•Ada Sloan•
Días después...Le di un sorbo a mi café y miré con diversión a mis amigas, quienes se encontraban en mi departamento luego de un larga jornada laboral en el hospital, ellas no paraban de acosarme con sus preguntas sobre lo que había ocurrido días antes en el hospital con aquel guapo hombre.Luego del incidente que pasó en el ascensor, lograron solucionar la falla que había ocasionado que el mismo se quedará sin electricidad. Por lo que afortunadamente Vlad y yo logramos salir ilesos de todo.Obviamente se había armado un desastre en el hospital al descubrir que el ascensor estaba paralizado, por lo que al salir, nos encontrábamos con la mitad de los médicos y personas curiosas al pie de las puertas.Había sido un poco incómodo tener sus miradas encima de nosotros, pero todo eso fue ignorado cuando nos comenzaron a preguntar sí estábamos bien y demás.Luego de eso, nos llevaron a una habitación a revisarnos un poco más a detalle para ver si todo estaba en orden, pues al parecer teníamos varias horas encerrados allí.Muy pocas personas en el hospital sabían de mi miedo al contacto físico y me gustaba que fuera así.—¿Nos vas a contar o no? —le pregunta de Sabrina, una de mis colegas, me sacó de mis pensamientos y la miré con una sonrisa en el rostro.—Ya les conté todo, les juro que no pasó más nada —dije entre risas y ellas negaron riendo también.No me creían del todo, decían que al estar encerrada con semejante adonis en un ascensor por horas, no era probable que solo jugáramos Candy Crush en su teléfono y que yo durmiera como niña pequeña.—En caso de que así sea, ¿Cómo carajos no aprovechaste la oportunidad que se te presentó en el camino, hermana? —reí fuerte al escuchar a Kiara y ella junto a Sabrina imitaron mi acto al instante.Desde ese incidente no paraban de hablar del tema a pesar de que ya habían pasado varios días y sabía muy poco de Vlad.A pesar de que tenía su número, por que sí, me lo había dado minutos antes de abandonar el hospital, no había tenido el valor de escribirle.La última vez que lo había visto fue cuando se presentó al día siguiente a llevarme flores y chocolates, lo que había despertado la emoción en mis amigas.Y no lo negaré, también en mí.—¡Pero si era la primera vez que lo veía! ¿Cómo querías que aprovechara? —pregunté entre risas.—¿Y vas a preguntar? ¡Debías comertelo hasta en el pensamiento, mujer! —exclamó Kiara luego de darle un sorbo a su café y me partí de la risa al escucharla.—Bueno, lo único que tengo es su número de teléfono —dije luego de unos minutos en silencio y atrayendo sus miradas.—Ada, dime por favor que le has escrito a ese hombre —Sabrina me miró fijamente esperando una respuesta positiva de mi parte, pero para su mala suerte, negué.—No he tenido el valor de escribirle —le confesé y ambas negaron en desacuerdo.—Definitivamente Dios le da pan a quien no tiene dientes —Kiara recitó el tan conocido refrán y nuevamente reí al escucharla.No sabía exactamente por qué me costaba tanto escribirle, quizá era porque sentía miedo.¿De qué? No sé.Bueno, sí lo sabía, pero no quería pensar en ello.Lo que sí sabía era que desde ese día no lo había logrado sacar de mi mente, había algo en él que me había dejado flechada y con su rostro en mis pensamientos todos los días.—¿Y por qué no aprovechas para escribirle ahora? —sugirió Sabrina y la miré con los ojos bien abiertos.—¿Escribirle? No, no —negué rápidamente.Algo que no les había dicho era que él me enviaba mensajes todos los días, pero era yo quién los ignoraba por miedo a lo que pudiera ocurrir entre ambos.