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CAPÍTULO 17: LAS REGLAS DE LA MANADA.
CAPÍTULO 17: LAS REGLAS DE LA MANADA.El lobo de cabello oscuro y ojos dorados le dio una mirada descarada a Scarlett antes de tomar su mano y llevársela a los labios sin su permiso. Ella se sintió demasiado incómoda con su toque, mientras que Arzen gruñó sin poder evitarlo; al igual que a Ónix, le enojaba que otro hombre se acercara o tocara a Scarlett. Y aunque no entendía su comportamiento posesivo, se engañó a sí mismo diciéndose que todo se debía a que ella ahora era su compañera, temporal, pero hasta que el trato acabara, lo era.—¿Qué es lo que quieres, Grayson? —Arzen no quiso ser amable.—Vine a presentar mis respetos a la nueva Luna, Arzen —Grayson finalmente apartó sus ojos de Scarlett, pero su tono estaba cargado de sarcasmo y crueldad —Pero, debo decir que me sorprende que hayas escogido a una Omega para ocupar tal posición. Realmente, debes estar desesperado por subir al trono, que incluso te atreves a degradar nuestra manada con tal debilidad.Scarlett apretó los labios
CAPÍTULO 18: CAMBIO DE PLANES.
CAPÍTULO 18: CAMBIO DE PLANES.—¿Qué?Scarlett, con voz temblorosa, preguntó nerviosamente.—Ceremonia de…Pero Arzen, con una mirada dura, se adelantó antes de que Alistair pudiera decir algo más.—No pretenderás que permita que un grupo de viejos vean a mi mujer, ¿verdad?Arzen no estaba fingiendo; bajo ningún concepto permitiría que los miembros del consejo vieran a Scarlett desnuda.—Las reglas son las reglas y… ―Alistair replicó.—Ahora soy el Alfa —interrumpió Arzen—, y soy quien ahora dicta las reglas. Nadie va a ver a mi Luna desnuda, ¿está claro?Alistair apretó los labios.Él era uno de los que estaban en contra de que Arzen se convirtiera en Alfa. No por nada había aceptado que su hija Leona se uniera con Grayson. Al igual que Daemon, confiaba en que Grayson ocupara el trono. Y cuando se enteraron de que la hija mayor de Sears había desaparecido, intentaron convencer a Uriel de que Grayson era el indicado. Pero no imaginaron que Arzen regresaría con la hija menor, una Omega
CAPÍTULO 19: GEMIR DE DESEO.
CAPÍTULO 19: GEMIR DE DESEO. Arzen abrió la puerta y encontró a Scarlett de espaldas, abrazando su bata como si no quisiera separarse de ella. —Hola —la voz baja y varonil hizo que Scarlett saltara de sorpresa. —Veo que ya… ya te han preparado —sus ojos inquietos miraron su piel nívea a través de la tela. Scarlett sentía que el corazón se le salía del pecho. Estaba asustada y nerviosa. —Podemos… ¿Podemos saltarnos esto? Arzen dio un paso más y estuvo lo bastante cerca como para aspirar su aroma. Ónix, ansioso, aulló dentro de él. —No tengas miedo —le susurró—, no voy a hacerte daño. —Pero… tú… —Sé lo que dije, Scarlett. Pero debes entender que está en juego mi manada y haré lo que sea necesario para ser Alfa. Te prometo que lo vas a disfrutar y solo será esta vez. Él extendió su mano y comenzó a deshacer el nudo de la bata, sintiendo cómo Scarlett temblaba por su toque. Se preguntó si era de miedo o placer. Ella apretó los labios y cerró los ojos, sintiendo cómo una especie d
CAPÍTULO 20: UN ANSIA INSATISFECHA.
CAPÍTULO 20: UN ANSIA INSATISFECHA.Arzen tuvo que recordarse que la mujer que se retorcía en su cama era prácticamente una virgen. Pero cuando gemía y se arqueaba bajo su boca, suplicándole entre jadeos que le besara los senos con más rudeza, le resultaba difícil olvidarlo. Y tampoco podía olvidar lo que había dicho hace un momento: Me gusta lo que siento cuando me tocas.«Por Fenrir, ¿cómo no voy a reaccionar ante eso?», pensó, sintiendo que la honestidad de sus palabras solo incrementaba el hambre que había estado conteniendo por ella. «Es casi una virgen» recordó, intentando reducir el martilleo de su corazón.“Es nuestra compañera.” Ónix eligió aparecer en el peor momento. “Ella es nuestra alma gemela. No Ashly, ni nadie más.”Las palabras de su lobo se volvieron un eco en su mente, poniendo en duda su autocontrol de Arzen.“No” dijo rápidamente “No, no es ella. Scarlett Moon solo es una mujer como cualquier otra. Solo es lujuria, únicamente eso, lujuria.”“Sigue engañándote” resp
CAPÍTULO 21: DIMELO A LA CARA.
