Sabía que no debía hacerlo y mucho menos sin el consentimiento de Raquel, y peor aún, en su ausencia; sin embargo, no pude soportarlo, yo tampoco podía controlar el impulso y mis perseverantes ganas de verlo una vez más.
Decidí responder su mensaje hasta el día siguiente y desde ese momento no dejamos de enviarnos mensajes, en los cuales él insistía en verme. A decir verdad no tuvo que insistir mucho, yo acepté imprudentemente y fue después de aceptar que pensé en las consecuencias.
Quedamos en vernos al día siguiente, aunque él quería verme ese mismo día y yo a él también, no podía, ya que era de tarde y ese día en la noche tenía que ir al prostíbulo, en donde me enfrenté a Roger, por haber golpeado a Angie. Afortunadamente, como él mismo lo dice yo soy “su
Dayana y Loren seguían interrogando a Raven sobre su cita con Bruce. Siendo ellas sus dos mejores amigas, estaban emocionadas por ver feliz a quien suelen ver cómo su hermana pequeña. —¿Se besaron? —preguntó Dayana insistentemente. —¡Por dios! Parecen unas niñas pequeñas, ya les dije que les contaré cuando lleguemos a mi departamento —les contestó. —No seas cruel Raven, adelántanos algo —insistió Loren. Ambas tenían acorralada a Raven, la una estaba a la izquierda y la otra a la derecha mientras ella estaba sentada frente al tocador tratando de maquillarse para salir al escenario. —Está bien, está bien, les contaré —dijo dejando el corrector a un lado, soltó un suspiro y las miró misteriosamente a ambas mientras les sonreía de forma juguetona con la intención de dejarlas intrigadas. Loren y Dayana la miraron aún más emocionadas esperando que ella hablase pero Raven no tenía la intención de hacerlo y no pudo aguantar la risa al ver que había troleado por completo a sus amigas, las
Raven miró al guardia llena de furia y con ojos intimidantes; su estado de ánimo no tenía nada que ver con él, pero en ese instante no le importaba nada. El hombre la miró extrañado, sin embargo no preguntó absolutamente nada y la dejó pasar.Con paso firme y con esa mirada que a gritos decía “Acabaré con cualquiera que se interponga en mi camino” Raven subió las escaleras y caminó por el corredor hasta llegar a la habitación vip 3.No lo pensó dos veces y entró a la habitación, en donde se encontró con Fabricio, quién está a tan solo unos pasos de la puerta; él había estado caminando impaciente de un lado al otro frente a esta esperando la llegada de aquella mujer que lo había dejado deslumbrado desde que la vio en aquel catálogo, en el cual habían fotos de todas las chicas del prostíbulo y al lado de estas estaba el precio por pasar la noche con cualquiera de ellas. Raven no mentía cuando decía que las vendían como si fuesen un producto de consumo y las exhibían como carnes en el mat
————NARRACIÓN DE RAVEN————Fabricio estaba a mi lado, ambos frente a Roger, el cual estaba sentado en su escritorio mirándonos fijamente mientras AB permanecía detrás de nosotros.—Creo que fui bastante claro cuando le dije que debía irme. Yo soy quien le debe una disculpa a su empleada —contestó Fabricio con un tono de enojo y hostilidad. Luego volteó para mirarme; yo no podía ocultar mi sorpresa al haber escuchado aquellas palabras que dijo anteriormente; y estaba vez dirigiéndose a mi continuó —Con toda sinceridad le pido que me disculpé, no era mi intención incumplirle, pero recibí una llamada con un asunto urgente que debo resolver personalmente, sin embargo, espero tener la oportunidad de contratar sus servicios en otra oportunidad —dijo mirándome fijamente. Sus palabras eran precisas y sus ojos permanecían serenos; nadie podría dudar de lo que decía, ni siquiera AB que nos miraba a ambos con suspicacia, claramente tratando de encontrar la más mínima señal de insinceridad.La a
Estaba sorprendida al escuchar su voz y su nombre del otro lado del teléfono y por varios segundos no supe que decir o si debía responderle...—¿Estás ahí? —me preguntó, pero al no tener respuesta de mi parte, lo escuché soltar un suspiro. —Solo quería saber si estabas bien. Que descan...—Estoy bien —contesté interrumpiéndolo.—Me alegra escuchar eso, estaba realmente preocupado.—¿Cómo conseguiste mi número? —le pregunté.—Cobré un favor —contestó.—El número de personas que tienen mi contacto es tan limitado que sería muy sencillo saberlo, así que mejor dímelo tú directamente —le advertí.—No necesariamente tiene que ser alguien de tu lista de contactos, también puede ser alguien que vio el celular sin su dueño y aprovechó para sustraer el número para mí —insinuó.—Eso es poco probable, pero te seguiré el juego, ya que ahora solo quiero saber ¿Por qué me defendiste frente a Roger? —le pregunté directamente.—Porque me gusta ayudar a damiselas en apuros —contestó.—No necesitaba que
