(Tiempos actuales). Ya empezaba el frío en esos principios de septiembre, la brisa atacaba los ondulados y suaves cabellos castaños de Mireya, sentada en una banca de cemento y hierro frente a un hermoso claro de grama con vista al mar negro. Usando un abrigo marrón oscuro, jean y botas, mantenía
Él se sentó en la cama, ella permaneció de pie en medio del espacio entre la puerta y el colchón. La contempló por un instante, la miraba igual que antes, con deseo, ella sabía que también con amor, aunque era un sentimiento que ahora solo él comprendía. —Te ves hermosa —habló en griego. Ella le r
Casi dos años sin saber una de la otra. Desde que nació el pequeño Piero, ambas no se comunicaban. Ahora se verían y Mireya no sabía bien cómo expresar esa emoción, o cómo no expresarla tanto. —Vas a escribirle lo que yo te diga. Si piensas que puedes darle cualquier información adicional fuera de
Peter se encontraba sentado en el despacho de su amigo y abogado George J. Miller, siendo ya principios de septiembre en La Ciudad. El abogado aún no llegaba a su oficina, su secretaria le avisó al rubio estar ocupado en la sala de juntas con un caso especial, por lo que era probable que tardara un
El rostro de Pilar era tétrico. Fingía. Peter la observó bien, agrandó la imagen, escudriñó. Ella parecía sonreír, pero no era cierto, estaba fingiendo todo. —No quería estar allí... —susurró él, hablando de ella. Las exclamaciones de su exesposa la segunda vez que la llevó para interrogarla, lleg
Peter dejó el móvil sobre la mesa y tuvo que quedarse aún más quieto, tenía el estómago revuelto, no quería seguir ahondando en esa terrible y delicada realidad, no quería comprender que tuvo en su cama al amor de su vida durante dos años con un posible trauma por violación o amenaza y que jamás se
Peter se detuvo para mirar a George. Comprendió por qué le hacía esa pregunta. Carol manejó el departamento que investigaba a Karlos, pero Peter sabía bien cuáles fueron sus movimientos y contactos, basados todos en misiones muy bien monitoreadas por la agencia. —No hará falta. Los pasos de Carol e
Peter suspiró y negó. —Maldita sea, no me arruines más el día. Quiero la custodia completa, ¿no te lo he dicho antes? Ella quiere a su hija, lo he visto, pero no le presta la debida atención. La niñera parece más su madre que ella. —Peter lo decía y cada palabra tocaba una fibra sensible dentro de