CAPÍTULO 5

Mariana le pide a Nicola que se vaya

— Solo quiero estar sola.

El niega con la cabeza

— No lo haré, desde el día en el puente me hice la promesa de cuidarla — sonreí coqueto.

— Eres un lobo joven, no deberías preocuparte por una loba divorciada con una hija y rechazada como yo.

Mariana expresa en sus palabras la percepción que tiene de ella misma, la herida que le ha dejado Mauro.

Nicola la toma del mentón, la mira directamente a sus ojos azules, hay una leve y momentánea conexión entre los dos

— La edad es solo un brillo de nuestra belleza interior — Nicola le da una caricia y con su mano limpia el rostro.

Mariana se sonroja ante las calidas palabras de aquel joven apuesto, pero decide seguir su camino.

Al llegar a casa, le agradece por la compañía

— Le pido que no vuelva a acercarse a mi

Mariana cierra la puerta, pero Nicola se queda viendo desde la distancia aquella casa vieja, la luz ilumina una ventana, en ella ve la sombra de Mariana que carga a su hija en brazos, es una escena imposible de admirar.

Amanece

El Alfa de Luna de Oro despierta seguido de su séquito, su Beta, Kevin, le da los informes del día.

Nicola había llegado al trono después de la muerte de su padre, era aún un adolescente, dejo que su reinado fuera guiado durante mucho tiempo por los lobos ancianos y los leales sirvientes de su padre, ahora con 25 años quiere tener las riendas del cargo que asumió desde antes de nacer.

Al llegar al comedor saluda a su madre, ella aún ve en sus ojos la luz de su difunto Alfa pero está mañana Nicola tiene un brillo especial y se lo hace saber de inmediato.

—¿Sucedió algo? Nunca has tenido esa sonrisa y mucho menos ese brillo — acaricia su mano.

Nicola niega y solo sonríe, sabe los motivos, Mariana, pero no lo puede decir aún, una loba divorciada y más si fue la reina de su manada, es mal vista, es una fracasada o que no supo ser una buena esposa, pero el sabe que Mariana es la víctima de un par de desgraciados.

— Hoy viene Marcia Burns, Quiero que la trates como lo que es, tu prometida — la reina Jules, desea que su hijo se case con la loba que se ha destinado para el desde que era niño.

Nicola coloca su mano sobre la mesa

— Aún no es oficial nuestro compromiso, se que mi padre le dió la palabra a Burns sobre casarme con su hija, pero ahora soy el Alfa.

— ¡Debes cumplir!— grita su madre — Es importante que hagas respetar la palabra de tu padre.

Nicola se levanta de la mesa, ha perdido el apetito y lo feliz que era hace unos momentos.

Mientras tanto....

Mariana arregla un poco la casa, vende sus joyas y recibe ayuda del joyero que las compra a un buen precio, toda la manada aún la quiere como la reina, aunque algunas lobas tienen la necesidad de ganarse el favor de Jennifer y por ende la ignoran.

Al llegar a casa con algunos víveres, una loba de la manada la espera.

— Mariana, me gustaría que me hicieras mi vestido de gala, se que eras muy buena cosiendo antes de ser la esposa del Alfa.

La loba le entrega varias monedas de oro, lo que Mariana ve como la oportunidad de ganar dinero y sostener a su hija.

Arduamente inicia la confección de un vestido negro de brillantes, no duerme y sus dedos pinchados ya están algo inflamados, pero quiere que esté vestido sea perfecto para tener más pedidos.

Una de esas noches antes de la entrega del vestido, observa a la ventana y ve una sombra en medio del bosque frente a su jardín.

Decide acercarse

— Le dije que no me buscara — le dice a Nicola que estaba escondido detrás de un árbol, quería cuidar de ella y sentía la necesidad de observarla, se había prendado de ella.

— Corrijo — suspira — que no me acercara, y creo que esta es una distancia apropiada.

Mariana sonríe como no lo ha hecho en muchos días, le pide que siga por una taza de café.

Los dos hablan toda la noche, mientras Nicola observa como ella termina el bello vestido.

— Quiero estar distraída, mañana es el anuncio del matrimonio, y no quiero pensar en ellos y menos que mi hija se entere.

Nicola la toma de la mano quiere darle su apoyo, pero Mariana solo se aleja, le ha puesto un candado a su corazón.

Al día siguiente 

Mariana debe llevar el vestido donde su cliente, quiere hacerlo temprano para no cruzarse con las miradas de lástima de la manada que se preparan para el anuncio del compromiso.

La loba le pide que la espere y le entrega el dinero, algo que Mariana hace observando desde la ventana de la mansión de su cliente como los lobos adornan las calles, un recuerdo de lo que un día paso con ella.

— Estoy lista.

Mariana gira para ver a su cliente, y se topa con la desagradable sorpresa, Jennifer es quien tiene el vestido puesto.

—¡Quítate ese vestido!— Exclama Mariana furiosa ante la humillación que planea hacerle Jenniffer.

—¿Por que? Mi amiga pago por tus servicios de costurera, no es su culpa, como no es culpa del joyero venderme tus joyas — Jennifer presume los aretes de esmeralda en sus orejas, los mismos que Mariana vendió.

—¡¿Que es lo que quieres?! ¿Que te hice para que me odies?— Mariana la mira a los ojos.

Jennifer mira a su amiga y chasquea los dedos para que se retire, la loba obedece sintiéndose avergonzada con Mariana pero debe agradarle a la nueva reina.

— ¿Sabes lo que se siente que desde niña te comparen? Mi madre siempre me comparó contigo y hoy le demuestro que fui mejor — Jennifer tiene una sonrisa malévola, burlona, ganando algo en una guerra que no existió.

—Nunca, lamento decirte que puedes nacer mil veces y nunca serás mejor que yo, porque el dinero, los privilegios no me definieron — Mariana con una sonrisa fingida se marcha.

Camina lo más rápido que puede y se desvacene en el suelo dándole golpes al césped por la rabia que siente en su pecho.

Nicola que la esperaba en casa hablando con Aurora y jugando con la hija de Mariana, al ver la escena corre.

La ve destruida, llorando en el suelo con el corazón roto.

— Me humilló de nuevo me humillo — Mariana se siente destruida por el desprecio de quienes amo.

Nicola la toma de las mejillas, sostiene su rostro y la mira fijamente.

— Nadie, mi señora bonita, lo volverá a hacer mientras yo exista, tú serás mi protegida y te juro que como el ave fénix levantarás tus alas.

Nicola toma la mano de Mariana y le da un beso, símbolo que desde hoy la protegerá como Alfa de Luna de oro.

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