Mariana, exhausta y aterrorizada, intenta defenderse mientras las tres mujeres la empujan de un lado a otro, como si fuera una pelota. Su cuerpo se sacude con cada golpe, y su mente se llena de pánico.En un momento de desesperación, Mariana saca la mano y le da una bofetada a una de las mujeres, intentando detener la agresión. Sin embargo, su acción solo parece enfurecer a las atacantes.Las mujeres se vuelven más violentas, y Mariana siente un golpe fuerte en su estómago. Ella se dobla, y las mujeres la tiran al piso, donde comienzan a golpearla y patearla sin piedad.Mariana grita de dolor y terror, pidiendo que se detengan.— ¡Por favor! ¡Dejen de hacerlo! —grita, su voz ahogada por los sollozos.Pero las mujeres no cesan. Siguen golpeándola, su risa cruel y sus insultos llenando el aire.Mariana se pregunta, en medio del caos, por qué le está pasando esto. ¿Qué hizo para merecer este trato? ¿Por qué estas mujeres la odian tanto?— ¿Por qué? —suplica, su voz apenas audible—. ¿Por
Ángela se acerca a la celda de Mariana, su corazón latiendo con anticipación. Al ver a Mariana, su rostro se llena de preocupación. Mariana está sentada en el suelo, su cara golpeada y magullada.—¿Qué te pasa? —pregunta Ángela, su voz llena de emoción.Mariana levanta la mirada hacia Ángela, sus ojos llenos de lágrimas.—Unas mujeres... que están aquí conmigo... me golpean —tartamudea.Ángela se siente un escalofrío en la espalda. Mariana se levanta y se aferra a los barrotes de la celda, su desesperación palpable.—Por favor, Ángela... sácame de aquí —suplica Mariana, su voz llena de angustia—. No puedo soportar más.Ángela se acerca a los barrotes, su corazón lleno de compasión.—Tranquila, Mariana —dice—. Voy a tratar de mejorar la situación. No te preocupes.Mariana solloza, su cuerpo temblando.—Lo siento, Ángela... lo siento mucho —dice, su voz llena de arrepentimiento—. Estoy pagando con creces por todo lo que te hice. Por favor, ayúdame.Ángela mira a Mariana con una mezcla d
Nikolay estaciona el auto en la casa del abuelo y se baja rápidamente, sintiendo una sensación de inquietud en el aire. Al entrar en la casa, escucha una discusión intensa proveniente de la sala. Se apresura a llegar allí y encuentra al abuelo enfrentándose a los padres de James.—¡Les digo que James me robó! —exclama el abuelo, su voz llena de indignación.La mamá de James se levanta, su rostro enrojecido, mientras Nikolay se aproxima rapidamente a la sala preocupado por el abuelo. Odia, y desconfia que esten los padres de James a solas con lo unico que le queda.—¡Eso es imposible! Mi hijo no es capaz de hacer eso —dice, su voz defensiva.Nikolay interviene, su voz firme.—¿Imposible? ¿No se acuerdan de que planeó el secuestro y asesinato de Ángela? —dice, su mirada intensa—. ¿Qué les hace pensar que no es capaz de robar?El papá de James se pone de pie, su rostro tenso.—Sí, mi hijo se equivocó, pero no es un mal chico —dice—. No le robaría a su propia familia.Nikolay se cruza de
—Bueno, Nikolay —comienza el detective—. Tenemos algunas novedades. ¿Estás listo para escuchar?Nikolay asiente, su corazón en la garganta.—Desplegamos un operativo para capturar a James —explica el detective—. Teníamos su ubicación y estábamos listos para intervenir.—¿Y? —pregunta Nikolay.—Desafortunadamente, James logró escapar —dice el detective—. Nuestros agentes lo persiguieron, pero no pudimos detenerlo.Nikolay se enfurece.—¿Cómo es posible? —exclama—. ¡Ustedes tenían su ubicación! ¿Cómo pudieron dejar que se les escapara?El detective mantiene la calma.—Entiendo su frustración, Nikolay —dice—. Pero debemos reconocer que James es un fugitivo peligroso y despiadado. Nosotros hemos tomado todas las medidas necesarias para capturarlo.Ángela interviene.—Nikolay, por favor, escucha lo que el detective tiene que decir.—Estoy escuchando —dice Nikolay, su voz aún tensa por la frustración.El detective asiente.—La ubicación que Mariana nos proporcionó resultó ser precisa —expli
