El camino es silencioso en todo el trayecto. El interior de la camioneta tiene el olor a Declan: una fragancia masculina fuerte, pero que no pica, sino que hechiza y la envuelve. Si hubiese sabido que terminaría en su auto y en sus brazos en una sola noche lo más probable es que tuviera una convers
—¡Mami! —Maylene suelta una sonrisa de alivio al oír las pequeñas voces de sus niñas, y se agacha sin entrar del todo al departamento para recibirla. La vocecita de Hannah suena como si hubiese llorado, hipeando mientras arrastra su peluche y da pasos en sus pequeños pies descalzos y gordos. —¡Mam
—Dios mío —expresa Maylene anonadada y se gira hacia su hermana—, ¡Explícate, Sam! ¿Cómo que vienen hacia acá a arrestarme? ¿Esa mujer está loca? ¿Cómo me conseguiste? —También estuve en esa fiesta pero está bastante claro que no me viste —Sam observa a su excuñado no más que con aversión—, y hay v
Cuando Sam se interpone para que Declan no rodee el carro mientras Maylene, aún indecisa, se detiene en la puerta del copiloto con el rostro de Hayley en su cuello, un gruñido amenazante sale de su exesposo. —Quítate —demanda Declan. Fuerte. Grave. Hannah, tomando a Maylene por sorpresa, rodea el
Declan abre la puerta del carro y ayuda a que baje de la camioneta, luego lo hace con Claire, sosteniendo a Hannah y observando el lugar con atención. —Fenton —Declan se dirige al hombre que llama la atención de Maylene al instante—, acompañas a éstas mujeres a la sala y dile a las cocineras que pr
De ojos más oscuros, y de cabello corto, Kieran tiene las mismas facciones que su hermano, pero es inevitable que no vea una mirada que por más que fuese idéntica a la Declan, esté bañada en turbiedad. Con él empezó todo el infierno, con él su matrimonio se volvió un caos sin retorno, fue por él que
—¡Dios! —Maylene aprieta los ojos asqueada de oír algo así. No soportará oír algo así nuevamente por lo que usando todas sus fuerzas golpea las manos de Kieran para salir de su agarre y retroceder—, nunca en la vida podría decir algo así cuando amaba a Declan. No amo a otro hombre, ¡A nadie! No amo
La mirada de Maylene refleja una mezcla de asombro y petrificación. Su boca es incapaz de articular palabra alguna. Sus manos que antes estaban en su rostro paralizado, ahora descansan inmóviles a sus costados. Su rostro pinta una expresión de incredulidad, como si no pudiera creer lo que sus oídos