CAPÍTULO 21: DIMELO A LA CARA.Por la mañana, Scarlett se encontró sola en la cama. Se estiró e hizo una pequeña mueca de dolor; le dolían ciertas partes del cuerpo por sus actividades de la noche anterior. Cada momento con Arzen le había dado placer, cada toque de él la había hecho arder. Sonrió, y su corazón latió deprisa. No entendía lo que le estaba pasando, pero se sentía soñadora. Y pensó que quizás Lavinia tenía razón, a lo mejor esta era una oportunidad de la Diosa, y su destino era estar con Arzen.—¿Sentirá él lo mismo que yo? —pensó.La manera en cómo la había tocado, en cómo la había amado. Pero al instante recordó cómo él se había negado a darle su marca y todas esas ilusiones se desbarataron.—¿Qué tonterías estás pensando, Scarlett? Fue solo sexo, nada más que sexo. —se recordó.Que la marcara era un vínculo de sangre, sería conmemorar el hecho de que, se pertenecían y forjarían una conexión mental que duraría toda la vida. Y Arzen se había cohibido de hacerlo, simpleme
CAPÍTULO 22: EXCELENTE ACTUACIÓN.
CAPÍTULO 22: EXCELENTE ACTUACIÓN.Evelia soltó una risa sarcástica.—¿De verdad crees que alguien aquí te respetara? Eres solo una pieza temporal. Nadie te toma en serio.Scarlett se acercó aún más, con los ojos llenos de determinación.—Puede que tú no me respetes, Evelia, pero te aseguro que me ganaré el respeto de todos aquí. — dijo— Y si tienes algún problema con eso, será mejor que te acostumbres, porque no pienso irme a ningún lado.Evelia también dio un paso más cerca, invadiendo el espacio personal de Scarlett, y susurró con veneno en la voz:—Arzen solo te utilizo para ser Alfa. Nada más. Y todos aquí lo saben. Así que mejor deja de soñar con cuentos de hadas y acepta tu realidad: eres únicamente una sustituta barata.Scarlett no retrocedió y, en cambio, sintió una especie de fuerza interior.—Así que no te tomes muy en serio tu papel, Omega. Sueñas si crees que puedes conquistarlo ―Evelia chasqueo la lengua y dejo salir un suspiro teatral ― Arzen y yo somos mucho más que ami
CAPÍTULO 23: NO ES MI AMANTE.
CAPÍTULO 23: NO ES MI AMANTE.Mientras las sanadoras trataban la herida de Evelia, Arzen no podía dejar de pensar en el comportamiento de Scarlett. A él le había parecido frágil y vulnerable. Pero acababa de descubrir que su Luna era totalmente lo contrario. Aunque Evelia había dicho que Scarlett la atacó al saber que eran amigos, aún quería escuchar su explicación.—Solo debes aplicarte esto, sanará en pocos días, señorita Evelia —dijo una de las sanadoras.Evelia le devolvió la sonrisa forzada y luego se giró hacia Arzen.—¿Podrías llevarme a mi habitación? Todavía me duele un poco.Pero Arzen quería ir al grano.—¿Qué le dijiste? —su mirada era dura y aguda.—¿Cómo que qué le dije? —respondió Evelia, fingiendo sorpresa.—Es que me resulta difícil creer que Scarlett te atacara así nada más. ¿Segura que no la provocaste como ella dijo?Evelia jadeó y las lágrimas no tardaron en aparecer.—Arzen, ¿tú… tú me estás culpando? Yo no hice nada, solo intenté ser amable con ella y de la nada
CAPITULO 24: ME DARÁS MI LUGAR.
CAPITULO 24: ME DARÁS MI LUGAR.Scarlett resopló.—Sí, claro.—Si digo que no es mi amante, es porque no lo es. —¿Sabes qué? No es mi problema —lo interrumpió Scarlett, no queriendo salir más humillada—. De todas formas, ¿por qué debería interesarme con quién te acuestas? Solo soy una Luna temporal. Sin embargo, Arzen, permíteme dejar algo claro.Se puso de pie y presionó las palmas de sus manos en el escritorio, sus ojos azules taladrando al Alfa delante de ella.—He sido humillada lo suficiente en mi vida como para permitir que tu amante lo haga. Así que, si quieres que llevemos esta fiesta en paz hasta que mi hermana vuelva, dile a Evelia que se mantenga lejos de mi camino. ―Scarlett se inclinó ligeramente ―Te exijo que me des mi lugar.Se suponía que estaban discutiendo, pero la mirada de Arzen no pudo evitar ir hacia sus pechos, de solo verlos tuvo que tragar.―Y también dile que no se preocupe, conozco las razones de lo que paso anoche. No estoy haciéndome ideas erradas ni espe