Los ojos de Maylene se abren y Declan se contiene para no devorarle la boca aquí y ahora. En estos momentos necesita concentrarse pero ésta en la posición donde todo lo que haga o le diga Maylene lo hará sin rechistar. —¿Por qué no lo quieres? —al verla pálida por lo que le ha ordenado baja la mirada hacia sus labios. Luego se concentra en sus ojos otra vez. —No confío en nadie y no te lo tomes personal. Sé que Claire es tu amiga y aunque el idiota de tu hermano está aquí, sigue siendo tu hermano. Pero ninguno de ellos está por encima de mis hijas. No quiero que nadie lo sepa mientras estamos aquí y la niña sigue hospitalizada —Declan observa su teléfono—, tienes qué confiar en mí. —¿Qué me estás ocultando, Declan? —Maylene no se levanta de la camilla porque sólo así Hayley se tranquiliza. La imagen es una daga a su corazón. No existe alguien más inteligente que Maylene y lo sabe, y no sabe por cuánto tiempo le mantendrá el secreto pero intenta no doblegarse ante la mirada de preo
—¿¡Le dijiste algo?!Maylene está alimentando a Hayley con su fórmula, despacio y admirando con una sonrisa a su pequeña. Al oír a Claire, toma una bocanada de aire y aún sonriendo, se moja los labios.—No pude —promete que le explicará cuando todo esto acabe, y al menos cuando sus nenas estén juntas y en un lugar seguro—, está demasiado ocupado y tiene mucho en mente.—Ah, Maylene —Claire se sienta en el mueble de la habitación—, tan sólo espero que pronto te escuche.Maylene recuerda las palabras de Declan y el beso tan ansioso que le acaba de dar para que su mente sea ya un embrollo. Hayley tiene los ojos abiertos, bebiendo su alimento y mirando a su madre. Maylene le dedica otra sonrisa.—Así será —sonríe. Finalmente después de tanto tiempo sin sentirse aliviada, puedo admitirlo con una sonrisa, y su pequeña se quita el biberón, dándoselo. Intenta levantarse pero de una vez la detiene—, no, bebé. Tienes qué quedarte aquí.—No —Hayley comienza a quejarse, sollozando—, no —repite, y
—No quiero que pasen otra noche aquí en Londres. Esa mujer ni Carl. Es Kieran quien me preocupa y si yo lo veo cerca de mis hijas o de ti va a terminar todo en sangre —Declan arregla el vestido de Hannah, y a pesar que está diciendo palabras fuertes, lo que se es una sonrisa—, qué hermosa eres. ¿Por eso me llamabas así? ¿Por qué lo sabías, verdad? —le hace cosquillas en las mejillas. La risa de la niña inunda toda la habitación—, el avión llegará cuando entre la madrugada, pero no puedes decirle ni a Sam ni a Reece a donde vas. —¿Por qué no? —Maylene toma sus brazos—, Declan… —Cuando llegue el momento te lo diré —Declan es dueño de las caricias más suaves que ha sentido. Su pulgar acaricia su mejilla—, pero tengo qué sacarlas de aquí. —Es que —Maylene suspira—, mira lo que sucedió —señala su pecho—, tienes la prueba que Kieran quiere hacerte daño a como de lugar, ¿Y quieres que me vaya nada más con ellas? ¿Qué hay de ti? No se ha cumplido un mes desde que recibiste esa bala. —Pondr
—Yo jamás tuve una gemela. Mientes —Maylene trata de zafarse. Por más que lo intente ésta mujer no parece tener las ganas de hacerlo—, ¡Mientes!Escucha una risa por su parte. Vuelven a verse en el espejo y Maylene sabe que ya no puede ocultarlo. Pero le cuesta creer. ¿En qué momento? ¿Cómo sucedió?—Bien, supongamos qué miento —ella habla, moviendo las manos de forma teatral antes de continuar—, que lo que estoy diciendo no es verdad y que lo que estás viendo es producto de tu imaginación. ¿Cuál sería tu sospecha a todo esto? ¿Mm? —le agarra un mechón de su cabello, acariciándolo.Maylene no puede hablar. No tiene nada qué decir en estos segundos, como si estuviese alejada totalmente de la realidad. De cierta forma se siente en el limbo, pero con cada ojeada que le da sumergida en el horror, se da cuenta que ésta mujer puede tener la razón.—Es que no puede ser posible —mueve la cabeza una y otra vez—, yo siempre fui una sola hija…—No te preocupes, no te hecho la culpa por ser tan i