—Entiendo que sientas miedo de relacionarte con alguien más, amiga —comenzó a hablar Kiara mientras Sabrina asentía en respuesta —. Pero debes entender que no toda la vida puedes estar evadiendo las oportunidades que se te presentan en el camino, eres joven, bonita y él es un gran partidazo para tí.Me quedé en silencio meditando en sus palabras durante unos segundos, pero al sentir un movimiento raro en mis piernas, volteé rápidamente a ver qué era y casi me muero de un infarto al ver como Sabrina había tomado mi teléfono.Misma que se encontraba en mis piernas.Se levantó rápidamente del sofá y comenzó a teclear en el mismo, logrando que mi corazón comenzara a latir frenéticamente.Sabrina no medía las cosas que hacía.—¡Sabrina, no! —le grité desesperada y me levanté del sofá yendo hasta ella, mientras que Kiara únicamente se reía de lo ocurrido.No me dijo nada y en cambio se paró detrás de la mesa del comedor y la utilizó como escudo para que no pudiera llegar hasta ella y quitarle el teléfono de las manos.Lo que me hizo desesperarme más de la cuenta.Sabía que le estaba escribiendo a Vlad, lo sabía.—No te molestes, te estoy haciendo un favor —dijo e inmediatamente se llevó el teléfono a la oreja, lo que me dió a entender que estaba llamándolo.¡Bendita sea la hora en la que se me ocurrió registrarlo por su nombre!Intenté acercarme a ella y esta vez lo logré con éxito, pero ya no valía de nada, pues aparentemente Vlad había respondido la llamada.Ella río y me tendió el teléfono mostrándome la llamada en curso, lo que me hizo querer tirarme de un puente en ese momento.No, no, no.Tomé el teléfono y estuve tentada a cortar la llamada, pero al ver su cara de advertencia, lo que hice fue respirar hondo y llevarlo hasta mi oreja.Sería estupido colgar cuando ya había respondido la llamada.—H-hola —dije en medio de un susurro y escuché una risa al otro lado de la línea.¡Maldición!—Hola, Ada —respondió de vuelta y mi corazón comenzó a latir frenéticamente al escuchar mi nombre saliendo de sus labios.—¿Cómo estás? —pregunté lo primero que se me vino a la cabeza y quise abofetearme por eso.De seguro parecía una idiota, carajo.—Muy bien ahora que escucho tu voz —sonreí sin poder evitarlo y noté la mirada que me daban mis amigas al entender todo, así que nuevamente me senté en la mesa junto a ellas y me concentre en la llamada en curso —. ¿Tú cómo estás?—Muy bien, gracias —respondí de vuelta y noté como mis amigas sonreían emocionadas al escucharme hablar.—Me alegra saberlo —escuché unas voces de fondo y de repente silencio —. Justo iba a pasar por el hospital a verte hoy, estás de guardia, ¿No?Asentí, pero al recordar que no me podía ver, respondí rápidamente.—Sí, hoy tuve una guardia, pero ya acabé y estoy en casa —le expliqué rápidamente.—Me alegra saberlo, hoy iba a pasar por allá para invitarte a cenar, ¿Me aceptarías la salida?Me sonrojé al instante al oírlo y miré a mis amigas con emoción, mientras que ellas me preguntaban en medio de susurros qué carajos me estaba diciendo, pero yo estaba demasiado emocionada como para poner mis pensamientos en orden.¡Me estaba invitando a cenar, carajo!—Claro que sí, me encantaría ir a cenar contigo —respondí de vuelta y no pasó desapercibido para mí como Sabrina y Kiara comenzaban a dar pequeños brinquitos de emoción en sus sillas.Al parecer les emocionaba más que a mí.Mi corazón estaba latiendo frenéticamente a causa de todo aquello.Me sentía demasiado emocionada por eso, y a la vez algo nerviosa. Tenía mucho tiempo sin intentar nada con nadie, por lo que mis nervios no se hicieron esperar.—¿Te parece si paso por tí en unas horas? —su pregunta logró que la emoción que sentía en el pecho comenzará a crecer cada vez más.—Sí, me parece bien —respondí al instante con una sonrisa en el rostro.—Esperaré con ansias nuestro encuentro, Ada —dijo rápidamente y sonreí aún más al escucharlo.Corté la llamada y chillé de la emoción al asimilarlo todo.¡Por primera vez en mucho tiempo me daría la oportunidad de salir con alguien!—¿Qué te dijo? —la pregunta de Kiara no se hizo esperar y sonreí emocionada.