———Una semana después———No entendía que estaba pasando, pero todas estas noches en el club, Fabricio es el único que me ha contratado y siempre en la misma habitación. Definitivamente es "nuestro lugar especial" como le suele llamar. No me besa y mucho menos me toca, ni él, ni nadie. Por primera vez desde que llegué a este lugar, llevo una semana sin que nadie me ultraje y sin sentir asco de mi misma; todo gracias a él. Sin embargo, no sabía porqué lo hacía o cómo podía hacerlo, y el no saber eso me enojaba.—Es mejor que no vuelvas a hablar con ella, BE —dijo Dayana. Estábamos en el camerino, recientemente bajé del escenario y al venir aquí las encontré a las dos comiendo un gran paquete de frituras. Hoy ninguna de las dos parece tener ganas de trabajar, así que se esconden.—Estoy de acuerdo —secundó Loren mientras masticaba.Solté un suspiro viendo el nombre de Raquel en la pantalla del móvil.—Necesito comunicarme con ella, desde que compre este celular llevo intentándolo, sé q
Observo la escena completamente horrorizada. El candidato yace en el suelo completamente inconsciente mientras que sus guardaespaldas le apuntan con sus armas a Fabricio. Sin embargo, la seguridad de él también actúan rápidamente haciendo lo mismo.La música se detuvo y todo quedó en absoluto silencio; dando la impresión que si alguien se movía en lo más mínimo, una lluvia de balas empezaría.—¿¡Qué mierd* está pasando aquí!? —llegó Roger preguntando.Mi corazón empezó a latir rápido con miedo. Temí por mi, temí por él...—Yo puedo explicartelo Roger —dije metiéndome en medio de él y Fabricio.—¡Tú quítate, BE! —exclamó AB jalándome del brazo.Fabricio rápidamente reaccionó, tiró de cintura abrazándola con sus brazos, quitándome así de las garras de AB y me apretó contra su cuerpo protegiéndome. Acto seguido saco un arma de color plata con el diseño de un dragón en color rojo.—¡Vuelve a tocarla y te juro que te mato como a un perro! —afirmó con determinación y una profunda ira.AB lo
Quería salir corriendo, y mi deseo era tan fuerte que no sé en qué momento mis pies empezaron a moverse y se giraron en dirección contraria. Sin embargo, antes de hacer el ridículo corriendo, él levantó la voz llamándome.—¡Raven, espera! —cruzó rápidamente la calle, llegando hasta mi. —Por favor, no te vayas —me pidió tomando suavemente mi antebrazo.Su tacto hizo que mi corazón diera un salto y empezara a latir rápido. Pero la calidez de sus manos no me reconfortó por mucho tiempo, ya que él me soltó y retrocedió un paso, alejándose de mi en cuanto me giré para estar de frente hacia él.—¿Qué haces aquí? —me preguntó.El tono de su voz se volvió frío de repente, y su mirada dura. Sentí una punzada en mi corazón, empuñé la cartera en mis manos y reuní todas mis fuerzas para mirarlo igual.—Aquí vive una de mis mejores amigas, vine a visitarla —contesté seriamente.—Tengo entendido que ya habían cortado lazos —pronunció.Fruncí el ceño confundida y miré hacia la casa de Raquel.—Entie
—¡Ya basta! No me mientas más, ese mensaje lo escribiste tú, cuando estábamos conversando —declaró mientras sacaba su celular de la guantera del auto. Rápidamente empezó a buscar en el y me mostró la última conversación que tuvimos, la cual empecé a leer en voz alta cuando vi un mensaje que no reconocía:"—¿Qué te parece si está noche llevas a tus padres? Creo que ya es momento de conocerlos —textió la persona que hacía pasar por mi.—¿De verdad, quieres? A mí me encantaría —contestó Bruce.—Perfecto, no se diga más, está noche lleva a tus padres. Me ocuparé, nos vemos esta noche —escribió.—Yo también, cuidate hermosa —textió Bruce cómo último mensaje."Levante la mirada del móvil y lo miré fijamente.—Yo nunca escribí esto —afirmé.—¿Qué? Pero eras tú, es tu número —replicó sin entender.—Si, pero alguien escribió esto por mi, ese día mi celular término destru... —dejé la frase en el aire al recordar aquel día, y la actitud tan sospechosa de Raquel. —Claro —pronuncié armando un romp
