En cuanto Samantha abrió los ojos miles de recuerdos de la noche anterior le llegaron y una enorme sonrisa se formó en su rostro, se giró en busca del que le había dado tanto placer, al hacer el movimiento, sintió un pequeño dolor entre sus piernas, pero nada que no pudiera soportar, al observar el campo vacío la sonrisa se le borró de inmediato, y la hizo fruncir el ceño. Con cuidado se levantó de la cama, buscó entre sus cosas y se colocó simplemente una bata de seda.
¿Se habrá ido? ¿La había usado?, no Matt no era así, él no podía hacer eso. En cuanto abrió la puerta de la habitación un agradable olor llegó hasta ella, lo que la hizo inspirar profundamente, al llegar la cocina se encontró con una escena que jamás imaginó.
Matthew cocinaba sólo con
En cuanto Samantha lo escuchó sintió que algo no andaba bien. —Bien, ¿dónde y cuándo? — dijo en tono frío y duro, escuchó un suspiro del otro lado del teléfono. —Cariño, sé que debes odiarme, pero todo tiene una explicación. —No me digas cariño, porque desde que saliste de la casa de tu madre y me dejaste ahí, dejé de ser algo tuyo. — dijo dolida, en verdad había apreciado a Micah, y al final resultó no ser quién pensaba. —Samy — en cuanto la llamó así le molestó, así solo podía llamarla Matt, sólo él. —No me digas así. —¿Por qué? — preguntó molesto, sabía el porqué, no era idiota. —Micah, ¿dónde y cuándo? — quería salir de él de una vez por todas y poder empezar con Matt sin miedo de nada. —¿Puedes venir ahora? Estoy en el hospital central. — Samantha se
—No llores cariño, todo estará bien.—Nada puede estar bien, tú no entiendes Micah.—¿Qué es lo que tengo que entender? —Samantha lo miró a los ojos, en ellos había odio y rencor, pero no sabía hacia quién, todo estaba mal, empezando por ella misma.—No puedes soltar tantas cosas así de golpe Micah, primero no puede ser cierto lo de Matt y Nathaniel, ellos son personas increíbles, Matt es… — lo mejor que le había pasado a ella.—Es un mentiroso — dijo Micah enojado — ¿Por qué tienes que defenderlo tanto? — Samantha no le quitó la mirada, su odio era contra su hermano, con sólo mencionarlo los ojos le brillaban con maldad pura.—Porque él me ha sido muy bueno conmigo Micah, ha estado ahí cuando no has estado tú, me de
Matthew había tratado de comunicarse con ella todo el día de ayer y no había contestado ni sus mensajes, ni sus llamadas, ¿Qué podía estar mal? Ella contestaba así anduviera haciendo sus mandados o sus negocios.—¡Maldita sea Samantha, contesta! — Matthew estaba desesperado. En cuánto volvió a saltar el contestador quiso tirarlo contra la pared de frustración, pero una llamada entrante lo hizo desistir de su idea, frunció el ceño al ver el quién llamaba, no se había comunicado con ella desde se había ido de la casa.—Madre — saludó algo frío.—Matthew, ¿cómo estás? — su tono de voz era frío pero a la vez con algo de alegría por escucharlo.—Bien, ¿a qué se debe tu llamada?—¿No pu
Samantha no había podido dormir en toda la noche, ella realmente se había enamorado de su cuñado, ¿cómo era eso posible? No sabía si creer en las palabras de Micah, tenía sus dudas, claro que las tenía, porque también se había equivocado con Micah, él le había demostrado ser atento, cariñoso, le había gustado su manera de tratarla, y al final, había sido un mujeriego y mentiroso.Ver su celular lleno de mensajes y llamadas de Matthew, no le ayudaba en nada, si fuera cierto lo que dijo Micah, ¿por qué seguía llamando?, ¿porque en sus mensajes de voz se oía desesperado porque le contestara? ¿Y si Micah también estaba mintiendo en todo esto? Estaba tan confundida, tenía tanto miedo.Decidió ir a darse una ducha y arreglarse para ir a ver a Micah, debía salir de eso de una ve
—¿Lo hice bien señora? — Sabrina preguntó algo nerviosa a Jasmine, que observaba la dirección en la que se había ido su hijo.—Si, ya tienes el dinero puedes marcharte.—Quisiera ver a Micah —Jasmine la miró de mala manera.—Mira niña estúpida, vas a agarrar el dinero que te he dado y te vas a marchar ahora y no vas a volver nunca, y espero que tu actuación sirva para que la muy zorra que acaba de entrar acepte casarse con mi hijo, porque de lo contrario estarás en problemas.Sabrina tuvo miedo de esa mujer, por lo que sin decir ni una palabra salió de ahí, esa señora siempre había sido cruel, ella siempre estuvo enamorada de Micah, y él de ella, pero a esa mujer nunca le gustó que se acercarán a su amado hijo, Micah había sufrido el que yo lo dejara, y al final se convirt
Matthew llegó hasta el parking y escuchó a Sabrina.—Suelteme señora, yo no he hecho nada.—No, ¿Qué tanto hablabas con mi hijo maldita zorra?—Sólo quería saber, porque había hecho lo hice y deje de decirme así, porque yo no soy ninguna zorra, ni una cualquiera, o cualquier insulto que usted tenga contra mí, yo en realidad amo a Micah, y si no hubiera sido por usted estaríamos juntos, y no se hubiera el hombre que es.—Mira estúpida, con sólo que truene mis dedos, dejas de respirar así que déjate de rodeos y dime de una maldita vez, que has hablado con mi hijo.—¿Por qué mejor no me lo preguntas a mí mamá? Sería mucho mejor, ¿no crees? —Matthew decidió intervenir, al escuchar a su madre hablar en ese tono el cual nunca había
—¿En serio lo harás? — Micah estaba a punto de brincar de la felicidad.—Sí — Micah la jaló suavemente del brazo y la abrazó.—Gracias, te juro que seré el mejor esposo del mundo, y que te haré muy feliz lo que me quede de vida. — Samantha le sonrió, pero sin alegría alguna, sabía que estaba cometiendo el peor error de su vida, pero ella había hecho algo que no debía.—Sé que serás un gran marido... — unos golpes en la puerta interrumpieron a Samantha, Micah en ningún momento la soltó.—Adelante — dijo feliz de que todo le estuviera saliendo como debía. La puerta se abrió, dejando ver a Jasmine asomando solo su cabeza.—¿Se puede pasar? — dijo aún molesta por todo lo que había pasado.&mdash
—¿Qué haces aquí? — Matthew le señaló la puerta con la cabeza, Samantha suspiró derrotada, estaba cansada físicamente y mentalmente para pelear, en cuanto abrió la puerta, Matthew en un rápido movimiento la arrincono contra la pared.—Eres mía, no puedes casarte. — sin dejarla a responder la besó, fue un beso lleno de rabia y de pasión, Samantha aunque al principio se resistió no pudo seguir ocultando las ganas que tenía de besarlo. — Tus besos no mienten, no puedes dejarme, no puedes. —Samantha lloró sin poder contener más el dolor.—Eres un mentiroso, eres cruel, solo me has usado.— ¿Le crees a él y no en mí?—Creo en lo que vi, deja de mentir, de engañarme, no lo merezco Matthew, te entregué todo de mi. — Matth