—Me invitó a cenar —respondí al instante logrando que comenzarán a chillar de la emoción y solo hasta ese momento me di cuenta lo mucho que se alegraban por mí.—Y por lo que veo estás muy emocionada por ello —comentó Sabrina y asentí al escucharla.Sentía emoción y miedo a la vez, pero aún así quería darme la oportunidad de intentarlo. Vlad era un hombre muy guapo, algo que cualquier mujer en su sano juicio notaría a kilómetros.Asentí en respuesta y comenzamos a hablar de ello, hasta que una notificación en mi teléfono me hizo desviar mi mirada hasta el mismo solo para ver el mensaje de Vlad que me había llegado.«A las 8:00 PM estaré en la puerta de tu casa, ponte más hermosa de lo que ya eres y nos vemos en un rato»Sonreí al leer el mensaje y al instante se lo mostré a mis amigas, quienes comenzaron a chillar emocionadas.Rápidamente decidimos ponernos manos a la obra para así poder terminar a tiempo. Tenía pocas horas para arreglarme y quedar lista a tiempo.Y así fue, luego de varias horas, finalmente me encontraba lista y emocionada por la salida con Vlad, quién minutos antes me había llamado para informarme que ya venía en camino.Razón por la que me encontraba muy nerviosa, pero aún así me relajé lo más que pude y me miré en el espejo de la habitación por enesima vez en lo que iba de noche. Decidí colocarme un vestido negro con un escote pequeño en la espalda, de mangas largas y que me llegaba hasta la mitad de los muslos.Los accesorios no se hicieron esperar, al igual que los tacones a juego con todo mi atuendo.El timbre de la casa sonó anunciado la llegada de Vlad y compartí miradas con mis amigas, quienes sonreían emocionadas al verme.—Respira hondo y sonríe mucho, estoy segura de que lo lograrás enamorarlo más si sigues mi consejo —me animó y le sonreí en respuesta.Ellas se quedarían en casa esa noche, pues se suponía que yo no saldría a ningún lado y todas nos quedaríamos viendo películas, pero los planes cambiaron.Me despedí de ambas y sonreí antes de abrir la puerta y quedar sin aliento al ver a Vlad frente a mí.¡Dios mío!Estaba parado allí, con una sonrisa en el rostro y vestido de una manera muy elegante. Lo que me hizo felicitarme mentalmente por haber elegido el atuendo indicado.—Buenas noches, estás muy hermosa, Ada —dijo una vez cerré la puerta detrás de mí y lo saludé con una sonrisa.Sin poder evitarlo, me ruboricé al oírlo y bajé la mirada solo un poco. No podía negar que sus palabras estaban logrando tener un efecto positivo en mí, algo que no había logrado nadie en mucho tiempo.Aún así, traté de controlarme y no parecer una adolescente hormonal. Ya era una mujer y debía comportarme como tal.—Muchas gracias, tú estás guapísimo —le respondí de vuelta y él me sonrió en respuesta.Inhalé el exqusito aroma de su perfume y me deleité con el mismo durante esos pocos segundos.¡Dios mío, olía divino!Salí de mis pensamientos cuando me tendió su mano y, reuniendo fuerzas para no rechazarlo y no sentirme incomoda por ello, le sonreí y la acepté gustosa. El miedo al contacto fisíco seguía presente, pero como cosa rara con él no era tan intenso como con las demás personas.En silencio llegamos hasta el estacionamiento del edificio y subí a su lujoso auto al instante. Él, como el caballero que es, me abrió la puerta del mismo y me ayudó a abrocharme el cinturón de seguridad, un gesto que definitivamente logró que mi corazón comenzara a latir freneticamente.¿Qué me estaba haciendo ese hombre?