Peter dejó el móvil sobre la mesa y tuvo que quedarse aún más quieto, tenía el estómago revuelto, no quería seguir ahondando en esa terrible y delicada realidad, no quería comprender que tuvo en su cama al amor de su vida durante dos años con un posible trauma por violación o amenaza y que jamás se
Peter se detuvo para mirar a George. Comprendió por qué le hacía esa pregunta. Carol manejó el departamento que investigaba a Karlos, pero Peter sabía bien cuáles fueron sus movimientos y contactos, basados todos en misiones muy bien monitoreadas por la agencia. —No hará falta. Los pasos de Carol e
Peter suspiró y negó. —Maldita sea, no me arruines más el día. Quiero la custodia completa, ¿no te lo he dicho antes? Ella quiere a su hija, lo he visto, pero no le presta la debida atención. La niñera parece más su madre que ella. —Peter lo decía y cada palabra tocaba una fibra sensible dentro de
Carol aguantaba la presión de ser ignorada y todo lo que significaba que Peter apenas le hablara, mucho menos la tocara. Hacía silencio, respondía sus preguntas sobre la niña, sobre su salud, alimentación y patrones de sueño, aún él sabiendo que eran datos aportados por la "niñera estrella", como el
Caminó con sus tacones de infarto hasta el despacho y se paralizó al escuchar la voz del padre de su hija allá dentro. Detuvo el viaje de su mano al picaporte cuando oyó de su masculina boca decir lo que jamás pensó escuchar. Una conversación que la congeló en el acto. —No la soporto, Max, ¡no la s
Los ojos de Carol inyectados de lamento y al mismo tiempo de una alocada decisión. Allí estaba ella, él pudo verlo y sentirlo: el pasado violento de Carol Herly saliendo a relucir. ¿Pero por qué? ¿Qué lo desencadenó?, se preguntaba Peter. No podía moverse, él buscaba férreamente el botón que le perm
Pilar sacó su cara del agua después de haber aguantado la respiración. Necesitó por fin de ese baño relajante que la siesta de su pequeño le permitió darse con gusto. No podía dejar que su momento de relajación se arruinara con toda su angustia, además de saber que Pierito despertaría en cualquier m
Sintió un poco de nervios. No había nadie a su alrededor. Solo unas pocas personas que dejó atrás en la plaza del pueblo a quienes saludo con un levantamiento de su mano, rogando por no tener que comunicarse, ya que no sabía hablar griego. El gorgojo de un bebé llegó a sus oídos y sonrió. Se posicio