Siempre me he sentido en una prisión sin salida, sin conocer la sensación de la libertad. Sin embargo, hoy por primera vez experimento algo distinto.Desde aquí la ciudad parecía ser pequeña al igual que mis dificultades, mis miedos, mi sufrimiento y mi pasado...Pero no era porque estuviese lejos del suelo, sino porque la belleza que contemplaban mis ojos me hacía olvidar todo mientras inundaba mi alma de felicidad.La calidez de su mano sobre la mía interrumpió mis pensamientos, y al mirarlo, el paisaje fue más perfecto.—¿Estás feliz? —me preguntó ilusionado.Estaba sin palabras y abrumada por la felicidad.Siguiendo mis impulsos tomé su rostro entre mis manos y besé sus labios con devoción. No podía entenderlo pero sus labios también me sabían a libertad, ahora más que nunca.Mi boca reclamaba la suya con fervor mientras sentía como él me entregaba toda su pasión en cada beso.Nuestras lenguas empezaron a entrelazarse entre si, confirmando el deseo palpable que existía entre nosot
Raquel se disculpaba una y otra vez mientras yo permanecía en silencio intentando encender el móvil.—Perdoname por favor, prometo comprarte uno nuevo —afirmó.Me sentía molesta pero había sido un accidente y no podía culparla del todo, yo no debí haberlo dejado ahí.—Está bien, no hay problema —le contesté resignada.—Dices eso pero pareces preocupada —señaló.—Bueno me preocupa un poco no poder contactarme con Bruce, quedamos de vernos hoy por la noche —le dije observando aún mi móvil destruido.—¿Quedó en pasar por ti? —me preguntó.—No, nos veremos en un restaurante llamado "Miami Le Gros Luxe", a las 7. Ya que no estabas aquí, no le vi caso a venir a tu casa para que él pasara por mi cada vez que nos veíamos, así que siempre le pido encontrarnos en el lugar de la cita. —le expliqué.—Mmm entiendo, pero no veo porqué tengas que preocuparte, ya todo lo tienen fríamente calculado, tu solo ve haya y divierte —expresó con una sonrisa.Fruncí el ceño confundida por la actitud tan relaja
Los latidos de mi corazón se volvían cada vez más lentos mientras que el aire empezaba a faltarme, como si el oxígeno se negara a llenar mis pulmones.Bruce miraba a sus padres completamente desconcertado como si hubiesen dicho lo más absurdo de este mundo.—¿C-cómo que quien es mamá?, Ella es Raquel Davis —le contestó.—¡Esta señorita no es Raquel Davis! —replicó con enojo la mujer.Bruce dirigió su mirada hacia mí, y al notar el pánico que sé que había en mis ojos, soltó mi mano.—Bruce, yo puedo explicarte —dije con angustia, haciendo mi mayor esfuerzo para que mi voz saliera de mi garganta —¿Tú no eres Raquel? —preguntó atónito.No pude responder a su pregunta, ya que las palabras se negaban a salir de mis labios, sin importar cuanto me esforzara.Me sentía totalmente paralizada mientras sus ojos me observaban como si fuera una absoluta extraña.Me pesaba sostener su mirada y la culpa golpeaba mis sentidos.—¿¡Entonces te hiciste pasar por Raquel!? —preguntó, y tan solo pude asen
Lo miré fijamente analizando intensamente sus ojos, y procedí a hacer mi tercer intento.—Ya sé, eres un mafioso —supuse y Fabricio se rió.—¿De verdad crees que parezco un jefe de la mafia? —preguntó burlándose.—Bueno, yo no dije jefe, pero bien que puedes ser un lacayo del jefe —le dije sin compasión.—Uh, eso fue un golpe bajo. Pero para su información señorita, yo sería un excelente jefe de la mafia —afirmó levantando el mentón con altivez.Giré mis ojos y tomé otro sorbo de vino.Aunque parece increíble, Fabricio y yo, estamos sentados charlando con tranquilidad. Yo no estoy intentando sacarle los ojos y él no está insinuándose, aunque eso último solo duró unos pocos segundos. Sin embargo, cada vez lo tolero más.—Es mi turno —señaló.—Bueno, eso no sería justo, tú ya conoces "mi profesión" —dije con desdén mientras hacía comillas con mis dedos.—En realidad yo quisiera adivinar, tu verdadera vocación, a lo que realmente deberías dedicarte —expresó.Sus palabras llamaron mi aten