•Ada Sloan•Le sonreí con amabilidad al mesero que nos estaba atendiendo aquella noche y Vlad comenzó a ordenar por mí, pues estabamos en un restaurante italiano y la verdad era que no sabía qué pedir en el menú. —¿Quieres un poco de vino tinto? —su pregunta me sacó de mis pensamientos y solo hasta ese momento me di cuenta de que el mesero ya se había ido y habíamos quedado solos nuevamente. Asentí en respuesta y él inmediatamente sirvió un poco del líquido en mi copa, misma que me llevé a la boca al instante. Gemí bajito al sentir el exquisito sabor del vino en mi palader y no pasó desapercibido para mí como me miró justo en ese instante. Lo hacía como si quisiera denudarme con la mirada, algo que no llegó a incomodarme del todo, pero sí lograr que mi corazón comenzara a latir frenticamente a causa de los nervios.—¿Y qué tal te fue hoy en tu guardia? —preguntó nuevamente haciendome volver a la realidad y le sonreí antes de contestar. —Muy bien, afortunadamente no hubieron tantas
•Vlad Vólkov•Apreté a Ada contra mi pecho mientras veía con odio al tipo que tenía frente a mí y lo apuntaba con mi arma. Era amigo del dueño del restaurante en el que nos encontrábamos, por lo que me importaba muy poco dar un espectáculo en el sitio. Ese imbécil pagaría por haberla tocado de esa manera. No sabía quién carajos era, pero ya lo averiguaría y lo haría pagar por el dolor que le causó a ella, quién lloraba desconsoladamente en mi pecho y me pedía que no hiciera nada. —¿Ahora sí tienes miedo, imbécil? —me dirigí a él con voz dura al notar como había miedo en su mirada y como alzaba los brazos a cada lado de su cabeza dando a entender que se estaba rindiendo. Pero ya era demasiado tarde para arrepentimientos. Le había advertido que debía soltar a Ada si no quería que las cosas terminaran mal, pero al parecer pensó que mis amenazas eran en vano. —Puedes tener problemas con la policía si llegas a hacerme algo, estamos en un lugar público y tienes un arma de fuego —dijo
•Ada Sloan• Di varias vueltas en la cama y maldije en voz baja al no poder conciliar el sueño. Tenía varias horas en lo mismo y nada que lograba dormir. Un poco frustrada, me levanté de la cama y caminé directamente hasta la cocina, me prepararía un poco de leche caliente a ver si con eso se me quitaba el insomnio. Habían pasado varias semanas desde el incidente que habia ocurrido en el restaurante al que fui con Vlad. Semanas en las que el miedo volvió nuevamente y me hizo sentirme más insegura de lo normal. Temía que Andrei pudiera dar con mi ubicación, sabía que era capaz de hacer todo por saltarse los protocolos del edificio y entrar como Pedro por su casa solo para hacerme daño. No sabía por qué, pero desde que me había conocido se había empeñado en hacerme daño. Había comenzado con pequeñas bromas de mal gusto, luego sus juegos pesados donde pegaba chicles en mi cabello y por último, decidió colarse en mi habitación de noche para tocarme sin mi consentimiento. Razón por l
•Ada Sloan•Le di la vuelta a la pequeña tortilla de omelette que tenía en el sartén y sonreí con emoción al ver lo linda que me había quedado. Y, aunque parecía algo ridículo e infantil, me emocionaba porque era la primera vez que no se me rompia en el sartén y quedaba como huevo revuelto. Esperé durante unos segundos más y cuando sentí que ya había sido suficiente, apagué la estufa y comencé a servir todo en los platos. Vlad se había quedado a dormir en casa, había sido un poco raro para mí el dormir con alguien en la misma cama, pues no estaba acostumbrada y menos desde lo que había pasado con Andrei, pero debo admitir que su cuerpo se había convertido en mi almohada toda la noche. No había sido nada fácil para mí el confesarle toda la verdad con respecto a mis traumas y demás, pero cuando lo vi tan furioso y a punto de explotar, decidí no tentar mi suerte y hablar de una vez por todas. Tenía miedo de lo que pudiera hacer, ya sabía que él era un mafioso y, aunque no sentía temor