Miro fijamente mi reflejo en el espejo mientras suavemente paso la brocha con iluminador sobre mis pómulos.El peso de la decisión que había tomado pesaba cada vez más, tanto que no deseaba salir a ese escenario, pero ya no hay vuelta atrás, tengo que hacerlo y acabar con esto de una vez por todas.—¿BE? —me llamó Loren. —¿Te pasa algo? —preguntó preocupada.—Desde que volviste de ver a Raquel, has estado muy callada y pensativa —secundó Dayana.Me volteo hacia ellas y las miro con determinación.—Necesito un gran favor de ambas —empecé diciendo. —Cuando baje del escenario, quiero que mantengan distraído a AB y a Roger, lo mejor sería que esta noche no salgan de su oficina, como en otras ocaciones, pero si no es así, necesito que los distraigan, tengo que hacer algo y no quiero que ni ellos, ni nadie, me vean —dije.Loren y Dayana compartían la misma expresión de confusión.—¿Qué está pasando?, ¿Qué es lo que vas a hacer? —inquirió Dayana.—Les diré todo cuando estemos en casa, recuér
El show debía continuar, debía volver a mí realidad y seguir sobreviviendo a ella.—¡Por dios, por fin apareces! —exclamó Dayana en cuanto me vio llegar cerca a las mesas VIP.—¿Pasó algo? —le pregunté con indiferencia, sintiéndome aún perdida en mis emociones y pensamientos.—Te están esperando en el VIP 3, seguramente es Fabricio, ve antes que el jefe se dé cuenta que no estás con él —dijo con prisa.—Si —contesté con lentitud.—BE, ¿Estás bien? —me preguntó antes de irme.Asentí en modo automático.—Si.Dayana me observa con preocupación.—Tu cuerpo está aquí pero tú mente parece estar en otro lado, ¿Segura que estás bien? —insistió.—Si, no te preocupes —reiteré, y me dirigí hacia las escaleras.Respiro profundamente frente a aquella puerta mientras cierro mis ojos por varios segundos, preparándome para entrar.De repente escucho la puerta abriéndose, y al abrir mis ojos, estos se encuentran con los de Fabricio.Le sonrió forzadamente recordando las amenazas de Roger. Sin embargo,
———UN MES DESPUÉS———El tiempo ha transcurrido rápido. Ni siquiera se en qué momento pasó tanto tiempo.No había vuelto a saber de Bruce, y justo eso quería, ¿No?Sería una completa mentirosa si dijera que su recuerdo jamás pasa por mi mente haciéndome sufrir. Sin embargo, lucho por bloquearlo, por más que me cueste, y sigo con mi vida como si él nunca hubiese existido. Aunque esa vida de la que hablo, ha cambiado demasiado y él, Fabricio, ha sido el mayor contribuyente a ese cambio.Se convirtió en una grata rutina verlo todas las noches en el club, estar con él en esa habitación y escuchar las historias de sus viajes, las cuales me trasportan a lugares exóticos y lejanos que solo en sueños planeaba visitar. Sus relatos estaban llenos de experiencias únicas que despertaban mi curiosidad y admiración. Cada noche, me sumergía en su mundo y, de alguna manera, me sentía parte de sus emocionantes travesías. Pero, cuando no asistía, me quedaba en el camerino después de mi show, esperando a
Mi vida siempre estuvo llena de miseria y crueldad, sufría porque quería salir de esa agonía, sufría porque tenía hambre pero si lloraba o me quejaba recibía una golpiza como castigo; así que aprendí tragarme el dolor y el sufrimiento cuando tan solo tenía 12 años. Aún así en mi interior seguía gritando y llorando desesperada, hasta que a mis 17 años el que era mi padre me vendió al dueño de un prostíbulo.Estuve en shock durante horas, una mujer me maquillo y me vistió de forma provocativa mientras yo solo miraba mi reflejo en el espejo completamente estupefacta. Después de unos minutos estaba en un cuarto de luces rojas con un hombre mayor desnudo, su barriga protuberante ni siquiera lo dejaba caminar, por eso creo que llevaba un bastón al andar. Su mirada lasciva recorría mi cuerpo de adolescente; recuerdo ha