro beso deja Maylene en los labios de su esposo—, no tenemos mucho tiempo.Declan sube las manos por su cintura.—¿Sucede algo? —pregunta Declan.—Sucede qué te deseo. ¿Es malo eso? —Maylene bu