Vlad VólkovSolté el cuchillo que tenía entre mis manos y sonreí con malicia al ver el cuerpo inerte de mi víctima frente a mí completamente bañado en sangre. Le dediqué una rápida mirada a mi hombre de confianza y con una seña le pedí que terminara de acercarse hasta donde me encontraba, y así lo hizo. —Elimina todo rastro de lo que pasó aquí, quema el cuerpo y asegúrate de hacer parecer la desaparición de ese imbécil como una fuga de su parte, ¿Entendido? —Asintió al escucharme y satisfecho con su respuesta, comencé a caminar hasta la salida de aquel galpón en el que me encontraba. Estaba muy feliz ese día, pues afortunadamente esa víctima en particular antes de morir me había develado información que necesitaba para poder llevar uno de mis planes a cabo, razón por la que su muerte no fue tan dolorosa como lo tenía planeado. Me quité la camisa y comencé a limpiar mis manos cubiertas de sangre una vez estuve frente a mi coche y mi guardaespaldas abrió la puerta trasera para mí. Su
Ada SloanAl escuchar la voz de Sergei, me alejé rápidamente de Vlad y le di la espalda para ver la silueta de mi hermano aparecer en nuestro campo de visión. Había llegado desde la mañana y había pasado parte del día conmigo, algo que me había sorprendido un poco porque cada vez que venía avisaba, pero hoy había sido la excepción. No contaba con la visita de Vlad, lo que me hacía sentir un poco nerviosa al tener que presentarlos, sabiendo lo celoso que era mi hermano conmigo, pero supongo que ya era una mujer y debía aprender a afrontar las situaciones como tal. Con una sonrisa y los nervios de punta, volteé a ver a Vlad, me paré a su lado y le tomé la mano para poder presentarlos. Aún no sabía que éramos realmente, por lo que no podía presentar como mi novio, pero sí sabía que amigos del todo no éramos y eso solo lograba emocionarme.—Sergei, él es Vlad —lo señalé con una sonrisa en el rostro —. Vlad, él es mi hermano mayor; Sergei. Un silencio sepulcral inundó la habitación, ha
Ada SloanLe di un sorbo a mi café mientras leía las historias médicas que tenía en mis manos e intenté concentrarme en otra cosa que no fuera Vlad. Desde el incidente que había ocurrido en el departamento con él y Sergei, no lo había vuelto a ver. Él por supuesto me había buscado en reiteradas oportunidades y me había mandado ramos de flores que, por supuesto, había tirado a la basura. Aún seguía sin poder creer que se hubiera prestado para la idiotez que había cometido su hermano con Dasha. Seguía sin poder creer que por su culpa la habían secuestrado y torturado no sé por cuánto tiempo, lo que me hacía comprender que eran más peligrosos de lo que yo creía. Aunque claro, al saber a lo que se dedicaban era más que obvio, solo que yo me hacía la vista gorda por la atracción que sentía por él. Solté las hojas con fastidio al no entender absolutamente nada de lo que estaba leyendo y de un solo sorbo me tomé el café que quedaba en mi taza. Necesitaba concentrarme porque estaba trabaj
•Vlad Vólkov•3 meses antes...Apreté la pistola entre mis manos esperando el momento indicado para poder usarla, pues me encontraba en el auto con mi hermano menor siguiendole los pasos al tipo que estaba metiendo sus narices donde nadie lo llamaba. Me emocionaba un poco ser parte de todo ello, pues disfrutaba con todo mi corazón poder torturar hasta quitarle la vida a los hijos de perra que se metían en mi camino o el de mi hermano, quién lo era todo para mí. Quién tocaba a uno, lo hacía con el otro y debía pagarlo con creces. Y, esta vez, no sería la excepción.Al parecer, el tipo había ido a la delegación a denunciarlo, todo por celos con su amiga, quien resultó ser mi cuñada y mujer de mi hermano, por lo que no nos quedó más remedio que tomar cartas en el asunto.Afortunadamente tenemos gente infiltrada en la comisaría, por lo que la noticia nos llegó antes de que se desatara el caos. Eramos unos de los líderes más poderosos de la mafia Rusa, por lo que no nos podíamos permit