Nikolai se encuentra en su oficina, rodeado de paredes de madera oscura y estanterías repletas de libros y documentos. La luz tenue de la lámpara de escritorio ilumina su rostro preocupado, mientras se sirve un vaso de whisky de la licorera que descansa en la esquina de su escritorio.Mientras bebe, su mente es un torbellino de pensamientos y emociones. El recuerdo de su abuelo, débil y vulnerable, lo atormenta. La situación con James, el fugitivo que ha logrado evadir a la justicia, es una fuente constante de ansiedad. Teme por la vida de su abuelo, de Ángela y de todos aquellos que podrían estar en peligro.La imagen de Mariana, la mujer que intentó matar a Ángela, sigue presente en su mente, aunque no siente rencor hacia ella. Sin embargo, ver a Ángela preocupada por su antigua amiga lo afecta profundamente. Ama a Ángela con toda su alma y no puede soportar la idea de que ella sufra.Además, la revelación sobre la participación de su tío en la muerte de su padre es un peso que llev
—¿Por qué preguntas eso? —responde Ángela, su voz baja y defensiva.Nikolai se sorprende por su reacción. No esperaba que Ángela se sintiera tan incómoda con la pregunta.—Solo pensé que... —comienza a decir Nikolai, pero Ángela lo interrumpe.—No, Nikolai —dice—. No quiero hablar de eso.El silencio que sigue es incómodo. Nikolai se da cuenta de que ha tocado un tema que Ángela no está dispuesta a discutir. Se siente confundido y preocupado por su reacción.—Lo siento —dice Nikolai—. No quise hacerte sentir incómoda.—Da igual, Nikolai. Simplemente yo no quiero tocar ese tema.Nikolai se siente intrigado.—Entiendo—le dice el, pero nota que eso no calma a Angela que tiene las mejillas rojas.Ángela respira profundamente antes de responder.—Eso espero porque las personas que me abandonaron y me dejaron en la calle como si yo no valiera nada. Para mí, ellos no existen. Yo no tengo ni padre ni madre.Nikolai se siente impactado por sus palabras. Entiende la profundidad de su dolor y su
Nikolai y su tío se enfrentan en la oficina, rodeados de libros y documentos. La atmósfera es tensa y formal.—No entiendo qué es lo que trata de decirme, Nikolai —dice el tío, su voz ligeramente elevada—. Siempre te he considerado un hombre directo. Háblame claro, por favor.Nikolai se cruza de brazos, su rostro serio y determinado.—Está bien, me parece bien que hablemos sin caretas —dice—. Es hora de que nos quitemos las máscaras.El tío frunce el ceño, su expresión cambiando a una de curiosidad.—Perfecto —dice—. Entonces, dime qué es lo que tienes contra mí. ¿Por qué me hablas de esa manera? ¿Por qué me respetas y me miras como si hubiera cometido el peor de los crímenes?Nikolai mira a su tío con intensidad, su voz llena de emoción.—Tú sabes exactamente por qué —dice—. No finjas que no lo sabes.El tío se pone pálido, su rostro tenso.—No, Nikolai, no lo sé —dice, su voz llena de defensa—. Me estás acusando de algo sin darme la oportunidad de defenderme.Nikolai camina hacia la
Vladimir se acerca lentamente al cuerpo del tío, su rostro serio y concentrado. Nikolai se pasa la mano por la cabeza, intentando controlar su respiración agitada. Su mirada está fija en el cuerpo de su tío, llena de una mezcla de horror y culpa.Vladimir se agacha junto al cuerpo y comienza a revisar los signos vitales. Su mano busca el pulso en el cuello del tío, y luego verifica su respiración. Nikolai observa, su corazón latiendo con ansiedad.De repente, Vladimir se detiene y mira hacia arriba, hacia Nikolai.—Respira—dice, su voz calmada—. Está vivo.Nikolai se queda paralizado, su respiración suspendida. La noticia es como un golpe de electricidad que lo sacude de su estado de shock.—¿Qué? —balbucea—. ¿Está... está vivo?Vladimir asiente, su rostro serio.—Sí, está vivo —repite—. Pero necesitamos llamar a una ambulancia ahora mismo.Nikolai se siente un alivio enorme, mezclado con culpa y horror. Se acerca a Vladimir y se agacha junto a él.—Tenemos que llevarlo al hospital —d