Está demasiado claro que las palabras de Reece perturban a Maylene, tanto que parece haber perdido la voz.Voltea el rostro. Sus ojos abiertos miran el suelo un instante, y está tan sumergida en sus pensamientos que no se percata de los pasos de Reece acercándose. Incluso su voz parece un tanto leja
—Tampoco creo que papá nos haya echado a la calle así sin más. Sí estaba enamorado de Shannon pero…me resulta difícil creer que él hizo algo así. Pero nunca vamos a saberlo —la mirada de Reece es tan dura como una piedra.—¿Dónde está el abogado? No lo he visto. Tengo que hablar con él.—No lo espe
—¿Qué necesitas hacer en ese lugar?Maylene toma el brazo de Reece y lo aleja de la puerta.—Hay algo que necesito ver con mis propios ojos y tiene que ser allá —da una ojeada hacia atrás—, puedo tener una evidencia que servirá si abrimos un cargo contra Shannon.—¿Pero qué clase de evidencia?—Eso,
Lección número 1: no decir que está con el ex que odiaba a muerte.Maylene se queda un rato sentada observando las fotos que Claire les manda por mensajería de las gemelas. Todo el estrago que había sentido simplemente se esfumó, para siempre, para toda la vida. Admira el rostro de sus hijas con la
—Confía en mí. Es lo único que aparentas —no tiene la necesidad de buscar más enemigos porque Reece está cerca de ser uno de ellos—, ¿Tienes el tiempo de visitar el Sky Garden?—No pero hoy lo amerita —Maylene entra al edificio de prisa. Y junto a Reece llegan al último piso donde, sin pensarlo, est
—¿Está bien, señorita?Maylene quita las manos de su cabeza, girándose al llamado. Una jovencita con el uniforme del restaurante sostiene el menú con preocupación, sin dejar de verla. Atenta está a sus palabras, pero por un momento no cree que está viendo cómo debe ser, con sus propios ojos. Es como
No lo cree. Lo que sucede con ese extraño ente es muy distinto a lo que ocurre con Shannon.—Algo así —miente a Reece—, conseguiré todas las pruebas que necesite antes de dar otro paso. No tengo nada de la influencia que tenía antes de que todo se hiciera m****a. Nada. Así que lo que dijiste es algo
Maylene sonríe.—Claro que sí, gruñón. Anota mi número, y cualquier cosa te llamaré.—No confío en Declan Morgan, Maylene —Reece la detiene cuando ya deja su número de teléfono en la guantera. Los ojos de Reece ya están sombríos—, y tú tampoco deberías.Maylene se baja del auto.—¿Y quién dijo que y