Maylene quiere vomitar. Empieza a dolerle la cabeza, tanto, que necesita sostenerse de la pared. Necesita vomitar. Necesita tomar aire antes de que alguien note lo mismo que ella y resulte en una catástrofe. Necesita salir de aquí.Maylene tira de la puerta de la salida para armarse de valor, huye
Maylene se apoya de la pared mientras reconsidera las palabras que han cambiado ésto por completo. Carl ha dicho a todas voces que es el padre de sus gemelas, ¿Y es que acaso no se dan cuenta que esa mujer de adentro no es ella? Desconcertada y furiosa por tener a los peores enemigos frente a ella,
¿Qué se supone que está haciendo ahora que sus labios se mueven al compás de su ex-esposo? Un calor abrasador sube por su cuerpo ante la furia del beso, quemando y despedazándose entre ambos. Un beso mortal que arroja recuerdos del pasado para hacerle daño. Y aún así no puede apartarse porque recono
—Una mujer que se hace pasar por mí.—¿Una mujer idéntica a ti?—¡Es lo que te estoy diciendo!—¡Imposible! —Declan exclama irritado al sentir la manipulación que cree está usandol Maylene—, es imposible que una persona se parezca tanto a ti. ¿Qué estás diciendo? Yo te vi con mis ojos al lado de Car
No hay lugar donde Maylene pueda meter la cabeza. Sin palabras, se da cuenta que por muy alto que sea Carl, Declan lo sobrepasa con creces, y mientras lo siente detrás de su espalda, sensaciones de cosquilleo rozan su espina dorsal bajando hasta muslos.Una confrontación que ha durado años y que se
Declan sigue aquí.—Espera —Maylene toma la tela de la chaqueta de su traje—, no he terminado de buscar. Tengo que subir.—No irás a ningún lado. Camina —Declan es una masa gigante a comparación de ella, y es bastante inútil que se detenga porque vuelve a ser empujada por la cintura hacia adelante.
El camino es silencioso en todo el trayecto. El interior de la camioneta tiene el olor a Declan: una fragancia masculina fuerte, pero que no pica, sino que hechiza y la envuelve. Si hubiese sabido que terminaría en su auto y en sus brazos en una sola noche lo más probable es que tuviera una convers
—¡Mami! —Maylene suelta una sonrisa de alivio al oír las pequeñas voces de sus niñas, y se agacha sin entrar del todo al departamento para recibirla. La vocecita de Hannah suena como si hubiese llorado, hipeando mientras arrastra su peluche y da pasos en sus pequeños pies descalzos y gordos. —¡Mam