ERES MÍA DIANNE
Lucius, el rey licano indago con cautela

—¿Puedo acercarme a ti Dianne?

—¡No quiero!, no me toques—dijo Dianne

—Pero Dianne, quisiera que, sintieras mi aroma de alma gemela

Dianne lo miro y frunció el ceño enojada

—¡No quiero oler nada de ti!, no quiero, ¡me encanta el aroma de Dominik!, es mi esposo y lo amo, ¡aléjate de mí!

Lucius escucho eso y se sintió triste del rechazo, se hizo para atrás y se sentó en la cama agachada la cabeza, mientras Dianne se recostó encima de la mesa y sentada en la silla, mirándolo enojada y llorosa.

—Dominik, ¡sálvame!—dijo bajito Dianne y sollozo.

En Transilvania, Dominik estaba intranquilo, caminaba de aquí hacia allá

—No quiero que la toque, es mía, mi esposa, mi mundo, ¡maldito Lucius!

Tocaron en la puerta, la abrió, era su hermana Laila, lo abrazo diciendo

—Me enteré de lo que paso, y estoy segura de que Lucius no tocara a Dianne, mientras ella no quiera

—¿Por qué estás segura, Laila?

—Los Lycans jamás fuerzan a su pareja de vida, esper
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