Nunca había visto un ángel. Ahora sí puede decir que lo ha visto y su hija es una de ellos. Hayley sigue dormida, de lado y abrazando una almohada. Hannah juega en el sofá con su peluche y en brazos de la prima de Maylene. Él está de brazos cruzados, atento a Hayley y a cualquier movimiento extraño. Cada vez qué observa a su preciosa hija Declan puede respirar con tranquilidad. La belleza de Hayley es innegable, y la de Hannah de la misma forma. Sin embargo, ha pasado ya una hora desde que Maylene se marchó.Mira su reloj. Ya dan la medianoche. No es que quiera ser posesivo y controlador pero no está para nada a gusto que Maylene no esté a su lado o al lado de las niñas. Aquí y ahora. Llamará a Fred. —Son hermosas —en la soledad del cuarto Declan escucha las palabras de Lindsay, quien se acerca con Hannah—, tienen toda la belleza de su madre. He visto fotos de Maylene cuando era una bebé y son iguales a ella. Declan no aparta la mirada de Hayley. Oh sí, sus hijas son tan bellas
—¿A salvo? —Maylene expresa, más que molesta que aliviada—, ¿A salvo? —intenta acercarse a Bradley, pero López la detiene—, ¿En dónde has estado todos estos años? ¡¿En dónde?!Bradley fuma su pipa sin perder la vista de los ojos de su nieta. Hay algo en él que es difícil de descifrar. Sin embargo, cada minuto que pasa hablando con él es un minuto sin saber de sus hijas.—¡Suéltame! —le exige a López—, ¡Que me sueltes!—Estuviste a punto de ser secuestrada. López Te trajo aquí porque yo así se lo pedí.—¿Y cómo sabes eso? ¿Cómo sabes qué estoy en peligro? ¿Qué es lo que sabes? —Maylene alza la voz—, he intentado llamarte y no contestas. Creí que podía confiar en ti y que te quedaba una pizca de amor por mí o por Reece, o por Sam. ¡Pero no! Ahora no confío en ti y te exijo que me digas todo lo que sabes-—Lo qué se es que tu destino hubiese sido peor e implacable si no hubiese puesto a López para que te vigilara.—¿Vigilarme? —Maylene repite, más que confundida.—Estás en mi casa, Mayl
Sin saber cómo o qué momento su madre descubrió la verdad, Declan niega con la cabeza.—¿Cómo sabes…? —se interrumpe a sí mismo—, ¿Cómo sabes qué esas niñas…?—Hijo mío —la señora Ellison cierra los ojos. Pero aún así continúa—; no dejes que Kieran sigue cometiendo más daño. Él no lo sabe, él no sabe que tú eres el padre de esas niñas y si lo supiera, hará todo para destruir lo que le quitaron a Maylene porque también son tuyas. Vi el odio con mis propios ojos. Mi propio hijo —la señora Ellison no puede seguir ya sin el nebulizador así que se lo coloca de vuelta—, Kieran no está…—Shh —Declan se endereza. Frustrado y al borde de la locura, se pasa las manos por la barbilla—, no hables más. Haré todo lo qué me estás diciendo —Declan acaricia su cabello. La señora Ellison vuelve a cerrar los ojos, inhalando para estabilizarse—, ¿Pero ¿cómo supiste que las niñas…?—Fui yo.Escucha el sonido de la puerta cuando se cierra. Se gira hacia atrás y una avergonzada Amy Morgan todavía se queda a
—¿Qué? ¿De qué hablas, Declan? —una sonrisa nerviosa es prueba de que lo que dice es cierto—, ¿Qué cosa estás diciendo? —la ve dándole unas palmadas en la espalda de la niña, meciendola con cuidado—, no entiendo porqué me dices esas clases de cosas.Prefiere cortarse las venas antes que creer que esta mujer es Maylene. El simple hecho de ver sus ojos le comprueban que en realidad no está loco. Pero una cosa lo deja sin aire y empieza a enloquecerlo silenciosamente.¿Dónde está Maylene?—¿Entonces? ¿Me vas a decir por qué me dices eso? —ella pregunta otra vez, y su expresión preocupada delata mucho más su intento maquiavélico de parecerse a su mujer—, no me gustó que dijeras eso. Es de muy mal gusto, ¿Lo sabes?—Dame a la niña —exige en un tono despectivo, muy lejano y distante. Se acerca.Cuando intenta tomar a Hannah, ella medio se gira, alejando a la niña de él. Una mirada que jamás ha visto en Maylene, escalofriante y sería, avista en el rostro de ésta mujer.—No toques a mí hija.