Pilar se subió al auto de Tarsis. Se miraron. Ella sintió caer un enorme peso desde su garganta hacia su estómago. Jamás pensó que ese hombre tan peligroso fuese tan apuesto, las fotos no le hacían justicia. Llevaba algo desagradable en su mirada, pero no era odio, más bien, devoción. Él se acerc
—Debo ir al baño, cariño, ¿sí te aguantarás? Él la cortó con su risa. —Tú, Mireya querida, puedes hacer lo que quieras, ¿no es así? —ironizó, riendo un poco más—. Vete al jodido baño, yo debo hacer un par de llamadas porque de aquí no salimos en varios días y quiero a Mateo con nosotros. Si no me
Lo tomó del brazo y lo lanzó a la cama. Él se dejó hacer y colaboró quitándose la camisa y los zapatos. Ella escaló, dejando que él sobara sus pechos y los apretara, mientras la enfermera le entretenía rotando sus caderas encima del bulto que se formaba en el pantalón del griego. Mireya le había dic
(Tiempos actuales). La tensión en Peter podía notarse desde lejos. Tenía los codos apoyados en sus muslos. Sentado en el sofá al lado de su exesposa, se mantuvo inclinado ligeramente hacia delante, una mano sobre su barbilla, palma cubriendo parte de su boca. No se dio cuenta del tiempo que llevaba
Peter pasó las manos por su cara, por su cabello, escuchando, caminando y negando, mirándola y volviendo a caminar. Ella continuó: —No logré hablar más con Mireya, supuse que Tarsis la habría encontrado y efectivamente así fue, me contactó de nuevo y me contó que estaba libre y que viajaría a Anaf
Ella no lo hizo de una vez, pero se levantó del sofá y caminó hacia él. Sintió su congoja y su preocupación, y bien sabia Pilar que todo se alejaba de su empresa y el caso que él actualmente lideraba. Ella entendió que toda la molestia de Peter, a parte de la forma cómo sucedieron las cosas, era que
Pilar besaba a Peter imaginando su congoja, deseándolo también. Para ella era imposible borrarlo todo de esa forma, ese hombre que la tocaba completa la había repudiado sin consultas, desmedido, botándola de su vida sin al menos investigar más a profundidad, creyéndola mala, perversa, infiel, eso pe
Pilar entró a la habitación corriendo después de todo lo sucedido en el otro apartamento y se metió a bañar luego de revisar que su niño seguía durmiendo, sin poder evitar echarle una mirada también a la pequeña Victoria. Se sentía frustrada y burlada al mismo tiempo. Peter podía tal vez no entende