En silencio, tomó la carriola y se dirigió a la sala. Cogió un papel, buscó un lápiz entre las pertenencias de ambos y escribió, avisando a dónde iría. Salió, abrigándose ella y a su niño y de nuevo se vio corriendo calle abajo, más abajo, dirigiéndose al centro de Chora. Las callejuelas estaban de
La enfermera llegó a una de las pocas posadas activas de Chora. Estaba todo tan calmado, que le hizo tragar grueso. ¿Cómo haría para no despertar a todo el pueblo mientras daba con la habitación del dueño de aquel barco que desde allí se veía? No tenía más remedio que llamar a la dueña. Suspiró prof
—Claro que voy con usted, pero hasta su casa para asegurarme que no salga de allí. Ni usted, ni su bebé. —El sujeto apuntó a Pilar con el arma en un costado y la tomó del brazo con fuerza. El miedo se apoderó de la enfermera revelándolo en sus facciones, mirando a ese hombre directo a los ojos, dán
Cuando la nueva embarcación llegó de nuevo a Santorini, Pilar dejó que el señor Ali acompañara a su hermana en la ambulancia. Dentro del barco, acomodando a su bebé de nuevo en el coche, ya que lo había sacado de nuevo para alimentarlo, calmarlo y mantenerlo entretenido, sacó el arma debajo de la ca
Pilar abrió los ojos y lo vio. Su piel, todo su cuerpo despertó, aun así, no se movió, tampoco podía hacerlo de inmediato ya que Piero se encontraba en su regazo. Arrullaba a su retoño, quien volvió a dormirse y aprovechó de ese modo descansar después de la pésima noche que pasó. Ahora, su cuerpo es
El agente endureció su semblante, amalgamándolo con lamento y decepción, también con un profundo dolor que no pensó sentir al escuchar algo así. —Fuiste mi marido. Fuiste. Piero es nuestra conexión, nada más... —¿Y tu traición qué es? ¿Lo que nos mantendrá unidos? —Su voz: una ironía lanzada como
(Doce años antes). Pilar se giró en su cama luego de que una serie de ruidos interrumpieron su sueño. Estaba cansada. Fue su cumpleaños y esa noche fue un poco larga; no precisamente por la celebración, sino que además, la especialización de estudios quiroprácticos aspiraban todo de sí. Lanzó un s
—¿Por qué lo dices? ¿A caso no es de aquí? —Nop. Es griego. Está aquí en Madrid por negocios. —La miró, de nuevo colocándose de lado—. Pilar, es millonario. La enfermera sonrió, arrugando las cejas. —Pero rico, rico —continuó Mireya—. Tiene millones, Pilar, es en serio. —¿Y cómo sabes tú eso? Te